E-Book, Spanisch, Band 38, 272 Seiten
Reihe: Señales
Hernández Navarro Aquí y ahora
1. Auflage 2020
ISBN: 978-84-17425-73-9
Verlag: Fórcola Ediciones, S.L.
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Diario de escritura
E-Book, Spanisch, Band 38, 272 Seiten
Reihe: Señales
ISBN: 978-84-17425-73-9
Verlag: Fórcola Ediciones, S.L.
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
'Uno de los escritores europeos más destacados de su generación', en palabras de Enrique Vila-Matas Miguel Ángel Hernández es un escritor melancólico que siempre ha escrito con mapa, pero que en esta ocasión aborda la redacción de su nuevo diario con brújula. En efecto, el diario de escritura Aquí y ahora no surgió motivado por un encargo, como sus anteriores entregas -Presente continuo y Diario de Ithaca-, sino por una especie de pulsión que llevó al diarista a documentar la toma de decisiones y las inquietudes en el proceso de creación de El dolor de los demás, su tercera novela, que le ha consagrado como 'uno de los escritores europeos más destacados de su generación', en palabras de Enrique Vila-Matas. La novela acabó tomando la forma de un diario, tanto en la exploración de la intimidad y la vida cotidiana como en la reflexión sobre el proceso de escritura. Y el diario, a modo de un making of de la novela, llega a funcionar en sí mismo como una novela en curso, una narración con un objetivo en el horizonte -la redacción de un primer manuscrito- y con unos personajes y unas andanzas atravesados de principio a fin por la literatura. El diario nos desvela el proceso literario de redacción de la novela, paso a paso, mientras el diarista, entre recuerdos de su infancia en la huerta murciana, sus encuentros con amigos, familiares y escritores, sus clases de Historia del Arte, conferencias, comisariados y viajes mil, se nos muestra en su cotidianidad como un voraz y lúcido lector, o como un consumidor incansable de series de televisión. Si el sentido de la novela era la transformación de la literatura en realidad, el diario emprendió el camino contrario: la conversión de la vida cotidiana en literatura. De tal forma que la novela y el diario forman parte del mismo impulso literario, existiendo un continuum entre ambos libros. El diario, en su epílogo, se adentra en algunos episodios relevantes derivados de la recepción de la novela. Con ellos podría decirse que concluye también El dolor de los demás. En otro lugar. Fuera de campo. A través de ecos y reverberaciones. Escribir es siempre aquí y ahora. Tiempo después. 'Un escritor culto con un enorme talento narrativo.' J. A. Masoliver Ro?denas, Culturas, La Vanguardia 'Un escritor seguro, maduro: sobre todo porque ha comunicado que su literatura tiene mucho que decir.' J. M. Pozuelo Yvancos, ABC Cultural
Miguel Ángel Hernández (Murcia, 1977) es escritor y crítico de arte. Profesor titular de Historia del Arte en la Universidad de Murcia, ha sido director del CENDEAC, Research Fellow del Clark Art Institute (Williamstown, Massachusetts) y Society Fellow de la Society for the Humanities (Cornell University). Entre sus ensayos sobre arte y cultura visual, destacan La so(m)bra de lo real (2006) Robert Morris (2010), la edición, con Mieke Bal, de Art and Visibility in Migratory Culture (2010) y Materializar el pasado: el artista como historiador (benjaminiano) (2012). Ha publicado los libros de cuentos Infraleve: lo que queda en el espejo cuando dejas de mirarte (2004), Demasiado tarde para volver (2008) y Cuaderno [...] duelo (2011 ), los diarios Presente continuo: diario de una novela (2016) y Diario de Ithaca (2016), y las novelas Intento de escapada (2013, Premio Ciudad Alcalá de Narrativa), El instante de peligro (2015, Finalista del XXXIII Premio Herralde de Novela) y El dolor de los demás (2018). Es miembro del colectivo curatorial 1er Escalón y desde 2006 mantiene regularmente el blog No (ha) lugar (nohalugar.blogspot.com).
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2017
(ENERO-MAYO)
Domingo 1 de enero Te levantas con la garganta inflamada y la barriga hinchada. Ni siquiera puedes desayunar. No te explicas cómo, a mediodía, logras comerte todo lo que te ponen en casa de tu hermano. Incluso el postre. No tienes remedio. Por la tarde comienzas a leer Años felices, la última novela de Gonzalo Torné. No parece un narrador español. Tiene el sabor de la novela norteamericana. La elegancia de Franzen o Eugenides. Mientras lees puedes sentir la atmósfera de la América moderna. Una novela de alta sociedad. Escrita sin complejos. Torné juega en una liga diferente. Continúa su proyecto más allá de modas y tendencias. Es su literatura. Y sabe bien al lugar al que quiere llegar. Lunes 2 de enero Dolor de garganta y malestar. La gripe ha llegado para quedarse. Aun así, te sientas frente al ordenador desde bien temprano. Comienzas a escribir la serie de recuerdos que intercalarás en la segunda parte de la novela. Sigues sin tener claro si acabará funcionando ese cambio de tono constante. Al final del día la respuesta es: sí. Probablemente mañana regrese otra vez la duda. Por la noche, fiebre. Decides automedicarte y tomar antibióticos. Abusas de ellos, lo sabes, pero son la única solución. Una amoxicilina de 1000 mg y Algidol. Después, el capítulo de la nueva temporada de Sherlock. Apenas puedes acabarlo. Te entra el sueño y te metes temprano en la cama. Martes 3 de enero Te despiertas algo mejor. Aunque la fiebre no se ha ido del todo. Escribes el diario de un tirón y te pones con la novela. Has encontrado el ritmo y no puedes parar. Estás concentrado. Sin redes ya no hay distracciones. Vives tan dentro de ese mundo sobre el que escribes que comienzas a vivir a dos tiempos. Por la noche, duermes mal. Las pesadillas, de nuevo. Es lo único malo de sumergirse del todo en la historia, que a veces no puedes dominarla y te asalta cuando menos te lo esperas. Miércoles 4 de enero Te despiertas ya sin fiebre. Compras con Raquel los regalos de tus sobrinos. En la juguetería regresas a la infancia. Te paras en todas las estanterías, pruebas todos los coches, tocas todos los muñecos. Eres un niño grande. Quizá por eso escribes. Porque escribir es también un modo de seguir jugando. Lees de un tirón En mi cuarto, la novela autobiográfica de Guillaume Dustan. Es cruda, obscena, impúdica. En el límite de lo literario. Por la noche te masturbas con porno homosexual. Jueves 5 de enero Escribes desde que te levantas. Acabas los recuerdos de la segunda parte de la novela. Se lo pasas a Raquel. De nuevo, expectación. Parece que funciona. Todo cobra sentido. Los Reyes Magos comienzan a venir a mediodía. Después, el roscón. Lleva algún tipo de droga. No puedes parar hasta que acabas con él. Te hacen ilusión todos los regalos, pero saltas de alegría cuando llega Simon. Siempre quisiste tener uno. Lo tenían los vecinos y para ti era algo casi extraterrestre. Te recordaba a Encuentros en la tercera fase. Pasas la noche jugando, enganchado como un crío. Abducido por la nostalgia. Antes de irte a la cama comienzas a leer Siete años, de Peter Stamm. Su naturalidad te conquista enseguida. Te interesa porque es el estilo que tú crees que puedes alcanzar algún día. No demasiado florido, escasamente literario, justo, preciso. Viernes 6 de enero El mejor regalo es escribir y sentir que fluye la historia. Acabas la tercera parte y empiezas a ver a lo lejos la recta final. Se lo pasas a Raquel otra vez. De nuevo, sí. Acabas los últimos trozos de roscón. Comida en casa de tu hermano en la huerta. Hace medio año que no ves a tu ahijado. Eres el peor padrino del mundo. Aun así, Gabriel se acuerda de ti y te abraza al llegar. Después, no te deja un momento durante toda la comida. El Tozudo que le habéis regalado es lo que estaba esperando. Habéis acertado sin saberlo. También acertáis con los regalos de Pedro en casa de Mercedes. Allí juegas al Scalextric y de nuevo regresa la infancia. Vives un viaje en el tiempo continuo. Sábado 7 de enero Todo el día encerrado escribiendo. Sabes que el lunes regresará la burocracia universitaria y saldrás de este mágico estado de concentración. Por eso aprovechas hasta el último minuto. Un mes más así y podrías acabar la novela. Escribes y estás en otro lugar. Cuando suenan las campanas del pueblo piensas que son las de la huerta. Por unas milésimas de segundo el espacio desaparece, como cuando te despiertas de los sueños y sientes que sigues estando en casa de tus padres. Un mes así y acabarás loco. Domingo 8 de enero Entras un momento a Twitter y ves que la vida sigue igual. 2017 ha comenzado con muertes. Berger, Piglia… y ahora un joven poeta. No hay pausa para la muerte. La muerte de los grandes y los pequeños. De los lejanos y los cercanos. De los que duelen y de los que no sabemos que existen. La muerte no descansa, no celebra, no entiende de fechas. No hay años mejores, ni peores. No los hay para la muerte. Afortunadamente, tampoco los hay para la vida. Y la conclusión es siempre la misma: todo es un segundo, un instante, un parpadeo. La vida es puro tiempo-ahora. Lunes 9 de enero Todo el día encerrado con la solicitud de los sexenios de investigación. Buscas citas, reseñas, referencias, «indicios de calidad» de lo que has publicado en estos últimos seis años. La solicitud es puramente cuantitativa. Nadie va a leer lo que has escrito. Encuentras referencias en chino, holandés y alemán. No sabes lo que dicen, pero las incorporas igualmente. La clave es acumular. Cuantas más cosas, mejor. El índice de calidad es la posición que ocupa la revista en los índices de impacto, el número de citas, la editorial…, pero no importa si el artículo es bueno o malo, si está bien o mal escrito, si las citas son para alabarlo o para ponerlo a parir. Es puro número. Eso es lo único que importa. La investigación cuantificada. Martes 10 de enero Sin apenas haber dormido, consigues por fin terminar la solicitud. Ahora toca firmarla digitalmente. Ya había sido una pesadilla tener que entrar y salir de la aplicación cada cinco minutos porque expiraba la sesión, pero la firma digital es otro nivel. La página no reconoce el sistema operativo de tu ordenador y tienes que instalar Windows en el Mac para que funcione el módulo criptográfico y pueda leer el certificado digital. Se te va el día entero en el proceso. Acabas cansado, como si hubieras subido el Everest. No puedes hacer nada en todo el día. La burocracia se ha llevado tu energía. Miércoles 11 de enero Sales temprano para Madrid. En el tren comienzas a leer Prólogo para una guerra, la nueva novela de Iván Repila. La viste ayer en la librería y no pudiste aguantarte. Las cuatro horas Murcia-Madrid desaparecen. Vives dentro de la novela. El niño que robó el caballo de Atila, su libro anterior, te había dejado sin aliento. Y ahora Repila da un paso más –algo que ya era difícil–, tanto en la prosa –bella, densa, precisa, poética– como especialmente en la estructura de la narración –compleja, discontinua, con saltos y giros que requieren un lector atento y comprometido con lo que se cuenta–. Cada página es un regalo que disfrutas y saboreas. Aunque, por encima de todo lo anterior, lo que realmente te conquista de la novela son las ideas. El arquitecto que busca construir un lugar inhabitable, una obra de arte más allá de lo humano; los sujetos que resisten y demuestran que los cuerpos son más fuertes que las piedras, que el mundo puede ser domesticado, que la comunidad puede convertir lo inhóspito en un refugio. Repila ha escrito una novela sobre los modos en que nos roban el mundo y las estrategias a través de las cuales podemos reapropiárnoslo. Una novela política, en el mejor de los sentidos. Una escritura con ecos de la potencia filosófica y literaria de escritores como Menéndez Salmón, Gonçalo Tavares o Isaac Rosa, autores que también están entre tus influencias; esas influencias inalcanzables que nunca dejas de leer. En Madrid, comes con Irene en Casa Fidel. Habláis de su tesis y de la manera en la que puede unir la obra de Sebald, Smithson y Sophie Calle. Al terminar, un carajillo con whisky se os sube a la cabeza. Después, quedas con Silvia Sesé en el Hotel de las Letras. Le cuentas cómo llevas tu novela y la dejas leer unas páginas. Inmediatamente, te arrepientes. Aún no está para eso. Tienes que aprender a aguantar esa pulsión por mostrar. De todos modos, el comentario que te hace nada más leer uno de los párrafos te sirve para mejorar la escritura. Es la eterna duda: enseñar las cosas cuando están terminadas o hacerlo cuando están a medias y así poder mejorar. Presentación de la novela de Juan Pablo Villalobos en Tipos Infames. La librería está a reventar. Presenta Joaquín Reyes. Simpático, pero a años luz de la brillantez de Villalobos. Están muchos de los autores de Anagrama. Es un reencuentro. Sobre todo, con Luisgé Martín y Marta Sanz. Tras la presentación, cena agradable en la que se habla de todo. Aparentemente has normalizado estos momentos, pero por dentro sigues siendo como un niño, celebrando la suerte de estar junto a la gente que admiras. Hace unos años esto era poco más que un sueño. Ahora, parece real. Aunque en ocasiones tienes que contener las ganas de pellizcarte para despertar. Después, un gin-tonic en el Josealfredo con Juan Pablo, Diego, Pablo y Lisbeth. No os alargáis demasiado. Sueñas con acento mexicano. Jueves 12 de...