La historia como arma | E-Book | sack.de
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E-Book, Spanisch, 136 Seiten

Reihe: Singular

La historia como arma

Los intelectuales latinoamericanos y la Guerra Fría
1. Auflage 2025
ISBN: 978-607-03-1487-2
Verlag: Siglo XXI Editores México
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark

Los intelectuales latinoamericanos y la Guerra Fría

E-Book, Spanisch, 136 Seiten

Reihe: Singular

ISBN: 978-607-03-1487-2
Verlag: Siglo XXI Editores México
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark



'Las revoluciones no solo se luchan con armas, sino también con ideas.' La Guerra Fría, una época que dividió al mundo en dos bloques, también moldeó la identidad de América Latina. En un tiempo en el que las fronteras entre la verdad y la ficción se difuminaron, este libro desentraña las complejas dinámicas ideológicas, culturales y políticas que definieron el 'latinoamericanismo' en ese periodo. Con especial atención a los casos de Cuba y México, el autor examina cómo estas revoluciones se convirtieron en faros de la izquierda y en escenarios clave para el enfrentamiento de potencias globales. Desde los debates en la publicación británica New Left Review hasta las reflexiones de grandes intelectuales como Eduardo Galeano, Marta Harnecker y Alejo Carpentier, entre otros, este recorrido histórico revela los símbolos, mitos y estrategias que dieron forma a la narrativa latinoamericana en plena Guerra Fría. A través del análisis de publicaciones culturales, ensayos y polémicas intelectuales, este libro muestra cómo las luchas ideológicas, al tiempo que determinaron el debate público, también moldearon la autopercepción de este continente. Una lectura imprescindible para entender cómo el duelo, el mesianismo y la iconocracia fueron clave en la construcción de nuestra identidad cultural.

Rafael Rojas es licenciado en Filosofía por la Universidad de La Habana y doctor en Historia por El Colegio de México. Profesor e investigador del Centro de Estudios Históricos del COLMEX y director de la revista Historia Mexicana. Miembro de número de la Academia Mexicana de la Historia y del Sistema Nacional de Investigadores. En 2006 ganó el Premio Anagrama de Ensayo por su libro Tumbas sin sosiego: revolución, disidencia y exilio del intelectual cubano, y en 2009, el Isabel de Polanco por Las repúblicas de aire: utopía y desencanto de la Revolución de Hispanoamérica. Autor de: El árbol de las revoluciones latinoamericanas (2021) y La epopeya del sentido: ensayos sobre el concepto de revolución en México (2022), entre muchos otros.
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Introducción

El historiador Louis Menand, justamente aclamado por (2002), escribió luego un ensayo sobre la cultura occidental a mediados del siglo XX. Sus objetos de estudio fueron la literatura, el arte y el pensamiento en el arranque de la Guerra Fría. La pasarela de figuras estudiadas no pudo ser más eminente: Arendt y Sartre, Baldwin y Sontag, Lévi-Strauss y Pollock, Cage y Warhol, The Beatles y Pauline Kael. No obstante, Menand (2021) advirtió, desde las primeras páginas, que el contexto de la Guerra Fría, aunque muy presente en el libro, no bastaba para explicar toda la producción cultural anterior a 1989. La filosofía y la pintura, el cine y la poesía también contaban por sí mismos, pues respondían a su circunstancia histórica y, a la vez, a dilemas de tradición y ruptura propias.

Si bien con mayor dificultad, dada su conexión más directa con los discursos de legitimación de los estados, lo mismo podría argumentarse sobre el arte y el oficio de la historia. El historiador cubano Manuel Moreno Fraginals (1983), graduado de El Colegio de México, sostuvo que la historiografía más científica, la más apegada al cálculo de precios o a la cuantificación de la trata esclavista en el Atlántico, podía estar sustentada en mitos. Si hubo un periodo en el que las fronteras entre la verdad y la ficción se desdibujaron en el debate público y en las polémicas historiográficas fue, justamente, el que se extiende entre la caída del nazismo y el derrumbe del Muro de Berlín. La maleabilidad del sentido, en aquellas décadas, fue capturada por la polarización ideológica y puesta en función de la disputa por el pasado.

Este libro reconstruye algunas polémicas historiográficas sobre América Latina en la Guerra Fría —o sobre la Guerra Fría en América Latina, que no es exactamente lo mismo—, alojadas en publicaciones emblemáticas del campo intelectual atlántico y, sobre todo, en su flanco latinoamericano y caribeño en la segunda mitad del siglo pasado. También se repasan las ideas sobre América Latina de líderes intelectuales de aquellas décadas, como los uruguayos Ángel Rama y Eduardo Galeano, la chilena Marta Harnecker y la brasilera Vânia Bambirra o los cubanos Roberto Fernández Retamar y Alejo Carpentier, que alcanzaron una amplia difusión como ensayistas.

El periodo que interesa reconstruir, por medio de aquellos debates, es el que implica la categoría , entre los años cincuenta y los ochenta del siglo XX. Una nueva generación de historiadoras e historiadores muestra un creciente interés en ese periodo, desde múltiples perspectivas metodológicas: historia internacional y política, intelectual y cultural, social y económica (Pettinà, 2018 y Field ., 2020). De estos estudios nos interesa explorar la dimensión historiográfica o, más específicamente, la forma en la que las pugnas ideológicas y políticas de la Guerra Fría se proyectan en el campo de la historia académica.

Las polémicas que aquí se recorren aparecieron en revistas que responden a dos tipos de publicaciones en la historia de América Latina y el Caribe, bien analizadas en su trayectoria por autores como Horacio Tarcus (2020), Aimer Granados (2012), Regina Crespo (2010), Alexandra Pita y María del Carmen Grillo (2021): unas ( o el ) eran propiamente académicas y otras (, o ) se inscribían más cómodamente en la categoría de revistas intelectuales o culturales.1

Los debates que se suscitaron en aquellas publicaciones demostraban una gran capacidad de desplazamiento entre la esfera del saber especializado y el campo intelectual más abierto al debate público. La intensidad de la confrontación ideológica de la Guerra Fría, constatada por Francisco Zapata (1990) y Patrick Iber (2015), permeaba diversos niveles de la discusión histórica sobre el pasado y el presente de América Latina, que convocaban posicionamientos políticos, adhesiones o rechazos ideológicos y compromisos vitales y afectivos. Las páginas de aquellas revistas, al calor de la recepción de teorías marxistas y estructuralistas, dependentistas y cepalinas, guevaristas y desarrollistas, se llenaron de disquisiciones sobre la estructura feudal o capitalista de las sociedades latinoamericanas; sobre la cuestión agraria y la modernización urbana; sobre la Revolución cubana y la vía chilena al socialismo; y sobre el colonialismo interno y las nuevas estrategias imperialistas. El debate sobre la Revolución cubana actualizó la discusión sobre las revoluciones previas (la mexicana, la guatemalteca y la boliviana) y sobre el populismo clásico (varguismo y peronismo), y produjo una revisión de toda la historia poscolonial de la región, desde las gestas independentistas de principios del siglo XIX (Rojas, 2021).

La historia se convirtió, en palabras de Enzo Traverso, en un “campo de batalla”, en el que “se interpretaban las violencias” de la modernidad latinoamericana (2016, pp. 11-31). Una de las formas que adoptó aquella disputa fue la contraposición entre las revoluciones mexicana y cubana como dos paradigmas de la izquierda latinoamericana de la Guerra Fría. El tema, que ha sido explorado recientemente por historiadores como Renata Keller (2015) y Eric Zolov (2020), recorre el fondo o la superficie de aquellas publicaciones. Frente al desafío rupturista del proyecto cubano, que velozmente se radicalizó por la vía socialista, la Revolución mexicana y su modelo de partido hegemónico e ideología nacionalista revolucionaria se asentó como la opción de en amplias zonas del debate académico e intelectual (Cosío Villegas, 1961).

La Revolución cubana y las guerrillas marxistas latinoamericanas transformaron aceleradamente el discurso de la identidad continental (Weyland, 2019; Clayfield, 2019). El campo de batalla de la Guerra Fría, tanto en la violencia armada como en la lucha ideológica, se desbordó hacia las polémicas historiográficas. En y en la obra de Stanley Ross, Juan A. Ortega y Medina y Daniel Cosío Villegas pudieron advertirse fricciones con la producción historiográfica soviética (Rudenko, Alperóvich, Lavretski…), que intentaba reformular su visión del pasado latinoamericano a la luz del triunfo revolucionario y la radicalización socialista en Cuba (Ortega, 2018, pp. 111-142). A partir de los años sesenta, en publicaciones de la isla, como y , se observó un notable despliegue de narrativas e interpretaciones históricas provenientes del campo académico soviético.

La reorientación ideológica marxista-leninista, en un flanco del horizonte intelectual latinoamericano, favoreció una mirada adversa a la trayectoria de la Revolución mexicana y los populismos clásicos, que privilegiaba el carácter modélico del experimento cubano. No obstante, en otros ámbitos de la izquierda regional, como se advierte en revistas tan disímiles como y , los referentes del nacionalismo revolucionario y los populismos varguista y peronista seguirían siendo poderosos hasta bien entrados los años setenta.

En las dos últimas décadas del siglo XX, cuando avanzaron las transiciones a las democracias y las políticas económicas neoliberales, el latinoamericanismo de la Guerra Fría tuvo una nueva mutación. La historia intelectual de la recepción del debate entre modernidad y posmodernidad, en los ochenta, registra que dos libros, (1984) del uruguayo Ángel Rama y (1989) del cubano Antonio Benítez Rojo, señalan la reconfiguración de un imaginario facturado durante la confrontación ideológica de las décadas previas, lo que en buena medida se ve cristalizado en ensayos como (1971) de Roberto Fernández Retamar y (1971) de Eduardo Galeano.2

Este libro vuelve a estos ensayos y a aquellas revistas, abriendo interrogaciones sobre los modos en los que se escenificaba el pasado de América Latina y el Caribe en las polémicas de la Guerra Fría. Como se verá, los debates sobre la disciplina tuvieron un impacto decisivo sobre la definición del latinoamericanismo. Más allá de que algunos de los historiadores protagónicos del periodo, como los mexicanos Daniel Cosío Villegas o Luis González y González y los argentinos Emilio Ravignani y Tulio Halperin Donghi, produjeran obras ancladas en los dilemas contemporáneos de sus respectivos países, su producción intelectual contribuyó a moldear las diversas formas de interlocución con lo latinoamericano en tanto gentilicio de una identidad.3

La mutación del latinoamericanismo

En América Latina y el Caribe, las corrientes ideológicas fundamentales de la izquierda, en la Guerra Fría, heredaron de la tradición intelectual de los siglos XIX y XX la obsesión con la identidad histórica y cultural de esa parte del mundo. Se trata de uno de los mensajes centrales del exhaustivo recorrido propuesto en (2021), por el historiador argentino Carlos Altamirano, y de una evidencia documentable en la historia intelectual de la región.

Hasta 1960, los más logrados intentos de definir identidades nacionales o continentales se habían producido en un campo intelectual liderado por poetas y antropólogos, filósofos e historiadores (Sarmiento y...



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