Navarro Puerto | Jesús y su sombra | E-Book | sack.de
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E-Book, Spanisch, 360 Seiten

Reihe: Estudios Bíblicos

Navarro Puerto Jesús y su sombra

El mal, las sombras, lo desconocido y amenazante en el evangelio de Marcos
1. Auflage 2017
ISBN: 978-84-9073-302-8
Verlag: Editorial Verbo Divino
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)

El mal, las sombras, lo desconocido y amenazante en el evangelio de Marcos

E-Book, Spanisch, 360 Seiten

Reihe: Estudios Bíblicos

ISBN: 978-84-9073-302-8
Verlag: Editorial Verbo Divino
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)



'Jesús y su sombra' es un enunciado condensado. Se refiere a la sombra del personaje narrativo del Jesús de Marcos, la suya personal interna y las proyecciones externas. Se refiere a la sombra que le llega de fuera, a la que le afecta y a la que no lo logra, pese a sus intentos por afectarle. Es la sombra del mal y la sombra protectora, a menudo procedente de la tradición israelita. El libro trata, también, de las sombras de otros personajes del evangelio, de la dimensión sombría presente en su trasfondo y de la sombra que lo atraviesa trasversalmente: sombras personales e impersonales, sombras negativas y dañinas que proceden de actores concretos o de la familia, grupos e instituciones. La sombra como el mal y la sombra como lo desconocido y percibido, con frecuencia, como amenazante. El libro no olvida la sombra positiva, la que precede a la luz y la que sigue haciéndola posible, la sombra de lo enigmático que, como el Reino, por ejemplo, oculta más de lo que desvela, sugiere más de lo que dice. Todo ello convierte este estudio en una compleja tarea interpretativa en la que tiene un lugar importante el símbolo. No es un libro solo para saber, aunque también, sino sobre todo para comprender.

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1

Cuestiones metodológicas
El ser humano tiende a la luz. Se orienta hacia ella como un ser fototrópico, por más que a veces la oscuridad tire de él. Sin embargo, la luz no es concebible sin la oscuridad o, mejor, sin la sombra. Existe una relación entre ambas, luz y sombra, perceptible cuando observamos la complejidad del conjunto, de la totalidad. Si la sombra es un dato del ser humano, de la realidad interna y de la realidad circundante, si la vida, sea o no humana, contiene ambos aspectos, todo ello ¿no debe configurar igualmente a Jesús, a quien en el cristianismo (y fuera de él) consideramos paradigma de lo humano?, ¿no deben encontrarse en el evangelio, que a juicio de los creyentes y de otros muchos que no lo son, es el relato por antonomasia de la humanidad y sobre ella? Se me puede argumentar que se trata de una pregunta de respuesta obvia; es claro que hay sombras en el evangelio, pues en él están más que patentes las obras del mal, a pesar de que la luz vence a las tinieblas en su forma más radical: la vida, la resurrección de Jesús, ante y contra la muerte ignominiosa. Es cierto, solo si el mal se entiende, como suele ser habitual, nada más que asociado a la sombra y la oscuridad, sinónimo o equivalente a ellas. Esto, cuando menos, es inexacto. No toda sombra es mal ni toda oscuridad es negativa ni dañina. Como en todo lo relativo a lo humano y su entorno de vida, la sombra es compleja y su complejidad está llena de matices, de riqueza, de capas que, a su vez, ocultan otras capas. La tarea que me propongo es acercarme al evangelio de Marcos, y particularmente a la figura de Jesús, desde la perspectiva de la sombra que, como se verá, es preciso concebirla en plural. La ciencia actual afirma que casi todo el Universo está compuesto de materia oscura. La materia oscura en este contexto se identifica, más que nada, con lo desconocido. Recientes descubrimientos afirman algo semejante acerca de lo relativo al ADN humano. En psicología «la sombra» equivale, igualmente, a lo desconocido ante lo que, por regla general, los humanos reaccionamos con temor. Por lo tanto, tendremos en cuenta que la sombra es un concepto de significado plural. La ciencia actual también nos ilustra sobre un fenómeno paradójico: la luz se percibe como oscuridad mientras no incida sobre un determinado objeto. El espacio exterior que forma parte del sistema solar está invadido por la luz del sol. Sin embargo, lo que astrónomos, astronautas y físicos afirman es que solo se ve oscuridad, salvo que exista un objeto, cuya visión testimonia la existencia de la luz solar. Llevado al ámbito de la percepción humana, este fenómeno se traduce en que nuestro ojo solo ve objetos, no la luz1. En el ámbito de las artes, especialmente las artes plásticas y visuales, la sombra es un elemento fundamental, un elemento de creación y no un mero producto de la luz. La sombra es potencialmente creativa, continente de todo lo que aún no ha emergido, materia prima de la creatividad. Podemos nombrarla con muchas y diferentes palabras, pero no podemos prescindir de ella. En nuestro caso, leer una narración, analizarla e interpretarla incide en su dimensión de sombra, aunque solo sea porque estamos ante una creación literaria2. Y esto vale, también, para los personajes, las situaciones que se narran, el entorno en el que se realizan las acciones y el trasfondo histórico en el que se ubican. «Jesús y su sombra» es un enunciado condensado. Se refiere a la sombra de Jesús, la suya personal interna y las proyecciones externas. Se refiere a la sombra que le llega de fuera, a la que le afecta y a la que no lo logra, pese a sus intentos por afectarle. Es la sombra del mal y la sombra protectora, a menudo procedente de la tradición israelita. La nube, por poner un ejemplo, es un fenómeno que produce sombra y, cuando representa simbólicamente la presencia divina, se entiende a menudo como una sombra bienhechora. Pero a esta categoría pueden pertenecer también personajes, escenas, normativas incluso, que legitiman desde la tradición bíblica al personaje de Jesús, muchas de sus acciones y de aquello que para su tiempo parece fuera de lugar y merecedor de castigo y condena. Trataremos todo esto, sin duda, como expresaré más adelante, tomando el relato evangélico como un conjunto susceptible de interpretación en cada uno de sus elementos. El libro no pretende reducirse al personaje de Jesús, pues a él le rodea la sombra de los demás. Resulta interesante percibir la dimensión sombría que está en el trasfondo del evangelio y lo atraviesa de parte a parte, sombras personales e impersonales, sombras negativas y dañinas que proceden de actores concretos o de la familia, grupos e instituciones. La sombra como el mal y la sombra como lo desconocido y, por ello, percibido con frecuencia como amenazante. No olvidaremos la sombra positiva, la que precede a la luz y la que le sigue haciéndola posible, la sombra de lo enigmático que, como el Reino, por ejemplo, oculta más de lo que desvela, sugiere más de lo que dice. ¿Es consciente el personaje de Jesús en el evangelio de Marcos de su propia sombra?, ¿qué tipo de sombra? Y si así fuera, según el relato evangélico ¿cómo la maneja?, ¿cómo reaccionan los demás?, ¿cómo muestra esta narración la sombra de los otros?, ¿es simple o compleja?, ¿es susceptible de modificación o solo se transmuta, se traslada o se maquilla…? Ante esta multiplicidad de sentidos, necesitamos delimitar en lo posible lo que vamos a incluir en el concepto de «sombra». El vocabulario del evangelio nos servirá de guía, de primera guía, pero en una aproximación casi intuitiva diríamos que sombra es, sin duda, el mal en sus diferentes manifestaciones, lo malo, en sus expresiones diversas y matizadas (para quiénes, de quiénes…), pero lo es también la gama casi infinita de sufrimientos. Sombra es, sin duda, ese mundo de reacciones proveniente de distintos aspectos de la persona y de la personalidad, desde emociones concretas hasta sentimientos y acciones susceptibles de diferentes interpretaciones, desconocidas o dadas por supuesto según un determinado concepto de sentido común. La envidia, por ejemplo, es una de estas dimensiones de la sombra, ya sea en su faceta negativa y dañina, o en la otra, más escondida, pero tan humana como puede ser el sentimiento y la reacción de cólera. A la vez, cada uno de estos elementos del concepto incluye su gama de matices. Pensemos, por ejemplo, en la misma cólera o ira. Sus expresiones e intensidad son numerosas, desde la protesta, el rechazo o la confrontación, hasta el reproche y el insulto, desde la ira violenta y agresiva, hasta la que se ofrece bajo la forma de resistencia pasiva. A la sombra pertenecen sus «obras», es decir, sus proyecciones. Muchas de ellas aparecen bajo la forma de idealizaciones. Acercarse al evangelio buscando la «sombra» equivale a observar atentamente algo tan difícil como las proyecciones idealizadoras, sin excluir al mismo personaje de Jesús. En el texto de Marcos es más fácil seguir la sombra en su dimensión de mal que la sombra en sus otros matices y significados, pero intentaremos sobrepasar la idea más negativa con que la asociamos. El nuestro es tiempo de «indignados»3, como lo han sido otros tiempos en otras épocas. La conciencia de nuestra indignación es a la vez sombría, por sus múltiples expresiones, y luminosa, pues permite percibir con más nitidez la sombra social y política sobre la que se recorta. Si leemos el evangelio de Marcos en esta clave, observaremos con sorpresa hasta qué punto la sombra con sus variedades y matices da vida al relato, al mismo Jesús y, en un sentido más conceptual, a lo humano que encontramos en él. En la sombra, según lo dicho más arriba, vamos a incluir, especialmente, todo aquello que nos resulta desconocido, amenazante o digno de respeto. Nos referiremos a estos y a otros aspectos teniendo en cuenta los resultados actuales de las investigaciones históricas, sociológicas y antropológicas que constituyen el trasfondo de este evangelio, y teniendo en cuenta también algunos criterios y categorías psicológicas, muchas de ellas elaboradas a partir de los estudios de Carl Gustav Jung y de otros autores y autoras del campo de la psicología profunda. También incluiremos los aspectos positivos y creativos de la sombra siempre que los datos nos lo permitan. Esto convierte el estudio que me propongo en una compleja tarea interpretativa en la que tiene un lugar importante el símbolo, conjugado también en singular y en plural. En otras ocasiones he elegido un método y me he sometido ordenadamente a él. El resultado ha estado, sin duda, tan lleno de ventajas como de limitaciones e inconvenientes. Esta vez elijo una modalidad que asocio al orden que se abre paso entre el caos eligiendo su propio camino. Elijo distinguir entre saber y comprender. No es un libro solo para saber, aunque también, sino sobre todo para comprender. No es un trabajo ajeno a mi persona, sino que forma parte de mí, pues soy consciente de que, como ser humano, tengo mi parte de sombra. 1.1. Observaciones metodológicas
Antes de nada, es importante recordar, aunque parezca sabido y evidente, que la Biblia, debido a la antigüedad de sus textos y gracias a la elaboración y condensación de la mayoría de ellos, es un libro de libros susceptible de interpretación. Más aún, es un conjunto de escritos cuyo sentido religioso pide la interpretación hasta tal punto que no sería nada sin ella. Podríamos afirmar, sin exagerar, que es la misma Biblia la que anima y estimula a sus oyentes y lectores, desde dentro, a interpretar. Esto se advierte particularmente en los relatos, pero...



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