E-Book, Spanisch, 288 Seiten
Reihe: Comunicación
Reig Crisis del sistema, crisis del periodismo
1. Auflage 2015
ISBN: 978-84-9784-912-8
Verlag: Gedisa Editorial
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
Contexto estructural y deseos de cambio
E-Book, Spanisch, 288 Seiten
Reihe: Comunicación
ISBN: 978-84-9784-912-8
Verlag: Gedisa Editorial
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
¿Crisis del periodismo? Claro. Pero no es nueva. No hay que confundirla con los efectos de la crisis económica que se inicia a partir de 2007-2008. La crisis del periodismo está ahí, casi desde siempre, desde el momento en que los periodistas tropiezan con 6 'Pes': - la P de Propiedad de los medios que proyectan la información, - la P de Publicidad, - la P de la influencia Política, - la P de Producción de la noticia sobre la base de redacciones pasivas a las que 'se les olvida' salir a la calle a buscar noticias propias y transgresoras, - la P de Públicos que van buscando aquello que desean oír y no aquello que sucede, y - la P de Periodismo en forma de periodistas más cercanos a sus empresas y a lobbies de poder que al propio Periodismo. La crisis del periodismo es un reflejo fiel de la crisis del sistema de mercado, cau-sante de una sociedad angustiada e insolidaria. Si el sistema de mercado se siente inseguro en el laberinto que él mismo ha creado, pero a la vez es dueño del periodismo 'de masas', lo más habitual es que al receptor le llegue un periodismo 'light' dominado por las pugnas políticas, el acoso y derribo al disidente, las catástrofes y sucesos, el entretenimiento (no inocente), el sensacionalismo, amarillismo el periodismo 'rosa', el deporte y la información meteorológica. El poder público sirve para centrar en él casi todas las 'bofe-tadas' porque, ¿cómo morder la mano de tu señor? Sin embargo, el poder del mundo no es exactamente público sino privado. Como el periodismo se ha alejado de los ciudadanos, los ciudadanos bus-can su información en otros lugares alternativos, así ha ido creciendo la crisis del periodismo que se ha agravado con la crisis de un sistema que busca nuevos modelos de negocio en muchas ocasiones a costa del periodismo. Menos mal que, al mismo tiempo, aparecen iniciativas, aún por consolidarse, que aportan una esperanza para el desarrollo del conocimiento.
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Para empezar...
¿Crisis del periodismo? Claro. Pero no es nueva, no hay que confundirla con los efectos de la crisis que se inicia a partir de 2007-2008, crisis que tiene detrás la codicia, la avaricia, la corrupción, el desarrollo vertiginoso de la tecnología y los males ancestrales del sistema mercantil. La crisis del periodismo está ahí, casi desde siempre, desde el momento en que los periodistas tropiezan con varias «Pes»: la P de Propiedad de los medios de producción de la noticia, la P de Publicidad, la P de la influencia Política, la P de Producción de la noticia sobre la base de redacciones pasivas a las que «se les olvida» salir a la calle a buscar noticias propias y transgresoras. La P de Públicos que van buscando aquello que desean oír y no aquello que sucede. Y la misma P de Periodismo en forma de periodistas más cercanos a sus empresas y a lobbies de poder que al Periodismo. Los efectos de la crisis de 2007-2008 han supuesto medidas laborales y crisis también en los negocios mediáticos. Esto se añade a la crisis del periodismo que ya estaba ahí. Los bancos delinquen con sus operaciones de riesgos exagerados (a pesar de que casi nadie vaya a juicio ni a prisión, claro, ¿cómo van a juzgarse entre sí los miembros del segmento hegemónico? Podrían autodestruirse). Se produce el efecto dominó propio de la sociedad en red, hay que ayudar al sistema financiero, la producción se resiente, se estanca, aumenta el paro, decrece el consumo, baja la inversión publicitaria, la gente grita sálvese el que pueda y el sistema te dice: «sé emprendedor, créate tu propio puesto de trabajo». Y se olvida añadir: «porque yo no sé por dónde salir, por ahora. Alguien manda aquí y desea que las cosas sean como están siendo». La tecnología —tan necesaria, por otra parte— sigue destruyendo puestos de trabajo, como siempre en la historia pero con el agravante de que ahora la ciencia nos permite vivir más, vivir mucho más y, sin embargo, el sistema no sabe qué hacer con nosotros; si tenemos trabajo, nos echa a la calle con 50 años de edad, nos ofrece contratos a los que llama de trabajo o no nos ofrece nada: la miseria o la marginación de siempre. El periodismo sigue sin recoger toda esta dinámica con pelos y señales, de manera insistente, a diario, en profundidad, con sus causas más hondas, porque no puede; sus dueños (Reig, 2011) se lo impiden y esto, en el fondo, no es nada nuevo. Sigue existiendo el mundo político y público para que se descarguen ahí los periodistas (¡qué gran invento!), para que desvíen su trabajo sólo o casi en exclusiva hacia ahí y los públicos se distraigan y se dispersen. Pero eso es el poder, no el Poder, porque da la casualidad de que el mundo del siglo xxi es, más que nada, un mundo de propiedades privadas y ahí están las noticias que no se pueden apenas publicar porque no se muerde la mano ¿de quién te da de comer? Es que ya escasean los buenos señores y por tanto tampoco pueden haber buenos vasallos. Y entonces se va consolidando una Red que el propio sistema ha puesto en circulación. Es el cazador cazado, porque la gente da de lado a un periodismo por lo general dócil y ramplón y se marcha a buscarse la información y la formación por su cuenta. Y se marcha a entretenerse, a jugar con herramientas digitales, muchos como si hubieran tenido un desengaño y se dieran a la bebida, a la adicción. Esa es la decadencia y la crisis del sistema que, sin embargo, nos pretende vender el hecho como una revolución, un triunfo del progreso. Pero no hay revolución —en el sentido ético y de relaciones de producción—, no hay progreso, salvo y sobre todo, el de siempre: progreso tecnológico, no progreso como especie que camina de la mano. Y a lo peor es que la especie es sólo eso y no se le puede pedir más. Este libro se basa en otro que, bajo el nombre La comunicación en su contexto. Una visión crítica desde el periodismo, publiqué en España en 2002 pero se encuentra desde hace años agotado y descatalogado. Es una revisión extensa y una actualización, en realidad es otro libro, si se comparan ambos. Está pensado para todos los que se interesen por comenzar a saber qué es eso de la Comunicación, la Información y el Periodismo y para quienes deseen ampliar sus conocimientos sobre estas parcelas tan actuales siempre pero en especial en nuestros días. Lo he escrito para todos los públicos inquietos. Y, como siempre sucede con mis libros, detrás de él se esconde (es un decir) un profesor de universidad que ha sido y es Periodista (desde 1975) y que, además, procede de los campos académicos relacionados con lo histórico, lo antropológico y lo comunicacional. Para que se entienda mejor lo que es el Periodismo, lo introduzco en el «universo» en el que está, para su pena y para su alegría, a mi juicio más de lo primero que de lo segundo. Ese universo incluye lo principal que lo invade todo: el contexto socioeconómico. Bajo su influencia están los fenómenos comunicacionales y, dentro de estos fenómenos, el Periodismo. He procurado escribir con un lenguaje ágil para no provocar demasiados bostezos. Y, sin embargo, como suele decirse, porque queda muy bien decirlo y además es verdad, sin perder la rigurosidad académica ni obviar mis planteamientos metodológicos (mi forma de pensar, de plantearme y de analizar los hechos). A nadie pretendo engañar ni confundir. Yo constato mi verdad con los argumentos más sólidos posibles. Ahora que el que venga detrás aporte los suyos para demostrar si estoy o no en lo cierto. Que trabajen los otros también, el «enemigo» académico, el periodista integrado y endiosado o endiosadillo. Yo soy el apocalíptico —dicen algunos—, pero un apocalíptico es como un pesimista bien informado que sabe enfrentarse a la batalla: el Apocalipsis; que vengan ahora los integrados y me nieguen con datos lo que me dispongo a desarrollar. Debo mencionar también las ilustraciones del libro. Algunas son más técnicas, más especializadas que otras porque un libro, por mucho de divulgación que se diga que es, nunca lo es del todo, siempre es necesaria la colaboración del lector que debe poseer una mínima base previa. Todos los libros, sean o no de divulgación, precisan el comentario y las aclaraciones del profesor o del autor. A veces los cuadros técnicos más especializados se colocan para clarificar una cuestión y lo que hacen es enmarañarla. Bien, puede que suceda lo mismo con un par de ilustraciones —aunque no creo— pero, de todas formas, en el texto discursivo lo que quiero decir se presenta asequible. He escrito libros en los que me centraba en la propaganda y la profesión periodística; en la propaganda y la estructura informativa (más que nada como enfoque teórico); en los datos enrevesados y pesadísimos de la Estructura de la Información; en el periodismo de investigación en relación con las estructuras de poder sociopolítica y mediática; en el análisis sesudo de las relaciones entre Comunicación, Democracia y las nuevas formas totalitarias de mercado... He reflexionado en otra de mis obras (Todo Mercado) sobre la crisis en la que están inmersos quienes critican la crisis, es decir, los que se supone que son «los míos». La situación es mucho más compleja de lo que parece, mucho más de lo que ofrezco incluso en el presente texto. Ahora lo que he pretendido es introducir al Periodismo y al Periodista en su contexto, es decir, en su medio ambiente. Para hacer esto tengo que hablar de la vida misma. Porque lo que hago en este libro es hablar de los elementos, factores y seres humanos que intentan construir la vida de los demás y, a la vez, de recoger lo que los demás entienden por vida, con sus valores y antivalores. O al menos eso creen ellos, eso cree alguien: que sabe lo que piensan y quieren los demás. El reflejo de la vida misma me ha llevado a centrarme bastante en el fenómeno de los transgresores que les han dicho a los integrados: hay otra forma de hacer las cosas. Pero les están respondiendo: tal vez, pero como la nuestra ninguna y ustedes deben pagar las consecuencias de su atrevimiento. Así ha sido siempre en la Historia pero ahora existe un factor adicional: la dictadura democrática, el hastío de la gente, la resignación, la impotencia, la falta de contrapoderes muy fuertes y bien articulados, no el «contrapoder alternativo» del hartazgo y del voto desesperado sino el contrapoder que piensa y actúa como si fuera a gobernar mañana y huye del igualitarismo infantil y del asamblearismo patológico. Por tanto, este libro habla del Sistema en el que Comunicación y Periodismo están alojados. Su objetivo es dar una visión crítica del asunto con la finalidad de contribuir a mejorar una profesión cuya reputación ha bajado muchos enteros. Una profesión rodeada de intereses ajenos que la están determinando y fastidiando. Los periodistas, en su inmensa mayoría, son inocentes de todo esto. Hacen lo que pueden (aunque podrían hacer más). Estoy seguro de que muchos comprenderán muy bien lo que me dispongo a reflejar. Hasta podrían ampliar el texto con aportaciones propias. Pero puede que les dé algún reparo por aquello de que hay que comer todos los días. Lo comprendo. Preferiría algunos apoyos explícitos (tengo bastantes pero desde la «clandestinidad») pero entiendo las razones que les asisten a muchos (¡caramba con la democracia! Esto no es ni mucho menos lo que yo quería). Bien, corramos por ahora un tupido velo, para decir y publicar ciertos asuntos con enfoques concretos debe estar el profesor de universidad que ha sido cocinero antes que fraile y que...