E-Book, Spanisch, Band 31, 240 Seiten
Reihe: Literaria
Ruiz del Árbol Lo que todavía vive
1. Auflage 2023
ISBN: 978-84-1339-488-6
Verlag: Ediciones Encuentro
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
Una conversación abierta
E-Book, Spanisch, Band 31, 240 Seiten
Reihe: Literaria
ISBN: 978-84-1339-488-6
Verlag: Ediciones Encuentro
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
«Estoy convencido de que el presente es el único lugar donde se puede producir el milagro de la regeneración del yo y de la cultura, y que debemos educar nuestra mirada en detectar cualquier atisbo de valor en todas las cosas». Luis Ruiz del Árbol condensa en esta cita la idea de fondo de este libro íntimo y original: que hay un mundo que está desapareciendo y, a la vez, hay otro nuevo que surge desde las ruinas de aquel que vale la pena detectar y cuidar.
Lo que todavía vive se abre frente al lector como una conversación abierta con todos los autores y obras citadas, en su más amplia expresión de multidisciplinariedad: música, cine, series, religión, política, arte, historia. El autor ha confeccionado un cajón de sastre con pensamientos, posts, tuits, citas, dibujos y textos misceláneos que hacen de este libro una verdadera rara avis. En su superficie, el encanto, humor y frescura son irresistibles. En su fondo, una letanía sobre nuestra tarea en este momento histórico insiste en la certeza de que se puede salvar lo que todavía vive.
Luis Ruiz del Árbol nació en Pontevedra en 1977. Es abogado e ilustrador. En esta faceta, entre otros, ha realizado trabajos para varias revistas (Ibi Oculus, Temblor) y medios digitales (El Debate), grupos de música (La Guerra Relámpago y Pequeña Victoria, de Pupila; o Cinemathèque de Elliot) e ilustraciones para diversos libros, como las del poemario Cero, de Pablo Luque Pinilla (2015), el álbum ilustrado Jaimecedario (2018), Los días iguales, de Ana Ribera (2018), Giobbe e l'enigma della sofferenza, de Ignacio Carbajosa (2018), Aquí Estuvo Kilroy, de Miguel Ángel Herranz (2020) y, más recientemente, Vía Crucis, de Javier Láinez (2022) y La hora que nunca brilla (2022).
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23. Jugar es la forma más intensa de vivir. Leí una vez una frase de Schiller, con la que no puedo estar más de acuerdo: «El hombre es humano únicamente cuando juega». El juego como modo privilegiado para dilatar y hacer denso el presente. Parafraseando el consejo de Vito Corleone a su hijo Michael, en El Padrino I, «el que no se tome el juego en serio, ese es el traidor». 24. La plaga de los juegos educativos: la pretensión del sistema de educar a los ciudadanos en la moral capitalista desde su más tierna infancia. El único tiempo con sentido es el tiempo productivo, o el dedicado a la adquisición de habilidades para la futura incorporación al mercado de trabajo. La eternidad y un día: —Alexander, ¿qué es el tiempo? —El abuelo decía que el tiempo es un niño jugando a las canicas. El tiempo es un niño jugando a las canicas, o a los bolos, o al fútbol, o al escondite, o al parchís. El tiempo es un niño jugando. Porque en el acto de jugar, despreocupadamente, como un niño, se une misteriosamente la eternidad y el instante; todo se unifica, la conciencia se ancla al presente. Michael Ende («Pero el tiempo es vida. Y la vida reside en el corazón») meets Jacques Tati. Un mundo vaciado de misterio, que ya no es gustoso habitar, porque todo el tiempo está ordenado a la productividad. Beppo, el amigo de Momo, y el barrendero de Mon oncle: ambos dejan siempre su trabajo a medio terminar con la excusa de pegar la hebra con el primero que pasa. (Creo que el infierno debe de ser algo parecido a una oficina llena de mandos intermedios, abrumados por el temor al despido, encargando a todas horas a los condenados una sucesión eterna de plazos internos que son «para ayer».) En Mon oncle, al igual que en la infravalorada Mary Poppins (Robert Stevenson, 1964), el happy end es el redescubrimiento del padre de su niño interior, que le posibilita el reencuentro con su hijo. 25. Ir al parque, a la salida de clase, con tus hijos a jugar al fútbol; poner dos jerséis del colegio como postes de una improvisada portería y ver, de repente, cómo aparecen de la nada otros 20 niños que te piden permiso para unirse al juego. Fútbol pravda. Siempre animo a mis hijos a jugar al fútbol con niños que no conocen de nada, que venzan la pereza que les da ponerse en acción con ellos: medirte con quien no se sabe tus cuatro trucos es la mejor forma de mejorar, tratando de encontrar soluciones nuevas a problemas nuevos. 26. La problematicidad nace de la vida. La vida por esencia es problemática. Una persona verdaderamente grande no es quien no tiene problemas, sino quien se mide y confronta con grandes problemas. La inmigración es fuente de problematicidad; como el matrimonio, los hijos, la familia política y las comunidades de propietarios. Abrirse a la vida es abrirse a nuevos problemas. 27. True love will find you in the end. Daniel Johnston meets François Truffaut. Antoine Doinel al final de Los 400 golpes (1959) corriendo hacia el mar por la playa desierta; nuestros ojos siguiéndole en un travelling que representa la vida de todos. Él, que «soñaba cada día poder alcanzar la playa», al llegar a la orilla, su ansiada meta, se detiene: no sabe ahora adónde ir ni qué hacer. Así está hecha la vida: la solución de un problema te abre a otro más grande. Escapamos de un laberinto solo para ir a parar a otro aún más enrevesado. No se puede desentrañar lo ignoto, y la libertad parece una engañifa, porque no se encuentra nunca una solución clara y definitiva al embrollo que nos rodea y constituye. Y, sin embargo, canta Daniel Johnston: «how can it [el amor verdadero, el objeto último de nuestro deseo] recognize you / if you don’t step out into the light, the light». Solo quien se atreve a vivir, a caminar hacia la luz del día, puede tener la oportunidad de llegar, tal vez, porque «nada está escrito», a ser alcanzado por el amor. 28. La endogamia cultural es tan empobrecedora e idiotizadora como la biológica. El de la apropiación cultural es el concepto más estúpido de todos los que ha parido la posmodernidad. Mis hijos pequeños aprovechan mis momentos de descuido para llevarse mis post-its y hacer ellos sus propios dibujos. Al principio me enfado, pero rápidamente caigo en la cuenta de que me están siguiendo, de que tratan de abrir paso a su propia expresividad copiando lo que yo hago; entonces comprendo que, detrás de esta apropiación clandestina, hay un camino sagrado. 29. La eterna tentación de reducir un método, que pasa siempre a través de la carne de un maestro, a un sistema; y, de un sistema, a un algoritmo. 30. Camino a la Perdición-The road-Un mundo perfecto. O esa rareza de road movie que es Gravity: el precario hilo que nos une a la vida. Restaurar ese nexo requiere del sacrificio de alguien dispuesto a ofrecerse por entero, sin reservas. «Las hojas muertas caen de su peso, sólo el amor que me has dado no muere conmigo», cantaba Rafael Berrio. Todo el mundo pende de un hilo, de algo tan leve y frágil como el amor que se recibe gratuitamente. 31. Hoy comienza todo (Bertrand Tavernier, 1999). Todos tenemos una especie de tendencia innata a separarnos de la realidad cuando nos vienen mal dadas; a replegarnos sobre nosotros mismos cuando nos hieren. Es como un mecanismo de defensa reflejo: a la más mínima percepción de hostilidad en el entorno, comenzamos a desplegar todo nuestro arsenal de medidas preventivas y defensivas. Con qué facilidad nos exiliamos en nuestra interioridad cuando el contexto no es el que consideramos el óptimo. O, en el plano de lo político, qué rápidamente nos echamos en brazos de los vendedores de utopías o de retornos a pasados gloriosos. Qué difícil nos resulta aterrizar en el ahora. Es un gesto antinatura, sobrehumano, contraintuitivo… Sin embargo, como en la enorme película de Tavernier, es sólo en el presente, tal cual es, donde se construye la vida, donde esta puede, o no, recomenzar. Qué ingente cantidad de energía y cuánta gracia necesitamos para poder volver, una y otra vez, a nuestra circunstancia, tan árida, tan desagradable, tan llena de trampas y enemigos, pero, al fin y al cabo, la única instancia en la que, tal vez, de forma milagrosa, pueda algún día rebrotar la vida una vez más. 32. Paul Thomas Anderson. Enseñar cualquier particular partiendo de lo que de verdad le gusta al alumno, no de lo que se supone que le debería gustar, e ir tirando del hilo río arriba hasta las fuentes («ir rastreando la herencia hacia atrás»). «Mi educación cinematográfica vino de ver otras películas. Hay una mentalidad terrorífica en las escuelas de cine (…) Entré una vez en una clase de cine, que era una clase de guion, y la primera frase del profesor fue: ‘Si alguno de ustedes quiere escribir Terminator 2, váyase’. Yo pensé: ‘Esto es terrible; puede haber un tío en ese rincón que quiere escribir Terminator 2: esa es su visión, esa es su película, lo que le gusta. ¡Deja que lo que haga!’. Y la mentalidad en la escuela de cine es empezar con Potemkin; primer día de clase: ‘¡Aquí está Potemkin!’. Todos los chicos de la clase se deprimen. ¡Qué están haciendo! Deberían hacerlo al revés: empezar con Terminator 2 y trabajar hacia atrás. Ir facilitándolo. Ir rastreando la herencia hacia atrás. Mirar películas de Scorsese, a quien toda la clase ama y le entusiasma, e ir rastreando los orígenes. Decir: ‘Él es quien es debido a aquellos en quienes se inspiró. Estos son los patrones sobre los que él está tratando de construir’». Partir siempre de lo que existe, nunca de lo que falta o de lo que se supone que debería existir. 33. Cuántas veces pensamos que para transmitir una cultura, tradición o una visión valiosa de las cosas basta con una instrucción adecuada. Cuando lo único que hace falta es la presencia testimonial de un adulto conmovido. Pero esto lo despreciamos siempre, dándolo por descontado. 34. Con el paso de los años uno cae en la cuenta de lo terriblemente delicado que es educar: ¡es tan fácil aprovecharte de tu situación de superioridad y de tu autoridad moral para meter tus miserias, neurosis y prejuicios en unas cabezas tan dispuestas a acoger y asimilar lo que les das! Existe una delgada línea roja, que no sé bien dónde está, entre la libertad de enseñar y el ahormar a tu hijo o alumno a tus esquemas. Quizá el quid radique en educar proponiendo testimonialmente hipótesis de significado, asumiendo siempre el riesgo de la libertad del otro. 35. A lo mejor las generaciones más jóvenes no tienen un problema de baja tolerancia a la frustración, sino expectativas y proyecciones demasiado altas. Los de mi generación —nacidos en los setenta—, no crecimos con tanta presión para sacar buenas notas de cara a poder elegir una buena carrera, o con tanto miedo al fracaso profesional o en cualquier otro ámbito. Percibo hoy una competitividad notablemente mayor. Hay muchas más imágenes —sociales, estéticas, corporales— proyectadas sobre los niños y adolescentes de ahora, que las que padecíamos antaño. Por ejemplo, la hiperinflación de actividades extraescolares o la obsesión en la elección de centros educativos son indicios muy...