E-Book, Spanisch, 184 Seiten
Reihe: Fuera de Colección
Pagola Elorza Jesús, maestro interior 3
1. Auflage 2021
ISBN: 978-84-288-3687-6
Verlag: PPC Editorial
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Recuperar la confianza
E-Book, Spanisch, 184 Seiten
Reihe: Fuera de Colección
ISBN: 978-84-288-3687-6
Verlag: PPC Editorial
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
José Antonio Pagola es uno de los principales autores en el ámbito de edición religiosa en habla española. Lleva muchos años dedicado casi en exclusiva a la figura de Jesús. Sus escritos e intervenciones animan la vida cristiana de centenares de personas. Autor de diversas obras de teología y pastoral, en PPC ha publicado Jesús, Aproximación Histórica (2013, 12ª ed.), Padre nuestro. Orar con el espíritu de Jesús (2012, 5ª ed.), Salmos para rezar desde la vida (2012, 9ª ed.), Id y curad. Evangelizar el mundo de la salud y la enfermedad (2012, 4ª ed.), El Camino abierto por Jesús. Mateo (2013, 5ª ed.), El Camino abierto por Jesús. Lucas (2013, 4ª ed.), El Camino abierto por Jesús. Juan (2013, 2ªed.), Fijos los ojos en Jesús (2013, 4ª ed.), Jesús y el dinero. Una lectura profética de la crisis (2013), Volver a Jesús (3ª ed., 2014) y Grupos de Jesús (2ª ed., 2014).
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CAPÍTULO 6
CONFIAR EN EL MISTERIO
DE DIOS COMO JESÚS
SIGNOS DE NUESTRO TIEMPO:
HORIZONTE SOMBRÍO E INCIERTO
No es pecar de dramatismo constatar que está creciendo en el mundo el miedo social y la inseguridad. Un miedo difuso, pero real. Es la impresión cada vez más palpable de que las instituciones sociales, políticas y económicas no van a ser capaces de resolver los graves problemas que estamos generando en el mundo. «Progreso» no es hoy una palabra que despierte esperanza, confianza o incluso entusiasmo, como sucedía a finales del siglo pasado.
El horizonte parece cada vez más incierto. ¿Cómo estamos reaccionando? Los expertos nos dicen que los graves problemas ambientales, el fenómeno del terrorismo desesperado o la invasión de los hambrientos a los países del bienestar, no están generando ninguna reflexión profunda en la sociedad. Solo una reacción instintiva de miedo y búsqueda de seguridad.
En la humanidad comienza a despertarse el presentimiento de que no puede ser acertado un camino que nos está conduciendo a una «crisis global», desde la extinción imparable de grandes áreas de bosques hasta la propagación de las neurosis en los países desarrollados; desde la polución del mar y de los ríos hasta la vida infrahumana de millones de habitantes en ciudades masificadas. Lo que está despertando verdadera alarma es la «crisis ecológica». Para detener el «desastre» es urgente cambiar de rumbo. No basta con sustituir las tecnologías «sucias» por otras más limpias ni la industrialización «salvaje» por otra más controlada.
Son necesarios cambios más profundos en los intereses que hoy dirigen el desarrollo y el progreso de los países más poderosos. Aquí comienza el verdadero drama del hombre posmoderno. Las sociedades más avanzadas no son capaces de introducir cambios decisivos en sus sistemas de valores y de sentido. Sus propios intereses son más fuertes que cualquier planteamiento realista y solidario.
Un filósofo agnóstico tan poco sospechoso de devaneos espirituales como Rafael Argullol dice así: «Creo que bajo nuestra apariencia de fortaleza material y técnica hay una debilidad sustancial. Se va adelgazando la silueta espiritual del hombre». ¿No estará aquí el factor que puede estar incapacitando a la humanidad para resolver las crisis que amenazan nuestro futuro?
¿No ha llegado el momento de plantearnos las graves cuestiones que nos permitan recuperar el sentido de la existencia humana sobre la tierra para aprender a vivir una relación más pacífica y solidaria entre los hombres y con la creación entera? ¿Qué es el mundo? ¿Un bien que podemos explotar de manera despiadada y sin miramiento alguno o la «casa común» que se nos ha regalado para hacerla cada vez más habitable?
¿Y qué es el ser humano? ¿Un ser perdido en el cosmos, luchando desesperadamente contra la naturaleza, pero destinado a extinguirse sin remedio, o un ser llamado por Dios a vivir en paz con la creación entera, colaborando en la orientación inteligente de la vida hacia su plenitud?
Los seguidores de Jesús que buscamos reavivar en nosotros una espiritualidad marcada por la confianza en un Dios Padre y Madre de sus criaturas no nos podemos desentender del problema que angustiará cada vez más a la humanidad.
15
CONFIAR, COMO JESÚS,
EN UN DIOS PADRE-MADRE
Al iniciar la sesión. Cerramos los ojos… respiramos con calma… acallamos el ruido interior… Jesús me está esperando… Él me va a enseñar a confiar en un Dios Padre-Madre… ¿Sabré escuchar sus palabras?…
Lucas 15,11-32
Jesús les dijo:
11 –Un hombre tenía dos hijos; 12 el menor de ellos dijo a su padre: «Padre, dame la parte que me toca de mi fortuna». El padre les repartió los bienes.
13 No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. 14 Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó a pasar necesidad. 15 Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que le mandó a sus campos a guardar cerdos. 16 Le daban ganas de llenar su estómago de las algarrobas que comían los cerdos, y nadie le daba de comer.
17 Recapacitando entonces se dijo: «¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan mientras yo aquí me muero de hambre! 18 Me pondré en camino a donde está mi padre, y le diré: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; 19 ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”».
20 Se puso en camino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. 21 Su hijo le dijo: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo». 22 Pero el padre dijo a sus criados: «Sacad enseguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies. 23 Traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, 24 porque este hijo mío estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y lo hemos encontrado». Y empezaron el banquete.
25 Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando, al volver, se acercaba a la casa, oyó la música y el baile 26 y, llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. 27 Este le contestó: «Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud».
28 Él se indignó y se negaba a entrar.
Pero su padre salió e intentaba persuadirlo. 29 Y él replicó a su padre: «Mira, en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; 30 y, cuando ha venido ese hijo tuyo, que ha malgastado tus bienes con prostitutas, le matas el ternero cebado». 31 El padre le dijo: «Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; 32 deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado».
En los dos textos anteriores hemos visto con qué confianza se relacionaba Jesús con Dios, su Padre querido. Esa experiencia de Dios no la guardó en su interior, sino que la quiso contagiar a todos los hijos de ese Padre. Vamos a leer y meditar la parábola más cautivadora de Jesús. Sin duda, la trabajó largamente en su corazón en diálogo con su Padre. Él nos va a enseñar a confiar como él en la bondad insondable de un Dios Padre y Madre.
LEEMOS
La parábola que vamos a leer la contó Jesús a unos escribas y fariseos que criticaban a Jesús diciendo: «Este acoge a los pecadores y come con ellos» (Lucas 15,2). En la parábola intervienen tres personajes: un padre y sus dos hijos. Se suele hablar tradicionalmente de la «parábola del hijo pródigo». Es mejor llamarla «parábola del padre bueno», pues el verdadero protagonista del relato es un padre bueno que tiene problemas para mantener unida a su familia. Unas veces, porque el hijo menor se marcha de casa para vivir su propia aventura lejos de su padre; otras, porque el hijo mayor no quiere recibir a su hermano cuando retorna al hogar. ¿Será esta la verdadera tragedia de la humanidad? ¿No acertar a vivir como una familia unida? ¿Será Dios el misterio de un Padre que busca con amor construir una familia humana más dichosa?
Es fácil leer la parábola, pues está muy bien ordenada por Lucas. Comienza con una breve introducción. Luego podemos diferenciar cuatro partes: 1) comportamiento del hijo menor; 2) acogida «maternal» del padre; 3) comportamiento del hijo mayor; 4) diálogo «maternal» del padre con el hijo mayor.
Introducción (vv. 11-12)
«Un padre tenía dos hijos». El conflicto surge cuando el hijo más joven plantea a su padre una exigencia insólita: «Dame la parte de la herencia que me corresponde». El padre guarda silencio, respeta la sinrazón de su hijo y les reparte los bienes. Los oyentes de la parábola debieron de quedar desconcertados: ¿qué clase de padre es este que no impone su autoridad? ¿Cómo puede consentir la desvergüenza de un hijo que le pide repartir su herencia dándolo ya por muerto? ¿Cómo puede un padre perder así su dignidad?
1. Comportamiento del hijo menor (vv. 13-19)
Podemos ver por separado el deterioro progresivo del hijo una vez que se ha alejado de su...