E-Book, Spanisch, 124 Seiten
Reihe: Horizontes Universidad
Salvà Mut / Quintana Murci La educación para la igualdad de género
1. Auflage 2023
ISBN: 978-84-19506-54-2
Verlag: Ediciones Octaedro
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Una propuesta formativa para educadoras y educadores sociales
E-Book, Spanisch, 124 Seiten
Reihe: Horizontes Universidad
ISBN: 978-84-19506-54-2
Verlag: Ediciones Octaedro
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Francesca Salvà Mut es doctora en Ciencias de la Educación y catedrática de universidad en el Departamento de Pedagogía Aplicada y Psicología de la Educación de la Universitat de les Illes Balears, UIB. Es profesora de la asignatura Educación para la igualdad de género en los estudios de Educación Social de la UIB y codirectora del Curso de Especialista Universitario en Coeducación que se imparte en esta universidad con la financiación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género y el Institut Balear de la Dona. También forma parte del grupo de investigación Educación y Ciudadanía (GEIC) de la UIB. Elena Quintana Murci es doctora europea en Educación y profesora contratada en el Departamento de Pedagogía Aplicada y Psicología de la Educación de la UIB. Es profesora de la asignatura Educación para la igualdad de género en los estudios de Educación Social de la UIB y codirectora del Curso de Especialista Universitario en Coeducación que se imparte en esta universidad con la financiación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género y el Institut Balear de la Dona. También forma parte del grupo de investigación Educación y Ciudadanía (GEIC) de la UIB.
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La educación para la igualdad de género: aspectos teoricoconceptuales
FRANCESCA SALVÀ MUT
Como ya se ha señalado, en este capítulo se desarrollan los aspectos teoricoconceptuales de la educación para la igualdad de género. El contenido se ha estructurado en cinco apartados. En el primero se delimita el ámbito de conocimiento y se analizan las relaciones entre feminismo y educación; en el segundo apartado se trata el concepto y las teorías del género; el tercero versa sobre la socialización diferencial de género en las sociedades formalmente igualitarias; el cuarto apartado trata de la diversidad afectivo sexual, y el quinto, de la pedagogía feminista y la coeducación.
1.1. Feminismo y educación: perspectiva històrica
La Real Academia Española de la Lengua otorga dos significados al concepto de feminismo: «principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre» y «movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo» (RAE, 2014). Respecto a esta definición conviene clarificar qué se entiende por principio de igualdad y añadir que el feminismo, además de movimiento social, es una tradición intelectual. Es en los momentos históricos en los que el feminismo se convierte en movimiento de masas, cuando la tradición intelectual se fortalece y es admitida, con resistencias, por parte de la comunidad científica (Cobo, 2019a).
El significado de la igualdad y los postulados teóricos del feminismo y su desarrollo como movimiento social tienen un largo recorrido histórico. Solo conociendo y reconociendo este devenir se puede situar la educación para la igualdad de género en su genealogía y, así, avanzar en esta historia colectiva.
Amelia Valcárcel (2012, p. 55) define el feminismo como «aquella tradición política de la Modernidad, igualitaria y democrática, que mantiene que ningún individuo de la especie humana tiene que ser excluido de cualquier bien ni de ningún derecho a causa de su sexo». En la misma línea, Alicia Miyares (2021, p. 183) lo define como teoría política «con un grupo social de referencia, las mujeres, cohesionado alrededor de la vindicación de igualdad». El feminismo es, por lo tanto, una teoría crítica en tanto visibiliza las relaciones de poder que han naturalizado las desigualdades entre mujeres y hombres y su dimensión política (Cobo, 2019b).
El recorrido histórico del feminismo se puede contemplar e interpretar a partir de varias olas. El concepto de ola añade a una cronología organizada en fases, la idea de ofensiva y la capacidad de entender las situaciones y de construir una agenda feminista. El inicio de cada una se corresponde con un momento histórico, marcado por los cambios y el avance en los derechos de las mujeres, también con las correspondientes resacas o reacciones patriarcales.
En el caso de Europa, los orígenes del feminismo se han situado en la Ilustración, diferenciándose tres olas, aunque cada vez son más las autoras que identifican una cuarta. La primera es la del feminismo ilustrado, que se presenta principalmente como una polémica centrada en los talentos, en la vindicación de la educación y la elección de estado; mientras que la segunda, que se denomina feminismo liberal-sufragista, continúa la lucha por la educación, añadiendo la lucha por los derechos políticos (elegir y ser elegida) y se centra en el acceso a todos los niveles educativos, a todas las profesiones y al voto. La tercera ola se inicia como una lucha por los derechos civiles y se va centrando en los derechos reproductivos, la paridad política y el papel de las mujeres en el proceso de globalización (Valcárcel, 2012). Algunas autoras (Cobo, 2019c; Miyares, 2021; Varela, 2019) afirman que nos encontramos en una cuarta ola feminista.
Dentro de la genealogía del pensamiento feminista se identifica también una serie de escritos previos a la primera ola, conocidos como los «memoriales de agravios» o la «querella de las damas», que se remontan a la Edad Media y van hasta la Ilustración. Estos formulan un pensamiento crítico respecto a la situación de las mujeres (Amorós y Cobo, 2018; Nash, 2005; Valcárcel, 2012).
A continuación, se presentan los inicios del pensamiento crítico en cuanto a la situación de las mujeres y las cuatro olas del feminismo, especialmente en referencia a su relación con la educación.
1.1.1. Los inicios del pensamiento crítico en relación con la situación de las mujeres: los «memoriales de agravios» o la «querella de las damas»
En el periodo anterior a la Revolución francesa, y en el marco de la crisis de la sociedad feudal, a partir de finales del siglo XIV se desarrolló un debate literario y académico conocido como los «memoriales de agravios» (Amorós y Cobo, 2018) o la «querella de las damas» (Nash, 2005), que defendía la capacidad intelectual de las mujeres y su derecho a la educación y a la participación política. Se trataba de una controversia entre defensores y detractores de las «virtudes» de las mujeres.
Destaca la obra de Christine de Pizan La cité des dames (1405), que escribe en el contexto de la polémica alrededor del Roman de la rose y su discurso misógino. La autora utiliza la figura alegórica de la Razón, como legitimadora de la capacidad de juicio y discernimiento que tienen las mujeres como don de la Naturaleza e independientemente del saber que se aprende en los libros (Amorós y Cobo, 2018).
Las obras de Poullain de la Barre De l’égalité des deux sexes: discours physique et moral, où l’on voit l’importance de se défaire des péjugez (1673) y De l’éducation des dames pour la conduite de l’esprit dans las sciences et dans les moeurs (1674) son consideradas textos fundadores del feminismo. En ellas el autor argumenta la igualdad entre los sexos fundamentándose en las ideas más avanzadas de la época y, frente a los discursos sobre la inferioridad de las mujeres, afirma que la mente no tiene sexo (Nash, 2005). Su obra se tiene que entender en la confluencia entre la filosofía de Descartes y el movimiento de las Preciosas, grupo de mujeres aristócratas francesas que en los salones del siglo XVII promovían nuevas formas de saber y de relacionarse.
1.1.2. El feminismo ilustrado y la obra de Mary Wollstonecraft
Aunque en periodos previos a la Ilustración se pusieran en cuestión algunas de las consecuencias de la subordinación de las mujeres, el contexto de las ideas en el cual nació el feminismo se sitúa en el siglo XVII, con la noción abstracta de individuo propia de la filosofía barroca: «El fundamento de la democracia y el feminismo es el individuo abstracto de la filosofía política liberal. Ese individuo que es esencialmente libre y que, por serlo, es igual a todos los demás individuos» (Valcárcel, 2012, p. 56).
La Revolución francesa simbolizó el final del Antiguo Régimen y la emergencia de dos categorías centrales: igualdad (símbolo de la lucha por la extensión de los derechos) y ciudadanía (ligada a una nueva forma de gobierno que es la democracia), de las cuales se excluyeron las mujeres (Miyares, 2021). Esta exclusión se justificó en el argumentario de la filosofía de la época.
Los filósofos de la Modernidad, conocidos como contractualistas (Hobbes, Puffendorf y Locke), que negaban el orden natural del poder político y defendían que es convencional, pues surge de un acuerdo, consideraron a las mujeres como objeto, y no como sujeto del acuerdo, coincidiendo de esta forma con los planteamientos de los defensores del orden natural propio del régimen feudal. Según estos, conocidos como patriarcalistas (el máximo exponente de los cuales es Filmer): «Por ley natural todos los hombres nacen esencialmente desiguales, unos libres y otros esclavos; por ley natural la mujer está supeditada al varón; por ley natural el rey tiene poder absoluto sobre sus súbditos» (Miyares, 2021, p. 53). Locke refutó parcialmente estas tesis, vinculando libertad con propiedad, y afirmó que el gobierno se configura como depositario de la confianza de individuos libres que a la vez son propietarios, pero consideró la familia y el matrimonio fuera de la sociedad civil, representando el orden de la naturaleza. Y, por lo tanto, el hombre está por encima de la mujer debido a las características naturales de los sexos: «Las mujeres carecen o poseen en grado menor las características naturales que, por el contrario, convierten a los varones en seres libres: entendimiento, fuerza y capacitación» y ello «determina la diferencia entre libertad y sujeción» (Miyares, 2021, p. 56). Las mujeres son objeto y no sujeto del contrato, separándose así claramente dos esferas: «una esfera pública de realización de los varones, donde tiene lugar la libertad civil, que es la políticamente relevante; y una esfera privada, donde inscriben el matrimonio y la familia, de realización de las mujeres, que no es políticamente relevante» (Miyares, 2021, p. 56).
En este contexto, Rousseau, el filósofo por excelencia de la Revolución francesa y uno de los pedagogos más celebrados en los tratados de educación gracias a El Emilio, fue el gran ideólogo de la inferioridad de las mujeres. Excluyó a las mujeres de su discurso a favor de la igualdad argumentando que las diferencias biológicas producen diferencias sociales y morales. A él debemos la teoría de la complementariedad sexual. Según esta teoría, que todavía está muy extendida, los hombres tienen responsabilidades y derechos en el...