E-Book, Spanisch, 319 Seiten
Reihe: eMilenio
Robert ¡Locos por ellos!
1. Auflage 2014
ISBN: 978-84-9743-566-6
Verlag: Milenio Publicaciones
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Los Beatles en el cine
E-Book, Spanisch, 319 Seiten
Reihe: eMilenio
ISBN: 978-84-9743-566-6
Verlag: Milenio Publicaciones
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Nacido en la dulce primavera de 1958 en la no muy grande pero laboriosa ciudad de Igualada, provincia de Barcelona, el autor de este libro, RAMON ROBERT, certifica que descubrió la música y el mundo pop, en general, y a los Beatles, en particular, una lejana y veraniega tarde de domingo de 1967. En un hoy desaparecido cine de pueblo en el que vacacionaba se proyectó a todo color y en programa doble la película Help!, en la que nuestros héroes, los cuatro Beatles, se las medían con unos pérfidos orientales, fanáticos adoradores de la diosa Kali. El otro título, el de complemento, era de monstruos japoneses, o puede que de romanos, lo que tampoco importa demasiado. Desde entonces y hasta la fecha, el autor ha persistido en la visión de películas en pantalla grande, sigue gozando con insistencia de las canciones de los benditos Beatles de Liverpool y, de vez en cuando, se da un paseo caleidoscópico con su propio submarino por las apacibles aguas de Pepperland, navegando sin prisa por el océano del Tiempo y de la Nada.
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Beatles movies
“Íbamos a ver películas, allí en Liverpool,
de Elvis y de otros. Todo el mundo hacía cola
para ver sus películas, y yo también. Todos
gritaban cuando Elvis aparecía en pantalla,
así que pensé: esto del cine está bien, me gusta”
(John Winston Lennon, 1970)
“Precisamente, porque perdimos la memoria,
no sabemos lo que ocurrió.
Algunos no tienen ni un solo recuerdo,
otros recuerdan algo que flota a su alrededor”
(El acordeonista de ,
película realizada por Marcel Carné en 1953)
Liverpool, 1957
La jocosa comedia musical norteamericana rodada por el perspicaz Frank Tashlin en los estudios Fox, se estrenó en los cines del Reino Unido en la primavera de 1957. Todos los espectadores británicos clavaron sus ojos en la físicamente bien dotada protagonista, Jayne Mansfield, famosa por su increíble busto de 102 centímetros. Sin embargo, unos pocos también prestaron atención a la electrizante banda sonora de que sonaba en el filme, pues además de la muy atractiva señorita Mansfield y de un galán bastante tonto, Tom Ewell, aparecían en la pantalla —un fantástico cinemascope— Fats Domino, Gene Vincent, The Platters, Little Richard y Eddie Cochran, quienes como ignorando el argumento cinematográfico que a su alrededor acontecía, se entregaban con pasión y frenesí a la interpretación de sus más pegadizas y célebres piezas de primigenio. Sólo los sosegados Platters parecían aclimatarse a la bigardía del entretenimiento cómico. Uno de los espectadores que se fijó más en la música que en el resto de elementos audiovisuales utilizados era el adolescente James Paul McCartney, quien ya había sentido verdadero estremecimiento unos pocos meses antes, al ver y oír a Elvis Presley cantar “Poor Boy” y otras tres canciones en el que fue su debut en Hollywood, (Robert D. Webb, 1956). “El cine era algo en lo que siempre habíamos pensado. Nos encantaba la película de Frank Tashlin y sabíamos que en el mundo del se podía hacer lo mismo”, explicó Paul muchos años después.
El soleado 6 de julio de 1957 se celebró la fiesta anual al aire libre en la parroquia de St. Peter’s, en Church Road, Woolton, una humilde barriada de la gris ciudad portuaria de Liverpool, en el norte de Inglaterra, junto al río Mersey. En el espacioso patio interior de la parroquia, en cuyo pequeño cementerio descansaban los restos de una tal Eleanor Rigby, actuó un grupo que tocaba y que jugueteaba con el unos adolescentes insolentes y soliviantados que se hacían llamar The Quarrymen. En aquel grupo hacía sus pinitos musicales un chico de dieciséis años, el John Winston Lennon, quien vivía con su tía Mimi no lejos de allí, en Menlove Avenue. Tras su actuación, que deberían repetir unas horas más tarde, John se encontró con Ivan Vaughan, amigo de la infancia y vecino suyo. Este le presentó a su acompañante, un muchacho con cara de niño bueno y vestido con chaquetón claro, el citado James Paul McCartney. El sonrosado Paul, con sólo quince años, felicitó a John Lennon por el concierto parroquial. Le contó que él vivía en el barrio de Allerton, muy cerca de allí. Y sin timidez ninguna, explicaría a aquellos chicos que él también sabía tocar algunos temas modernos, y que desde luego le gustaba mucho el que llegaba de la lejana América. Tomó una guitarra y empezó a puntear “Twenty Flight Rock,” la canción que Eddie Cochran interpretaba en la comedia de Frank Tashlin. John quedó impresionado por la habilidad guitarrística de Paul, quien seguidamente tocaría “Be-Bop-A-Lula” y un tema del cancionero rítmico de Little Richard, imitándole con mucha gracia. Dos semanas más tarde, reclamado por John Lennon y Pete Shotton, Paul entraba a formar parte de Los Quarrymen, quienes a partir de 1960 pasarían a denominarse... Los Beatles.
En la Caverna
Situado en la sórdida y estrecha Matthew Street, The Cavern abrió sus puertas en enero de 1957, sólo seis meses antes de que John y Paul se conocieran. El local funcionó inicialmente como club de jazz, aunque en la alborada de la nueva década, ante el auge del pop y del en Liverpool (lo que poco después se llamaría ), la sala cambiaría de orientación musical. The Cavern se encontraba en el sótano de un antiguo almacén y era reconocible por sus tres bóvedas paralelas, unidas por varios arcos y por sus numerosas bombillas rojas. Su escenario era una pequeña tarima de madera pintada de negro, únicamente iluminado con un par de reflectores, en cuyo fondo se podía ver un muro cimbrado sobre el que alguien había escrito el nombre de algunos grupos de la zona. En aquel subterráneo y maloliente local, que en los primeros años sesenta acunó al nuevo sonido que emergía en la ciudad, fue donde Los Beatles empezaron a labrar su triunfal ascenso. Allí actuaron repetidamente entre enero de 1961 y agosto de 1963, ya convertidos en estrellas punteras del y de la música joven. Allí les descubrió un joven empresario llamado Brian Epstein, y fue en The Cavern donde por vez primera Los Beatles serían impregnados en celuloide, habida cuenta de que no se conservan, por lo que sabemos hoy, imágenes cinematográficas de su paso por Hamburgo ni tampoco de su actuación en el teatro Hippodrome de Manchester en el verano de 1958 (llamándose entonces Johnny and The Moondogs) con motivo del concurso para grupos noveles Discoveries, organizado por Granada Television. Las primeras imágenes de Los Beatles (John, Paul, George y el batería Pete Best, que sería reemplazado por Ringo Starr en agosto de 1962) fueron rodadas en The Cavern a finales de 1961. En ellas se puede contemplar a los muchachos recreando el de sus héroes americanos. Estos castigados rollos de cine, de secuencias fragmentadas, sonido tortuoso y emulsión corroída por el transcurso de los años, han sido cuantiosas veces reproducidos para ser insertados en montajes documentales sobre el grupo, caso de , que se editó y distribuyó en Gran Bretaña en 1989, o de (Apple Films, 1995), en cuyo primer capítulo se evoca la interpretación del tema de Lieber y Stoller “Some Other Guy”, especificándose que esta escena real se rodó el día 22 de agosto de 1962, ya con Ringo en la formación. Sobre esa época, Ray Ennis, que tocó allí con su grupo The Swinging Bluejeans, rememora las distintas identidades de los Cuatro Fabulosos: “Cada uno tenía su personalidad, ya desde el principio. Lennon era muy agresivo, incluso violento. McCartney era el relaciones públicas del grupo. Era agradable con todo el mundo. A George le llamábamos el Pasmado, porque nunca creaba ningún problema y todo le parecía bien. Ringo era simpático y tenía un gran sentido del humor”. A aquellos iniciales y escasos fotogramas de Los Beatles en The Cavern seguirían miles, millones de metros de película en los que quedarían recogidas más secuencias impresionadas que de cualquier otro personaje o personajes de la década de los no tan felices años sesenta. Ahora retomemos unas declaraciones de John Lennon: “Lo mejor de nosotros mismos, lo más mágico de nuestra obra no llegó a grabarse ni a filmarse nunca. Actuábamos en Liverpool o en Hamburgo, en salas de baile... y lo que conseguíamos generar era magnífico”.
Televisivos
No fue el cine, sino la televisión, la primera en interesarse en la música, la singularidad escénica y en las peculiaridades de los chicos de Liverpool. A partir del día 17 de octubre de 1962, cuando Los Beatles recrearon ante las cámaras “Some Other Guy” y “Love Me Do” (el single Parlophone había llegado a las tiendas quince días antes), para el programa “People and Places” que Granada TV emitía desde Manchester, sus apariciones en la pequeña pantalla fueron en espectacular aumento. En ocasiones, el grupo actuaba utilizando , pero la mayoría de veces se grababan las canciones en los propios estudios, usándose sonido preregistrado. Otras veces Los Beatles también tocaban en absoluto directo. De esta manera, tanto en los archivos de la BBC como de otras cadenas británicas (Granada, TWW Gales, Tynee Tees y demás frecuencias asociadas a la compañía ITV) se guardan valiosas imágenes de aquellos breves conciertos filmados, material ocasionalmente recuperado para distintos montajes para vídeo, cine o televisión sobre el grupo. Entre octubre de 1962 y agosto de 1966, cuando Los Beatles determinan abandonar las actuaciones ante público, sus intervenciones televisivas se aproximan al medio centenar, aunque no siempre se trata de una actuación musical. En muchas comparecencias el grupo visita los platós sólo para someterse a una entrevista o figurar como invitados especiales en de distinta índole.
A partir del año 1963, a medida que las canciones y la fama del grupo va extendiéndose, canales televisivos de su país y luego de todo el planeta demuestran creciente interés hacia ellos. La ABC TV del norte y centro de Gran Bretaña, así como la BBC, serán las que en mayor medida contribuirán a difundir su música, que va ganando seguidores, primero a miles, después por millones y en todos los rincones del mundo. Por diez veces intervendrán, entre los años 1963 y 1966, en “Thank Your Lucky Stars”, el programa juvenil de la cadena pública que solía emitirse desde Birmingham cada sábado. En todas sus...




