Jenkins | Cultura Transmedia | E-Book | sack.de
E-Book

E-Book, Spanisch, 352 Seiten

Reihe: Comunicación

Jenkins Cultura Transmedia

La creación de contenido y valor en una cultura en red
1. Auflage 2015
ISBN: 978-84-9784-845-9
Verlag: Gedisa Editorial
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)

La creación de contenido y valor en una cultura en red

E-Book, Spanisch, 352 Seiten

Reihe: Comunicación

ISBN: 978-84-9784-845-9
Verlag: Gedisa Editorial
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)



Actualmente el entorno mediático contemporáneo se caracteriza por ser un espacio donde las empresas ya no son quienes controlan estrictamente la distribución de la información; por el contrario muchos de nosotros estamos directamente implicados en la circulación del contenido. Las generaciones actuales ya no son esa audiencia pasiva que consumía todo aquello que indicaban los diferentes medios de comunicación; esta es una generación activa de creadores de contenido online como videos, música o escritos que consiguen su audiencia fácilmente por medio de blogs, páginas especializadas y redes sociales. Cultura transmedia aborda conceptos tan populares como los 'memes', 'viral' o 'Web 2.0' y examina también el compromiso de la audiencia o de los actualmente nombrados como 'influenciadores' en la cultura en red. Todos estos fenómenos conllevan relaciones y flujos transnacionales nuevos. Pero ello los autores usan ejemplos sacados de la industria de la música, los videojuegos, los cómics, la televisión y la publicidad para ilustrar los contornos de nuestro entorno mediático actual.

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Prólogo La publicación en 2006 de Convergence Culture consolidó a Henry Jenkins como referente internacional en el estudio de las narrativas transmedia y la cultura de la convergencia. El libro mapeó con todo lujo de detalles la «colisión entre los viejos y nuevos medios» y expandió la agenda de investigación de académicos en todo el mundo. A partir de ese volumen muchas conversaciones teóricas sobre los medios de comunicación y la cultura comenzaron a organizarse en torno a la oposición entre la industria de los medios y la cultura colaborativa. Temas como la participación de los fans en comunidades virtuales y redes sociales, la emergencia de formatos textuales innovadores creados por los usuarios y los nuevos roles que éstos asumían en el proceso de comunicación (del consumidor al prosumidor) estuvieron cada vez más presentes en los programas de investigación. Para Jenkins la convergencia mediática es algo más que un mero cambio tecnológico: La convergencia altera la relación entre las tecnologías existentes, las industrias, los mercados, los géneros y las audiencias. La convergencia altera la lógica con la que operan las industrias mediáticas y con la que procesan la información y entretenimiento los consumidores de los medios [...] Tengan bien presente que la convergencia se refiere a un proceso, no a un punto final (2008b: 26). En este marco Jenkins indica una serie de rasgos que caracterizarían a la industria contemporánea de los medios, desde la creciente reducción de los costes de producción y distribución hasta el aumento de plataformas y canales o la gran concentración de la propiedad. Los públicos, por su parte, están generado nuevas formas de cultura participativa que convierten al consumo de medios en un «proceso colectivo» que está cambiando «la religión, la educación, el derecho, la política, la publicidad e incluso el mundo militar» (Jenkins, 2008b: 15). La complejidad de estos procesos está a la vista. Resulta imposible reducir el proceso de convergencia a una sola dimensión: la «convergencia, es tanto un proceso corporativo de arriba-abajo como un proceso de abajo arriba dirigido por consumidores» (Jenkins, 2008b: 28). En enero de 2013, exactamente diez años después de que introdujera el concepto de transmedia storytelling en las conversaciones académicas y profesionales, Henry Jenkins publicó un nuevo libro junto a Joshua Green y Sam Ford. Se trata de Cultura Transmedia. La creación de contenido y valor en una cultura de red (Spreadable Media. Creating value and meaning in a networked culture), el volumen que el lector tiene ahora mismo entre sus manos. Cultura Transmedia retoma los grandes temas de Convergence Culture y los actualiza en un contexto marcado por los grandes cambios que ha sufrido la ecología mediática en la última década. Conviene recordar que Convergence Culture se publicó en 2006 y una buena parte de las plataformas que están cambiando el ecosistema de medios, desde Facebook (creada en 2004) hasta YouTube (2005), Twitter (2006) o Instagram (2010), estaban por entonces atravesando su infancia o ni siquiera existían. En Cultura Transmedia los autores despliegan un mapa actualizado de ese campo híbrido donde las estrategias corporativas se cruzan con las tácticas de los usuarios (¿o era al revés?). Al igual que Convergence Culture, más que apostar por un denso desarrollo teórico, este volumen nos describe decenas de experiencias situadas, como hubiera dicho el investigador argentino Aníbal Ford, «en las orillas» de la industria de la cultura. Jenkins, Green y Ford pasan revista a todo tipo de situaciones dentro de la gran cultura de la convergencia, analizan conflictos, repasan las (a menudo erradas) estrategias de las grandes corporaciones y critican los obsoletos sistemas de medición de consumo mediático todavía basados en las audiencias del broadcasting. A los autores les interesa analizar la creciente presencia de los prosumidores en el flujo mediático y las alteraciones que esta participación provoca en la industria cultural. En este caso la palabra clave es spreadability, un concepto polivalente que según el Oxford Dictionary nos remite a la idea de expansión, despliegue, propagación o diseminación. Jenkins, Green y Ford oponen el nuevo paradigma de la spreadability al viejo modelo de la stickiness, otro concepto difícil de traducir que significa viscosidad o adhesividad. En otras palabras: si antes las corporaciones proponían un contenido seductor con la intención de atraer a las audiencias y poder contabilizarlas para venderlas a los anunciantes, ahora la cultura de la convergencia late al ritmo de la diseminación de contenidos a lo largo y ancho de toda la ecología mediática.  El sistema del broadcasting buscaba crear experiencias unificadas donde la interactividad con las audiencias se encontraba pre-estructurada. Ese mundo no tan lejano con pocos canales de distribución de contenidos —que buscaba mantener a las audiencias bien quietas y atentas frente a la pantalla— es el que hoy se encuentra en crisis. De la nueva ecología mediática emerge un paisaje diferente, con contenidos dispersos en muchos medios y plataformas, experiencias diversificadas de consumo y una participación cada vez más intensa por parte de los prosumidores. ¿Por qué los contenidos se expanden y despliegan a través de muchos medios y plataformas? Porque, como dicen los autores, «si no lo hacen se mueren». Las comunidades de fans, con sus remix, parodias y extensiones narrativas, juegan un rol fundamental en estos procesos de diseminación textual. Los grandes actores económicos, como siempre, tardaron un buen tiempo en valorar estas nuevas formas de subversión textual que se despliegan en las redes digitales. La primera reacción de muchos empresarios y creadores fue instintiva: Están violando el copyright. ¡Mandemos los abogados! Una típica respuesta jurídica del siglo XX a un fenómeno cultural del siglo XXI. En Convergence Culture Jenkins dedicó un capítulo a la Harry Potter Wars, un conflicto que enfrentó a abogados y jóvenes fans organizados en red. La pregunta es obvia: ¿Qué empresa mandaría los abogados a sus mejores clientes? Esos fans eran los mismos que leían los libros, iban al cine, compraban el merchandising e inundaban las redes sociales con mensajes relativos a Harry Potter. Ellos eran los evangelistas del mundo narrativo del joven mago de Hogwarts… Tarde pero de manera segura las empresas descubrieron que cada vez que un adolescente crea una fanfiction de Harry Potter sube el valor de la marca Harry Potter, y cada vez que un fan comparte en YouTube una parodia de Star Wars se incrementan las acciones de ese mundo narrativo en el reino de los activos intangibles. Según Jenkins, Green y Ford estos cambios nos obligan a reconceptualizar muchos aspectos de la cultura, las relaciones sociales, la participación política y cuestiones económicas o jurídicas. ¿Un caso de spreadability? La explosiva irrupción de la cantante británica amateur Susan Boyle en las redes sociales después de su aparición en televisión. Su éxito mundial no llegó de la mano de los canales tradicionales de distribución sino gracias a las redes de fans. La participación de los usuarios no es un fenómeno nuevo: según los autores aparece en la periferia de la industria cultural en el siglo XIX y se expande en el siglo XX gracias a los new media de entonces (la radio, el cine, la prensa pulp, etcétera) y la creación de las primeras comunidades de fans de ciencia ficción. Las redes sociales nacidas en la última década multiplicaron estas experiencias y las complejizaron. Por ejemplo, los usuarios no dudaron en apoderarse de sus personajes favoritos y llevarlos a Twitter, tal como sucedió con Mad Men. La productora AMC reaccionó ordenando el cierre de esas cuentas. New media, old media. Como podemos ver, la ideología del broadcasting y el viejo derecho de autor se...



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