Rojas Gálvez | Qué se sabe de... Los símbolos del Apocalipsis | E-Book | sack.de
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E-Book, Spanisch, 248 Seiten

Reihe: Qué se sabe de...

Rojas Gálvez Qué se sabe de... Los símbolos del Apocalipsis


1. Auflage 2013
ISBN: 978-84-9945-748-2
Verlag: Editorial Verbo Divino
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)

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Reihe: Qué se sabe de...

ISBN: 978-84-9945-748-2
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El Apocalipsis es un libro que despierta entre los lectores sentimientos encontrados que van desde la curiosidad a la confusión. Las escenas y los símbolos representados fascinan a algunos y desconciertan a otros. Pero ¿qué significan los símbolos del Apocalipsis? Este estudio se acerca a los interrogantes que plantea el contexto social en que nació la apocalíptica para comprender el significado de sus símbolos, presenta la interpretación histórica de las imágenes utilizadas en el Apocalipsis y sus consecuencias, y ofrece una visión de conjunto de la acogida y repercusión que tienen dichos símbolos en la cultural actual.

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El Apocalipsis: ¿un libro que influye en la historia?

CAPÍTULO 1

Uno de los libros bíblicos que más interés ha suscitado y suscita es el Apocalipsis; el misterio que envuelve su mensaje, la forma literaria tan peculiar con la que escribe el autor y, especialmente, su contenido simbólico, han sido objeto de múltiples interpretaciones a lo largo de la historia. Ya, desde estas primeras líneas, conviene apuntar que nos encontramos ante un libro interpretado por algunos grupos a golpe de acontecimiento histórico. Su naturaleza reveladora, anunciada desde las primeras palabras de texto con la expresión «lo que tiene que suceder pronto» (Ap 1,1), ha alimentado en el tiempo el deseo de intérpretes y lectores por escudriñar el contenido misterioso del libro conduciendo a las más insospechadas lecturas. Si, como veremos, el género apocalíptico acompaña la historia en sus momentos más críticos, abriendo horizontes de transformación, podemos concluir que también la interpretación de la simbólica de la obra ha sido desvelada a golpe de crisis. Y es que el simbolismo apocalíptico esconde una realidad social (Adela Yarbro Collins, «The Revelation of John», p. 4). Por ello, los momentos críticos de la historia han marcado de contenido y literatura los símbolos que colorean el texto.

1.  La comunidad destinataria: crisis y resistencia


El contexto en el que nace el Apocalipsis con su simbólica nos sitúa ante un grupo de creyentes del siglo I, primeros destinatarios del libro, los llamados cristianos joánicos. Según la opinión tradicional, el ambiente sociohistórico que rodea las comunidades cristianas de Asia Menor, que están vinculadas con la tradición joánica, presenta una situación de tribulación a causa de la cruenta persecución cristiana llevada a cabo por Domiciano entre los años 86-95 d.C.

Sin embargo, los estudios más recientes, analizando el contexto sociocultural en que fue escrita la obra, han puesto en evidencia que su situación vital le procuraba la confrontación con poderes políticos injustos y con poderes religiosos corruptos. Basta acercarse, por ejemplo, en las cartas a las siete iglesias (caps. 2-3) para descubrir esta realidad. Roma y el mundo judío aparecen como fuerzas hostiles que asfixian a las comunidades nacientes. El simbolismo empleado por el autor, por tanto, es vehículo de comunicación de la realidad crítica de un grupo de comunidades que sufren, se desesperan, se desilusionan; de cristianos audaces que entregan sus vidas y de cristianos que «pactan» con modelos opresores. En definitiva, estos últimos análisis contemplan una situación general de crisis que no tiene un único origen sino que, desde el punto de vista sociológico, adquiere, al menos, cuatro expresiones concretas de diversa índole: a) el ambiente que rodea a las iglesias nos habla de problemas con la sinagoga; b) las dificultades que encontraron los grupos cristianos para vivir en sociedades paganas; c) una notable hostilidad hacia Roma, y d) las tensiones entre ricos y pobres propias de una sociedad desigual que también tienen repercusión en los grupos cristianos.

Entre los diferentes autores, la estudiosa Adela Yarbro presenta dos claves, crisis y catarsis, como dimensiones que, revestidas de imágenes, ayudan al grupo eclesial a ponerse en actitud de discernimiento de su peculiar momento y cuya funcionalidad es generar en él una reacción. Todo ello leído e interpretado en un ambiente litúrgico.

Así pues, con visos de certeza, podemos afirmar que el Apocalipsis cristiano muestra el momento histórico de una comunidad que tiene la fisonomía de un grupo perseguido por las autoridades romanas y judías. Entendiendo persecución en sentido amplio, es decir, como hostilidad a una forma de ver la realidad. Por ello, parece oportuno sostener que el libro está originariamente destinado a consolar y acompañar la vida de dichos grupos. Pero sería injusto limitar la finalidad de la obra a la consolación del grupo creyente ya que, el Apocalipsis tiene un propósito revulsivo, quizá tratando de denunciar una acomodación de los creyentes al ambiente, una especie de llamada a las conciencias a despertar, y crear espacios de resistencia y de capacidad de reacción ante la opresión.

Esta referencia consoladora y movilizadora acompañó durante los primeros siglos la vida de los neófitos cristianos. Por ello, inicialmente, la interpretación de los hechos narrados en el libro fue literal y las comunidades cristianas esparcidas por el imperio, acogieron las palabras de este libro como profecía de cuanto en un futuro inmediato había de suceder. Los cristianos de los orígenes leyeron en el simbolismo apocalíptico el desarrollo final y definitivo de la historia. Esta visión se dio, de modo especial, en el cumplimiento del milenio (Ap 20) cuando la cristiandad interpretó su mensaje como la victoria sobre las fuerzas hostiles que sometían al grupo eclesial a una extenuante tribulación. Junto a esta lectura, es en las páginas de este libro donde la comunidad creyente encontró espacios de desahogo y consolación ante la cruda persecución y rechazo que sufría en diferentes momentos.

2.  Las primeras formas de leer el texto y sus consecuencias sociales


La acogida social que tuvo la obra tiene gran relevancia, pues desde etapa muy temprana las conclusiones vertidas por la interpretación de los hechos narrados en el libro, concebidos como literales o alegóricos, dividió a las comunidades. Sin embargo, para comprender estas actitudes es preciso conocer bien las circunstancias históricas.

La vida de las comunidades cristianas del siglo II se desarrolló en un contexto sociopolítico verdaderamente caótico que anunciaba la disolución del sistema imperial. El historiador Herodiano describe como, hasta la llegada de Marco Aurelio, el imperio no había sufrido tal cúmulo de desgracias:

En todo caso si alguien pasara revista a todo el período que arranca de Augusto, desde que el régimen romano se transformó en poder personal, no encontraría en los cerca de doscientos años que van hasta los tiempos de Marco ni tan continuos relevos en el poder imperial, ni tales cambios de suerte en guerras civiles y exteriores, ni conmociones en los pueblos de las provincias y conquistas de ciudades, tanto en nuestro territorio como en muchos países bárbaros, ni movimientos sísmicos y pestes ni, finalmente, vidas de tiranos y emperadores tan increíbles, que antes eran raras o ni siquiera se recordaban (Herodiano, Historia del Imperio romano después de Marco Aurelio, I, 1,4).

Igualmente, el irónico testimonio de Tertuliano (c. 160-c. 220) denuncia el hecho de que todas estas desgracias recrudecían la persecución a los cristianos:

Si el Tíber desborda sus márgenes, si el Nilo no llega a los sembrados, si el cielo está inmóvil, si la tierra tiembla, si el hambre y la peste llegan, entonces gritáis: cristianos al león (Tertuliano, Apología, 40,2).

La vivencia de todas estas calamidades propició una actitud milenarista entre los cristianos de los primeros siglos que esperaban con impaciencia la parusía o segunda venida de Jesús y la constitución de un reino terrenal.

Como apuntamos arriba, ya en el siglo II encontramos la lectura literal de cuanto narra el libro, esta dio origen al sentimiento generalizado de que lo que se iba desvelando en las páginas sucedería realmente y no en un futuro remoto. La búsqueda del sentido literal llevada al extremo degeneró en el conocido milenarismo o quialismo (término proveniente de la palabra griega kilioi que significa «mil»). El texto que originó el malentendido es el siguiente:

Vi también un ángel que bajaba del cielo con la llave del abismo y una cadena grande en la mano. Sujetó al dragón, la antigua serpiente, o sea, el Diablo o Satanás, y lo encadenó por mil años; lo arrojó al abismo, echó la llave y puso un sello encima, para que no extravíe a las naciones antes que se cumplan los mil años. Después tiene que ser desatado por un poco de tiempo. Vi unos tronos y se sentaron sobre ellos, y se les dio el poder de juzgar; vi también las almas de los decapitados por el testimonio de Jesús y la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen y no habían recibido su marca en la frente ni en la mano. Estos volvieron a la vida y reinaron con Cristo mil años. Los demás muertos no volvieron a la vida hasta pasados los mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo quien tiene parte en la primera resurrección; sobre ellos no tiene poder la muerte segunda, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él mil años (Ap 20, 1-6).

La interpretación literal del mismo suscitó la idea de que «el reino tendría la duración de mil años y que concluiría con el regreso transitorio de las fuerzas...



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