E-Book, Spanisch, Band 139, 158 Seiten
Reihe: 100xUNO
Millán Romeral San Tito Brandsma y los sacerdotes mártires de Dachau
1. Auflage 2025
ISBN: 978-84-1339-544-9
Verlag: Ediciones Encuentro
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
E-Book, Spanisch, Band 139, 158 Seiten
Reihe: 100xUNO
ISBN: 978-84-1339-544-9
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En Dachau, cerca de Múnich, Hitler construyó el primer campo de concentración, de los muchos donde internó a sus adversarios políticos, pero también judíos, gitanos, homosexuales y otros grupos de «hombres inferiores». Por ese Lager pasaron unos 206.206 prisioneros, de los que más de 40.000 perdieron la vida.
2.652 sacerdotes y religiosos católicos sufrieron cautiverio en Dachau. De ellos, fueron asesinados o murieron a causa de las penalidades unos 1.800, de los cuales, 1.106 polacos. El carmelita holandés Tito Brandsma ha sido ya canonizado y 57 más, beatificados.
Con la guía de la figura de san Tito, su hermano en religión, Fernando Millán Romeral traza con maestría el admirable cuadro de aquel santuario del martirio del siglo XX.
Fernando Millán Romeral, O. Carm, Madrid (1962), fue Prior General de la Orden del Carmen de 2007 a 2019. Estudió Filosofía y Teología en la Universidad Pontificia Comillas (Madrid), en el C. E. T. de Sevilla y en el Milltown Institute (Dublín). Doctor en Teología por la Universidad Gregoriana de Roma, es profesor ordinario de Sacramentos en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid (1995), donde dirige el Instituto Universitario de Espiritualidad. Profesor invitado en la Gregoriana. Miembro del Institutum Carmelitanum de Roma y de la Comisión Internacional de Cultura de la Orden. Escribió el primer libro sobre san Tito Brandsma en español y tradujo obras suyas a nuestra lengua.
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I. Dachau, primer Lager del nacionalsocialismo El campo de concentración de Dachau fue el primer campo creado por el nacionalsocialismo, concretamente el 22 de marzo de 1933, esto es, pocas semanas después de que Hitler accediera al poder, puesto que este fue nombrado canciller por el presidente Hindenburg el 30 de enero de dicho año. En principio, el campo (construido aprovechando las instalaciones de una fábrica de munición abandonada) fue pensado para presos políticos, cuyo número iría creciendo exponencialmente a medida que el NSDAP (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei) fue controlando todos los resortes de poder del Estado alemán. El pueblo de Dachau estaba cerca de Múnich (a unos veinte kilómetros al noroeste de la ciudad). Aunque su nombre aparecerá ya para siempre ligado al del campo de concentración, Dachau fue famoso porque a lo largo del siglo XIX había surgido allí un célebre grupo de paisajistas conocidos como la «escuela de Dachau». De hecho, más que de una escuela con un estilo común, se trataba más bien de una especie de colonia a la que acudían pintores de diversas partes de Alemania en busca de los deliciosos paisajes de las laderas pantanosas de aquella comarca (el Dachauer Moos) y de las tradiciones populares de los campesinos. Pintores de cierto renombre (Franz Marc, Felix Bürgers, Ludwig Dill, Adolf Hölzel, etc.) y de un estilo cercano al impresionismo al principio, aunque luego se fueron abriendo a las vanguardias en boga, conformaron aquella pléyade de artistas relacionados con Dachau. Pero volviendo a 1933, hay que destacar que aquellos eran, sin duda, meses convulsos, frenéticos. El 27 de febrero fue incendiado el Reichstag. La autoría del hecho sigue siendo incierta. Un sindicalista holandés fue acusado y, tras ser torturado, confesó haberlo hecho. Pero todo parece apuntar a que el incendio fue causado por los mismos nazis que lo utilizaron para justificar leyes muy restrictivas de las libertades individuales y colectivas declarando el estado de emergencia. El 5 de marzo, en ese ambiente de tensión, tuvieron lugar las elecciones generales y, aunque Hitler se quedó lejos de la mayoría absoluta, tras una serie de alianzas, consiguió afianzar su poder. Pocos días después, el 24 de marzo, Hitler logró que se aprobara la llamada Ley Habilitante (Ermächtigungsgesetz), que en la práctica terminaba con el sistema parlamentario. El 27 de abril Heidegger era nombrado rector de la universidad de Friburgo de Brisgovia. Cuatro días más tarde ingresaba en el partido nacionalsocialista. En su discurso inaugural como rector hizo una encendida defensa del dasein alemán y de la universidad al servicio de la patria. El 10 de mayo, tuvo lugar la tristemente célebre quema de libros degenerados, organizada por las Studentenverbindungen (unas corporaciones estudiantiles afines al nacionalsocialismo), las SS y las SA. Miles de libros fueron quemados en lo que se convertiría en una macabra profecía de lo que estaba por llegar. Fue la primera (junto a la «noche de los cuchillos largos» y «la noche de los cristales rotos») de las tres «noches» que marcarían el tenebroso futuro de Alemania y el de toda Europa. Es en ese contexto en el que surge el campo de Dachau. Teniendo en cuenta que el campo sería liberado el 29 de abril de 1945 (¡un día antes del suicidio de Hitler!), podemos afirmar que Dachau acompañó toda la historia del III Reich, desde los primeros momentos hasta el final. Antes de seguir adelante, conviene señalar que, aunque nos referimos a todos ellos bajo la categoría genérica de «campos de concentración», hay toda una tipología de los campos. Sin especificar demasiado, podríamos hablar de tres categorías fundamentales, a saber: los campos de trabajo o de concentración (como Dachau), los campos de tránsito o Durchgangslager (como Westerbork), y los campos de exterminio (como Auschwitz). Ciertamente las fronteras entre una y otra categoría son bastante imprecisas, ya que en muchas ocasiones un campo de tránsito se convertía en la práctica en campo de trabajo con una alta tasa de mortalidad o un campo de trabajo incluía las cámaras de gas propias de los campos de exterminio. En cualquier caso, Dachau es considerado un campo de trabajo, un Arbeitslager o Zwangsarbeitslager, más aún, fue el prototipo y el modelo de estos campos. A todo ello habría que añadir la enorme red de campos satélites que se fueron creando según las necesidades del Reich, la mayoría en los alrededores de Dachau, pero algunos de ellos más lejanos, lo que provocó que muchos prisioneros murieran en las largas caminatas, en condiciones terribles, desde el campo matriz a los campos satélites. Los más importantes fueron Kaufering (más que un campo un complejo de once campos numerados, en uno de los cuales estuvo prisionero el célebre psicólogo Viktor Frankl), Füssen-Plansee, Mühlheim an der Donau, Ottobrunn, Karlsfeld, etc. Desde su creación en marzo de 1933, hasta la liberación en abril de 1945, el campo fue creciendo considerablemente, así como las diversas procedencias de los grupos de prisioneros: sindicalistas, comunistas, testigos de Jehová, homosexuales, romaníes, objetores de conciencia, etc., grupos a los que se añadirían desde diciembre de 1940 los clérigos, fundamentalmente católicos. En ese proceso de crecimiento fue especialmente importante el año 1937, cuando los mismos prisioneros se vieron obligados a trabajar en nuevas estancias para los presos, así como en la creación de un cuartel para las SS. En 1938, tras la «noche de los cristales rotos» y el aumento de la presión sobre la población judía, llegaron a Dachau varios miles de judíos, si bien generalmente de paso. Lógicamente —por lo señalado más arriba—, lo que buscaban los nazis no era la reeducación ni el trabajo de los judíos, sino su exterminio, por lo que eran generalmente derivados (sobre todo a partir de la conferencia de Wansee en la que se decidió la «solución final del problema judío») a otros campos más «equipados» para ello. Con el inicio de la guerra fueron frecuentes las deportaciones de numerosos grupos de prisioneros a Dachau, a veces solamente de paso para otros campos y a veces para ser recluidos en este Lager. El número creció de manera desproporcionada y los barracones estaban saturados y en condiciones higiénicas deplorables, lo que acabó provocando varias epidemias. De hecho, cuando el campo fue liberado, el panorama era dantesco, ya que los cadáveres se amontonaban entre los barracones y la mortandad era elevadísima. Una cuestión interesante (y terrible) es la de si en Dachau funcionaron o no las cámaras de gas. Por ejemplo, Albert Urbanski en el que probablemente fue el primer libro sobre el clero en Dachau, cree que las cámaras de gas fueron utilizadas, pero, sobre todo, para la experimentación con los prisioneros y, por tanto, no con la utilidad que tenían en los campos de exterminio como Auschwitz-Birkenau (la muerte en masa del mayor número de personas en el menor tiempo posible). No obstante (siempre según Urbanski), en las cámaras debió morir un número considerable de prisioneros4. Sin embargo, muchos estudiosos dudan o niegan abiertamente que dicha cámara, que se encuentra junto a los crematorios, fuese utilizada como tal, algo muy frecuente en otros campos5. Otros defienden que sí fue utilizada, aunque quizás en menor proporción a las de otros campos creados expresamente para el exterminio6. J. Rovan atribuye el que la Gaskammer no fuera utilizada al hecho de que Dachau era considerado campo modelo (campo escaparate) para mostrar a las autoridades internacionales y, además, cree que en este tema el historiador debe ser muy riguroso para no dar argumentos a los negacionismos y revisionismos posteriores7. J. Neuhäusler también indica que la cámara nunca fue usada en Dachau y añade que en los dramáticos días finales se llegó a plantear el usar la cámara para desinfectar los harapos y las ropas de los prisioneros infectados de tifus, pero no se llegó a hacer8. Nico Rost, quizás influenciado por su militancia comunista, atribuye el que la cámara de gas de Dachau no fuera utilizada (lo que da por aceptado) al heroico y continuo sabotaje de los presos destinados a su construcción9. Dos prestigiosas publicaciones sobre el holocausto coinciden en que la cámara de gas no fue utilizada. Así, la Enciclopedia del holocausto publicada por el United States Holocaust Memorial Museum señala lo siguiente: No existen pruebas creíbles de que la cámara de gas de la barraca X se haya utilizado para asesinar a seres humanos. Más bien, a los prisioneros los sometían a un proceso de «selección». Los que se determinaba que estaban demasiado enfermos o débiles para seguir trabajando eran enviados al centro de exterminio por «eutanasia» de Hartheim, cerca de Linz, en Austria10. Y la no menos célebre Enciclopedia del Holocausto, publicada por Yad Vashem afirma de forma taxativa: En Dachau se construyó una cámara de gas que no llegó a ser utilizada11. Dachau fue liberado el 29 de abril de 1942. Un día antes, el 28 de abril,...