Velasco Laguna | Breve historia de los vikingos (versión extendida) | E-Book | sack.de
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E-Book, Spanisch, 400 Seiten

Reihe: Breve Historia

Velasco Laguna Breve historia de los vikingos (versión extendida)


1. Auflage 2012
ISBN: 978-84-9967-347-9
Verlag: Nowtilus
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark

E-Book, Spanisch, 400 Seiten

Reihe: Breve Historia

ISBN: 978-84-9967-347-9
Verlag: Nowtilus
Format: EPUB
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'Así que si tienen ganas de conocer de manera amena una cultura en la que la valentía era piedra básica de una forma de vida no duden en buscar Breve Historia de los Vikingos y conocer de la mano de Manuel Velasco la gesta de un pueblo inmortal que incluso hoy ya se ha convertido en referente de la cultura actual.'(Blog Historia con minúsculas)'En pocas páginas se puede tener una visión muy completa y global del tema elegido, y que puede servir de guía para seguir en el futuro con estudios más profundos si el tema en cuestión resultó tan interesante como se creía. Así pues, vemos que este pueblo conocido sobre todo por sus incursiones y ataques a las costas y monasterios de toda Europa, tenía una cultura muy rica y variada.'(Blog Licerrock) La detallada historia de un pueblo, célebre por su arrojo, que nos descubre además su talento como navegantes e ingenieros navales o su valiosa artesanía. Era necesaria una historia sobre los vikingos, una cultura presente en el imaginario popular actual, que se sobrepusiera a los mitos que se han establecido como verdad absoluta, de pueblo beligerante y aguerrido exclusivamente y nos llevara a conocer un poco más: Breve Historia de los Vikingos es esa obra. El libro no sólo se cierra en los aspectos puramente técnicos y cronológicos de los vikingos, sino que también se adentra en la vida cotidiana de los artesanos, campesinos o comerciantes nórdicos y nos detalla su mitología y sus prácticas religiosas para tener así una visión completa de esta influyente cultura que surgió de las zonas más frías de la actual Europa. Entre el S. IX y el S. XI, irrumpen los vikingos en la escena europea, esta será su época de esplendor pero finalmente cederán ante el imparable empuje del catolicismo romano.

Manuel Velasco Laguna , escritor y fotógrafo nacido en un lugar de La Mancha, es uno de los mayores divulgadores de la historia y cultura vikinga en idioma español, tanto por los numerosos artículos publicados en una treintena de publicaciones españolas y extranjeras como por su blog Territorio Vikingo, con más de diez años de existencia o por sus libros previos, siete de ellos de temática vikinga. En esta misma colección ha publicado Breve historia de los celtas.
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1

Siglo VIII


Hagamos un viaje en el tiempo…

Supongamos que estamos en Dinamarca, a finales del siglo VIII, concretamente en Jutlandia, la península alargada, plana y pantanosa que apunta hacia el norte.

Ya que podemos elegir, hagamos que esté a punto de celebrarse el Jól Blót, la fiesta del solsticio de invierno que marcaba la entrada al nuevo año. Así que cubramos la tierra de nieve y oscurezcamos el cielo. Los campos están desiertos y no sólo por el intenso frío sino porque este día los vikingos están a punto de celebrar una de sus fiestas más queridas.

Busquemos un camino y hagamos que varias personas, bien abrigadas con gruesas capas de lana, cabalguen por él con sus pequeños caballos nórdicos, exhalando todos nubecillas de vaho. Si alguien ha imaginado que llevan cascos con cuernos, que cambie de idea. Esa es una de las cosas falsas que nos ha transmitido la historia sobre los pueblos nórdicos. Sabemos a ciencia cierta que no llevaban cuernos porque se han encontrado miles de tumbas en las que al difunto se le enterraba con todo su «equipo de guerra» y en ninguna de ellas había un solo casco con cuernos. Tampoco todos son muy altos, en términos actuales, a tenor del tamaño de las tumbas. Por otro lado, si alguien se ha imaginado a estos jinetes rubios y de ojos azules, puede cambiarle el color a algunos de ellos, pues de todo había.

Los vikingos procedían básicamente de las regiones costeras (mares, ríos, fiordos, lagos) de lo que actualmente llamamos Escandinavia, siendo una mezcla de protoescandinavos presentes desde la Edad del Bronce, más algunas ramas germánicas, desarrollando una cultura diferenciada a lo largo de los siglos. Fragmento de la Carta Marina de Olao Magno (1539).

No todo acaba ahí: si ellos supieran que nosotros los consideramos vikingos, seguramente se echarían a reír. Estos son daneses y mantienen contactos a través de los estrechos brazos de mar con los noruegos y con los suecos; teniendo en cuenta que todos estos lugares están formados por un número considerable de pequeños reinos, que aún tardarán en estar unificados, seguramente afinarían bastante con los gentilicios, llegando a conocerse por nombres de tribus o clanes.

Entonces, ¿por qué los llamamos vikingos? Este pueblo nórdico ha pasado a la historia sobre todo por las crónicas que escribieron los monjes que sobrevivieron a los asaltos llevados a cabo en Inglaterra, Irlanda o Francia. Aquellos que se dedicaban al pillaje, el robo y el incendio sí eran vikingos. Podían proceder de cualquiera de las tierras nórdicas, pero la denominación de vikingo era sólo para los que participaban en una de aquellas expediciones. El resto del tiempo vivían en granjas como la que vamos a visitar.

Allí, básicamente, cuidaban de sus cultivos y de su ganado, aunque también había artesanos de todo tipo que fabricaban herramientas, muebles, armas, utensilios, adornos, barcos… Todo esto lo harán tanto para uso propio como para intercambiar por los mercados donde solían ir a comerciar. Porque este pueblo, al que la historia durante siglos ha tildado de bárbaro, fue el que abrió y mantuvo una de las rutas comerciales más grandes de su tiempo, que llegaba desde Groenlandia hasta Constantinopla, fundando de paso ciudades y estados, consiguiendo algo similar a lo que en la antigüedad hiciesen fenicios, griegos y romanos en el Mediterráneo.

Aunque los antiguos nórdicos tuvieran un idioma común y similares costumbres, es poco probable que utilizasen una denominación que les designase a todos ellos. No, desde luego, vikingos.

Pero sigamos a la comitiva de jinetes hacia su destino: la granja de Thorsteinn, jarl o jefe territorial de esa región, que será su anfitrión en este Jól Blót. Pero ese no es el único motivo de esta visita. Uno de los jinetes es un joven llamado Ragnar, hijo del rey Sigurd Ring, que dará mucho que hablar en el futuro. Aunque es valiente y está soportando bien el largo viaje bajo la inclemencia del tiempo, en su rostro se aprecia cierta preocupación. Su vida va a dar un cambio importante. Como es costumbre entre muchas familias de vikingos, sobre todo los que gozan de cierta prosperidad y mantienen lazos de amistad con otros como ellos, los niños se van a pasar una larga temporada, a veces varios años seguidos, a otra granja, donde una familia amiga se encargará de completar su educación. Además de posibles envidias familiares, unos padres tienden a ser demasiado tolerantes y otros demasiado exigentes, ambas cosas pueden llegar a ser igual de malas cuando un joven se tiene que preparar para un tipo de vida en el que continuamente tendrá que poner a prueba sus aptitudes para la supervivencia.

En la granja de Thorsteinn no verá ninguna condescendencia por ser hijo de quien es, ya que justamente por eso tendrá que estar preparado para solucionar todo tipo de problemas y demostrar en todo momento que posee eso que los nórdicos llaman hamindja, la protección de los dioses, que nosotros podríamos llamar buena suerte, y para eso es preciso tener una gran dosis de valor, coraje y audacia. Los dioses vikingos no protegen a los débiles y de la forma en que cada uno reaccione ante los problemas que surjan en su vida dependerá su buena fama, que es lo más importante tanto en el presente como en el futuro. Como dice el Hávamál, una especie de «libro de la sabiduría» atribuido al dios Odín: «Tú morirás igualmente, pero hay algo que siempre perdurará: la reputación del difunto».

Cuando llegue el momento, Ragnar no defraudará a nadie. Ahora tiene doce años, pero tan sólo le faltan dos para que su padre le entregue su mejor barco, lo ponga al mando de sus mejores hombres y, a la manera de un violento rito iniciático, comience a hacerse un lugar en el mundo como vikingo.

VIKINGOS GRANJEROS


Llegan a la granja y reciben la bienvenida de Thorsteinn, que ya tiene cierta edad, pero es alto, de torso robusto y con su melena aún rubia y la barba trenzada viene a ser el prototipo de vikingo que nos ha legado, no siempre adecuadamente, la historia. Es un personaje importante. Su fama es bien conocida entre los daneses, sobre todo desde que participase junto a unos amigos noruegos en el asalto a la isla inglesa de Lindisfarne, tras el cual toda la cristiandad supo de la existencia de aquellos fieros demonios.

Lo de Lindisfarne no fue su primera participación como vikingo, ya que había dejado su huella en algunas poblaciones costeras del mar Báltico y de Frisia (ahora, Países Bajos). Algunas de ellas las hizo con su rey, Sigurd Ring, al que llegó a salvar la vida y con el que hizo un «hermanamiento de sangre». Así consiguió la mayor parte de su riqueza y, tan importante o más que eso, buena fama entre los suyos.

Ya tiene casi cincuenta años, lo que le convierte prácticamente en un anciano, pues pocos son los vikingos que llegan a sobrepasar la cuarentena. Aun así, mantiene su fuerza y su mirada altiva y brillante. Aunque ya ha abandonado el espíritu aventurero que le llevó a combatir guerras junto a su rey o asaltos vikingos a lo largo de cuatro mares, aún sueña con morir con la espada en la mano.

Todo llegará. Pero el hecho de haber alcanzado esa edad y en ese estado de salud es ya en sí toda una proeza, fruto de su fuerza y su inteligencia; también de haber tomado decisiones acertadas en los momentos más comprometidos y de haber sido tan generoso con sus amigos como despiadado con sus enemigos. Pero ningún vikingo aspira a morir de vejez, arrastrando achaques o enfermedades. A quien acaba así se le llama «muerto sobre la paja», como si fuera una vaca en el establo. No es una metáfora muy amable, ya que da a entender que quien así termina es de una categoría inferior, contradiciendo las ideas de otras latitudes según las cuales la muerte iguala a todos. En esa época, cualquier buen vikingo aspira a morir combatiendo con un enemigo digno y llegar al Valhalla y allí esperar la llegada del Ragnarök, el fin de los tiempos.

Hubo muchos tipos de casas en la era vikinga, dependiendo de la altitud y la disponibilidad de madera. La casa de Thorsteinn podría ser como esta réplica: rectangular, con cimientos de piedra, paredes de tablones y techo de tablillas de madera. Otras podían ser de adobe, piedra o cañizo entrelazado y con techo de paja. Casa reconstruida en Fyrkat, Dinamarca.

El joven Ragnar echa un vistazo y comprueba que la prosperidad y la buena fama de que goza el que hará las funciones de padrino es tal como le habían dicho. Cuenta una docena de edificios, dos más que en su propia granja, y todo está bien cuidado, señal de que hay mucha gente para trabajar y, sobre todo, que están bien supervisados por el jefe y su esposa. Ya tendrá tiempo de conocer cada una de las estancias, pero de momento Thorsteinn lo invita al edificio principal: la skali (casa larga). Hubo muchos tipos de casas en los tiempos vikingos, pero esta tendrá la estructura más común en las regiones donde abundaban los árboles (más tarde, en Islandia y Groenlandia, al no haber bosques, las casas se harán con piedra y turba). El edificio es amplio, con el techo muy alto en forma de quilla de barco invertida; allí habitan cuarenta personas: Thorsteinn, sus tres esposas y sus diez hijos, y otras familias con las que guardan vínculos de parentesco.

También hay cinco esclavos (thralls), capturados como botín de guerra, que realizan las tareas más pesadas de la granja....



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