Dickens / Payás | Pasiones públicas, emociones privadas | E-Book | sack.de
E-Book

E-Book, Spanisch, 420 Seiten

Dickens / Payás Pasiones públicas, emociones privadas

Escritos periodísticos
1. Auflage 2024
ISBN: 978-84-127403-8-7
Verlag: Gatopardo ediciones
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark

Escritos periodísticos

E-Book, Spanisch, 420 Seiten

ISBN: 978-84-127403-8-7
Verlag: Gatopardo ediciones
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark



Una edición sin precedentes de los textos periodísticos del gran novelista inglés, con varios inéditos en español. Charles Dickens fue periodista antes que novelista, y su éxito como escritor de ficción nunca lo apartó de una labor que adoraba. Desde que, siendo adolescente, se iniciara como reportero parlamentario, publicó más de cuatrocientos artículos en prensa, fundó y editó dos semanarios y cultivó los géneros más diversos: la sátira y la farsa, el melodrama y la estampa costumbrista, la opinión y el ensayo breve. Con varios artículos inéditos en castellano, esta cuidada selección, traducida y comentada por Dolores Payás, pretende acercar al lector contemporáneo el colosal legado periodístico de Dickens, poco conocido en el ámbito hispanohablante. En estas páginas conviven, en perfecta armonía, el poeta y el humorista, el escritor insomne y el cronista belicoso, el paseante empedernido y el amante de los cementerios solitarios. Lejos de ser una mera crónica de la Inglaterra victoriana, estos textos nos hablan de cuestiones, públicas y privadas, que resuenan con un inquietante eco de actualidad: puritanismo trasnochado, charlatanería política y populismo, leyes chapuceras, intromisión del Estado en la vida privada, pobreza y exclusión social; temor a la soledad, a la enfermedad y a la muerte. El resultado es un conjunto fascinante y vivaz, lírico y reflexivo, lleno de emoción y de una comicidad descacharrante. Dickens en estado puro. Una lectura imprescindible. La crítica ha dicho...  «Si ello fuera posible, yo propondría dedicar los cincuenta minutos de cada una de mis clases a una meditación absorta y silenciosa, consagrada a la pura admiración de Dickens.»  Vladimir Nabokov  «Como si se anticipara a la cultura actual, aunque criticara la cultura de aquel momento, Dickens no dejaba de sospechar que la búsqueda de la corrección política sólo podía ofrecer obras forzadas, carentes de chispas y autenticidad.» Diego Gándara, La Razón 

(1812-1870) fue el escritor inglés más popular del siglo xix. A los doce años, tras el encarcelamiento de su padre por deudas, se puso a trabajar en una fábrica de betún. También aprendió taquigrafía, trabajó como ayudante en el bufete de un abogado y fue corresponsal parlamentario. Sus artículos, recogidos en Escenas de la vida de Londres por «Boz» (1836-1837), y su primera novela, Los papeles póstumos del club Pickwick (1837), le granjearon un éxito inmenso. De su vasta obra narrativa cabe destacar Oliver Twist (1837), David Copperfield (1849), Casa Desolada (1852-1853) y Grandes esperanzas (1860).
Dickens / Payás Pasiones públicas, emociones privadas jetzt bestellen!

Weitere Infos & Material


Prólogo

Charles Dickens (1812-1870) no requiere presentación en el mundo de habla hispana. Exceptuando a Shakespeare, no hay autor más conocido que él en lengua inglesa. Sin embargo, pocos lectores hispanohablantes —e ingleses, si nos atenemos a la verdad— saben que este gran creador de ficciones fue periodista antes que novelista, y que permaneció sólidamente vinculado a la prensa durante toda su vida. La suya fue una existencia demasiado corta, pero esta brevedad quedó compensada con creces por la exuberancia creativa y una actividad frenética en todos los frentes. La hipérbole acompaña a Dickens como una sombra fiel. Y si su obra de ficción es enorme, la periodística no le va a la zaga. De hecho, es colosal. Abarca la totalidad de su carrera como escritor, alimenta sus ficciones, se solapa con ellas. En ocasiones, la dinámica es similar a la de los vasos comunicantes; otras veces, las fronteras entre los dos quehaceres se vuelven borrosas, para obsequiarnos pequeños monstruos literario-periodísticos, magníficas hibridaciones.

Sus inicios en la profesión fueron precoces. A la tierna edad de diecisiete años era reportero en el Doctor’s Commons (tribunales civiles). A los veinte, documentaba las sesiones parlamentarias de Westminster para el Mirror of Parliament y el True Sun. A los veintidós seguía en el Parlamento, ahora como cronista del Morning Chronicle. En paralelo a su labor remunerada empezó a escribir textos personales, escenas de la vida londinense sketches que firmaba con el seudónimo Boz. En 1833, el Monthly Magazine presentó la primera de estas escenas al público y la acogida fue sensacional. Siguieron muchas más. El reportero Boz ganó fama y prestigio y enseguida se convirtió en parte integrante del paisaje londinense. Sus sketches alcanzaron tal popularidad que en 1835 se publicó un volumen con una recopilación de algunos de ellos (Sketches by Boz),1 a la que no tardó en seguir un segundo volumen con nuevos textos. Para entonces Dickens se encontraba inmerso en la que sería su primera obra de ficción: The Pickwick Papers.

Como detalle curioso —sirve para ejemplificar los vasos comunicantes antes mencionados—, Pickwick no surgió como una ficción espontánea, sino que deriva de un encargo hecho a Boz. Sucedió que ciertos editores le pidieron que escribiera algunos relatos breves para enriquecer y unificar una serie de ilustraciones hechas por un artista que entonces estaba en boga. Boz aceptó y a partir de ahí el asunto se desbocó —el desbocamiento es otra constante en Dickens—, de tal modo que el encargo acabó con el artista en boga ilustrando las narraciones de Dickens y no a la inversa. Los relatos cortos habían emprendido su propio vuelo, tragándose el proyecto original para alumbrar una obra distinta, independiente, y tan afortunada desviación desembocó en los aclamadísimos Pickwick Papers. El libro se publicó en 1836. Dickens tenía solo veinticuatro años, pero ya era un personaje público. No tardaría en llegar Oliver Twist. Y el resto es historia.

Volviendo a la prensa. En 1836, el autor cambió su labor como reportero en el Morning Chronicle por la de director editorial del Bentley’s Miscellany, semanario de nueva creación en el que continuó escribiendo sus artículos durante tres años y donde también publicó las veinticuatro entregas que componen Oliver Twist. Otro éxito sensacional.

En 1839, afianzada ya su reputación como novelista y reportero, Dickens da un paso más. Deja el Bentley’s Miscellany para fundar su primer magacín semanal, al que bautiza como Master Humphrey’s Clock, y del que es demiurgo y monarca absoluto. De aquí en adelante, la aventura periodística deviene ya imparable. Es un lujo que se podrá permitir, alentado y sustentado por las grandes ventas de sus novelas, la independencia financiera y una popularidad entonces inaudita en un escritor —no resulta exagerado afirmar que Dickens es el primer novelista con atributos contemporáneos: mundialmente famoso, generador de un marketing específico, escritor de best sellers, militante activo en favor de los royalties, promotor de la primera asociación de escritores, filántropo…, en definitiva, un genuino influencer.

El amor de Dickens por la profesión periodística perduró hasta el final de sus días. Hizo de todo: fue articulista, reportero a pie de calle, editor y empresario. Sobre esto último, cabe destacar su participación en dos semanarios: Household Words (1850-1859), del que fue editor y propietario del cincuenta por ciento; y All the Year Round (1859-1895), del que fue copropietario mayoritario y director editorial hasta su muerte. A todo lo anterior hay que sumar una serie de relatos y textos cortos escritos entre 1860 y 1861, recopilados bajo el título The Uncommercial Traveller.

Hablamos, pues, de un volumen ingente de artículos, reportajes y relatos breves. Textos que abordan infinidad de materias: administraciones incompetentes, leyes, política, laberintos burocráticos, pobreza, exclusión social, salud pública, insularidad, temas culturales, asuntos humanos. Los tonos y géneros son también diversos; hay sátira y hay farsa, pequeños melodramas, estampas costumbristas, artículos de opinión, ensayos breves. Las voces literarias que nutren el corpus periodístico de Dickens conforman un coro fabuloso repleto de registros, algunas veces estentóreos y robustos, y otras, líricos y refinados; algunas veces sentimentales, moralistas, y otras, humorísticos, airados y acusadores. El resultado final es de una riqueza sin parangón; fascinante y vivaz, lleno de emoción y de una comicidad descacharrante.

*

Quizá algunos lectores se pregunten si tiene sentido exhumar la obra periodística de Dickens ahora, en el primer cuarto del siglo xxi. Lo tiene. Mucho, y no por razones arqueológicas.

 Los actuales medios de comunicación, sumados a la intimidante capacidad multiplicadora de las nuevas tecnologías, gozan de un poderío inmenso. Hacen y deshacen a su antojo. Crean reputaciones en un minuto para destruirlas al siguiente. Lanzan noticias, reales o inventadas, y generan modas e ideologías. Reinventan la historia, deciden qué hechos se omiten, qué hechos adquieren relevancia. Por todo ello, la responsabilidad que recae sobre los hombros de la profesión periodística es hoy en día enorme. Sobrellevar una carga tan pesada con cierta gracia requiere mucha dedicación, criterios e ideas alejados de la ortodoxia, capacidad de penetración, inteligencia, humor y astucia. Así las cosas, el momento parece óptimo para redescubrir una obra adornada con todas estas virtudes.

Dejando a un lado el cuadro general descrito, existen otros argumentos concretos en favor de esta resurrección dickensiana. A buen seguro el lector irá adivinándolos conforme avance en la lectura del libro; yo me limitaré a ponerlo sobre la pista de tres, tan válidos para un periodista como para cualquier amante de la literatura y las ideas.

Uno. Los textos periodísticos de Dickens jamás se despegan de la dimensión humana; la energía que los impulsa está enraizada en la tierra y en la vida real, cotidiana. Estas premisas se traducen en observaciones presididas por un sentido común aplastante y por un sentido del humor contundente. Pedagogía en el sentido más auténtico y elevado de la palabra, algo de lo que estamos bastante necesitados en nuestros tiempos.

Dos. El periodismo de Dickens es estilísticamente ejemplar y debería servir como fuente de inspiración. Un texto periodístico de alta calidad literaria enriquece tanto como la lectura de un libro, con la ventaja de que a los nuevos lectores el formato corto les resulta más digerible. Por oposición, un texto escrito con pobreza no solo no educa, sino que deseduca, pues normaliza y legitima unos estándares de escritura cada vez más esqueléticos y defectuosos, a menudo plagados de faltas de ortografía y sintaxis.

Tres, y definitivo. La escritura de Dickens palpita de vida. Está confeccionada con materia orgánica: carne, sangre, fluidos, pulsos muy profundos. Dickens es un escritor entregado, temerario y salvajemente honesto. Engarfia la realidad sin guantes protectores para luego verterla sobre el papel con brutalidad, o ternura, o violencia, o comicidad. Es la vida cruda, sí, procesada por el genio creador. Y el efecto que produce la estilización de este descortezamiento es explosivo. El lector queda desarmado, sobrecogido por el poder que transmite su voz. A veces el asombro le puede y trata de descubrir dónde reside el truco —¡tiene que haberlo!—. ¿Qué mortal es capaz de desencadenar todas las bondades y furias del universo con solo un puñado de frases?

Charles Dickens.

Frente a la asepsia de los mundos digitalizados, secreciones, pestilencia y carne. Frente a los disparates y excesos de la corrección política, sátira y ridiculización. Frente a los limbos sonrosados y gaseosos, poesía que apuñala, lírica inyectada en vena. Humanidad y vida en estado sólido. Magnificencia, miseria, belleza y carroña.

Estamos muy lejos del metaverso y sus cursiladas.

*

Los treinta textos que...



Ihre Fragen, Wünsche oder Anmerkungen
Vorname*
Nachname*
Ihre E-Mail-Adresse*
Kundennr.
Ihre Nachricht*
Lediglich mit * gekennzeichnete Felder sind Pflichtfelder.
Wenn Sie die im Kontaktformular eingegebenen Daten durch Klick auf den nachfolgenden Button übersenden, erklären Sie sich damit einverstanden, dass wir Ihr Angaben für die Beantwortung Ihrer Anfrage verwenden. Selbstverständlich werden Ihre Daten vertraulich behandelt und nicht an Dritte weitergegeben. Sie können der Verwendung Ihrer Daten jederzeit widersprechen. Das Datenhandling bei Sack Fachmedien erklären wir Ihnen in unserer Datenschutzerklärung.