E-Book, Spanisch, 148 Seiten
Omer La nueva autoridad del profesorado
1. Auflage 2022
ISBN: 978-84-19287-20-5
Verlag: Ediciones Morata
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
E-Book, Spanisch, 148 Seiten
ISBN: 978-84-19287-20-5
Verlag: Ediciones Morata
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
El profesorado se enfrenta hoy en día a retos cada vez más complejos: debe afrontar el efecto del ostracismo y la violencia en el ámbito virtual; una severa interferencia parental; el inicio cada vez más temprano de la adolescencia; racismo y violencia; una mayor sensibilización sobre la necesidad de contar con conocimientos y habilidades para afrontar las dificultades de aprendizaje, y las críticas a los diagnósticos exagerados; composiciones familiares nuevas y sin precedentes; cambios académicos y una transición al aprendizaje informatizado; una opinión pública anti-profesores, etc. Mientras tanto, la sociedad espera que los profesores jueguen un rol muy amplio en la vida del alumnado: se espera que enseñen, que eduquen, que sirvan de ejemplo, que sean 'omniscientes', que medien en los conflictos, que ejerzan de psicólogos, que sean autoritarios pero también gentiles y cariñosos, y así una larga lista. Con la pesada carga de la responsabilidad de sus alumnos se sienten solos en el campo de batalla. Por eso este es un libro, que nace tras veinte años en los que sus autores han formado a equipos docentes, asesorado, escuchado y aprendido sobre las dificultades actuales del profesorado, está dedicado completamente a ellos, con la total y completa intención de empoderarlos, de resaltar el valor del trabajo que realizan en el sistema educativo, y de reforzar las relaciones entre todos aquellos involucrados en la educación. Como en los libros anteriores del profesor Omer, la base teórica está acompañada de un gran énfasis práctico que aporte a los profesores las herramientas para reforzar su autoridad y convertirse en el anclaje que permita estabilizar esas embarcaciones llamadas aulas y centros educativos.
Haim Omer Profesor de Psicología en la Universidad de Tel Aviv. Es autor de ocho libros y más de ochenta artículos. Ha desarrollado el modelo de Resistencia No Violenta (NVR) en su aplicación a las familias, escuelas y comunidades. El modelo tiene como objetivo aumentar la autoridad parental por medios estrictamente no violentos y positivos. Ha publicado muchos estudios sobre el método y sus aplicaciones con padres de niños trastornos de ansiedad, delincuencia juvenil, conductores adolescentes, violencia contra hermanos, violencia del hijo a los padres y abandono escolar. Su método ha sido tema principal de varias conferencias internacionales (Greenwich, Amberes, Munich y Malmo) el cual se instruye y se practica en muchos países. En 2011 fundó junto con Irit Schorr-Sapir, la Escuela de Resistencia Pacífica que es considerada el lugar oficial para el aprendizaje de la Resistencia Pacífica y el nuevo enfoque de autoridad.
Autoren/Hrsg.
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Está de moda culpar al profesorado. Hace tres años, salió a la luz el caso de unos niños que violaron en grupo a una niña en un instituto en el centro de Israel. La historia se difundió en la prensa y generó fuertes críticas al instituto, que presuntamente había fracasado de forma estrepitosa en proteger a la niña. Se publicaron más de veinte artículos editoriales en prensa, que competían entre sí por condenar al profesorado y a la administración del instituto por su fracaso. La verdad del asunto había sido muy diferente. La subdirectora descubrió el caso precisamente porque estuvo especialmente atenta y fue sensible a los cambios de comportamiento de la niña. Alertó a los servicios sociales y ese mismo día llevaron a los niños que cometieron el acto a la policía para ser interrogados. El personal del instituto creó una red de apoyo para la niña y para su familia. Estos hechos emergieron de dos comisiones de investigación que se establecieron para investigar el caso, una a nivel municipal, y otra a nivel nacional. Tras meses de investigación, los dos informes escritos llegaron a conclusiones prácticamente idénticas: el instituto, el profesorado y la dirección actuaron correctamente, identificaron la situación y respondieron a ella de forma responsable. Los periódicos no informaron de la absolución de los profesores y del instituto por parte de los comités de investigación. La absolución del profesorado no genera titulares, ni siquiera cuando está precedida por un linchamiento por parte de los medios. Las críticas al profesorado se alimentan de las mismas fuentes que las críticas dirigidas normalmente a padres y madres. La principal fuente ideológica es una profunda transformación de las expectativas que tenemos sobre quienes están a cargo de la educación de nuestros hijos. En el pasado, se esperaba que los educadores (padres, madres y profesores) cubrieran las necesidades prácticas de los niños y niñas, y que los dotaran de los valores y conocimientos básicos. Si, a pesar de los esfuerzos de los educadores para cubrir estas necesidades, el niño presentaba comportamientos problemáticos, no se culpaba a los educadores automáticamente. El problema se atribuía, entre otras cosas, a las tendencias básicas propias del niño o a su exposición a malas influencias. Hoy en día, las expectativas sobre los educadores son completamente diferentes. No solo se espera que profesores, padres y madres cuiden de los niños y niñas y les proporcionen los conocimientos y valores básicos, sino también que formen su carácter. Esta expectativa es evidente cuando el carácter resultante de cómo son educados se percibe de forma negativa: en este caso se culpabiliza a padres y profesores. En el pasado no se habría llegado a esta conclusión, desde luego no de forma tan automática y general. No se culpaba a Gepetto por las mentiras de Pinocho, sino que eran el resultado de una combinación de inocencia y picardía que se encontraban con seductores malignos, los cuales no faltan en el entorno de los niños de hoy en día. Otro elemento de crítica hacia los educadores es el creciente escepticismo a cualquier forma de autoridad. Desde los años sesenta, se ha acentuado la creencia en una educación sin autoridad. Según esta perspectiva, la autoridad no es la solución sino el problema. El sueño de una educación libre, que permita el desarrollo espontáneo y óptimo, se convirtió en la influencia dominante en los campos de la psicología, la educación, la literatura popular y los medios de comunicación. Se creía que si el niño presentaba un problema, esto se debía a la autoridad opresiva que estaba impidiendo su desarrollo natural en una dirección positiva. El sueño de la educación sin autoridad resultó ser una utopía. Cientos de estudios han demostrado que crecer sin límites y exigencias ocasiona un peor desarrollo que hacerlo con una educación más tradicional. Los niños1 que reciben una educación libre no solo sufren de un umbral de frustración bajo, una tasa más alta de abandono de los contextos estructurados, y vulnerabilidad a muchos factores de riesgo, sino que también presentan una baja autoestima. Esto es porque la ausencia de exigencias no les permite aprender a gestionar las dificultades. Una persona que no se enfrenta a dificultades se sentirá menos capaz y menos válida. No obstante, todavía existe una expectativa generalizada de que profesores, padres y madres eduquen sin autoridad; solo en virtud de su presencia benéfica y su carisma personal. Por supuesto que hay quien cuenta con estas habilidades, pero la mayoría de nosotros no estamos dotados con las suficientes como para cumplir con estas altas expectativas. Por lo tanto, las expectativas sobre los educadores deben volver a tener unas dimensiones más realistas como personas bienintencionadas, pero imperfectas. Son seres humanos reales. La mayoría de nosotros no podemos equipararnos con educadores míticos2 como Pestalozzi, Janusz Korczak y similares. Y, la verdad sea dicha, cualquier profesor experimentado puede formar un “equipo ideal” con los estudiantes más difíciles que haya conocido a lo largo de su carrera, que derrotarían fácilmente incluso a Pestalozzi y a Janusz Korczak. Más allá de la actitud crítica y de las altísimas expectativas dirigidas a los educadores, una causa primordial de su debilitamiento es su creciente soledad en nuestra sociedad. Los padres se encuentran más solos que en el pasado debido al debilitamiento de la familia extensa, la proliferación de las familias monoparentales y la vida de las grandes ciudades en donde cada familia vive en el más absoluto anonimato. El profesorado se encuentra solo por la propia naturaleza de su profesión, que le exige trabajar en paralelo, cada uno en su aula, en lugar de hacerlo en equipo, como sucede en muchas otras profesiones. Trabajar en paralelo refuerza la tendencia a competir en lugar de a cooperar, incrementando, por tanto, la soledad. Además, la soledad del profesorado ha aumentado desde que los centros educativos se han hecho más grandes y anónimos, y la población en las ciudades se ha incrementado. Mientras que antes los profesores eran personajes conocidos en la comunidad, lo cual les otorgaba un grado de pertenencia y un apoyo básico, hoy en día son completamente anónimos. La soledad del profesorado también se intensifica con el miedo a la crítica, motivo por el cual los profesores pueden desarrollar una posición defensiva y evasiva, tanto en sus relaciones con otros profesores, como en su relación con las familias. Por otra parte, los padres también temen ser criticados cuando sus hijos no tienen un buen desempeño escolar. Esto hace que muchos tengan una actitud defensiva y hostil ante el profesorado. Gradualmente, se genera una hostilidad y crítica mutua porque cuando nos sentimos culpabilizados tendemos a culpabilizar a otros. En consecuencia, ¡no somos nosotros, los padres, quienes tenemos la culpa sino los profesores que no entienden, ni educan a nuestros hijos adecuadamente! O, ¡no somos los profesores quienes tenemos la culpa, sino los padres que no crían a sus hijos de forma adecuada! Por tanto, el pozo de la soledad se hace más profundo, cada parte renuncia a sus colaboradores naturales y los declara adversario hostil. Tenemos así estas causas de vulnerabilidad que se añanden a las dificultades naturales de la profesión, que nunca ha sido fácil. Enfrentarse en soledad a un grupo grande de alumnos hora tras hora, día tras día, manteniendo el orden, impartiendo conocimiento y enseñando valores es una tarea enorme. La situación se hace todavía más difícil cuando hay problemas de disciplina, ya sea por la composición particular de la clase, o por la agitación social. Aunque estos problemas han existido siempre, se ha hecho más difícil hacer frente a ellos, en parte porque las soluciones que se utilizaban en el pasado para ayudar al profesorado a imponer orden y autoridad han perdido su legitimidad. Las medidas disciplinarias rutinarias del profesorado en el pasado no solo han sido condenadas, sino deslegitimizadas. Hoy en día, el profesor promedio del pasado sería destituido del sistema educativo y probablemente enviado a la cárcel. Por tanto, las exigencias y retos solo han aumentado, mientras que los medios para ejercer la autoridad han disminuido. No es sorprendente que la enseñanza, hoy en día, sea la profesión con mayor tasa de desgaste. En el ambiente actual, anti-profesor, una de las acusaciones más comunes es: “¡Esa profesora está quemada!”. O, “¡ese profesor solo quiere acabar el día e irse a casa!”. Cuando estamos sumergidos en tales acusaciones, nos olvidamos de que el desgaste no es un defecto de un profesor específico, sino un fenómeno general que perjudica el funcionamiento, la calidad de vida y la salud de una gran mayoría de profesores. Desde luego, todavía hay muchos profesores que desbordan de pasión y motivación, y que siguen viendo la educación como su vocación. Estos profesores merecen ser valorados, especialmente teniendo en cuenta que mantienen su dedicación a pesar de las condiciones que conspiran para debilitarla. Pero si conseguimos restablecer la autoridad del profesorado en formas que estén en línea con los valores educativos de una sociedad libre, podríamos ser capaces de restablecer la pasión educativa de otros innumerables profesores que están hundidos bajo el peso de la crítica, la falta de apoyo, la falta de protección y la disminución de recursos. La vieja autoridad y la nueva...