E-Book, Spanisch, Band 3, 192 Seiten
Reihe: Antología ci-fi
Antología ci-fi
E-Book, Spanisch, Band 3, 192 Seiten
Reihe: Antología ci-fi
ISBN: 978-84-16936-51-9
Verlag: Nowevolution
Format: EPUB
Kopierschutz: 0 - No protection
Doce autores seleccionados entre más de 300 componen la nueva entrega de Quasar, la antología que es un buen ejemplo de la ciencia ficción que se hace en español.
Autoren/Hrsg.
Weitere Infos & Material
nuevo titán beta 4 Su respiración dentro del casco del traje atmosférico era su única compañía. Al menos por un rato. Nova Guzkison avanzaba por el escabroso lecho de la cámara magmática, mientras el globo luminario arrancaba de la oscuridad metros y metros de roca conforme se elevaba. Según los datos, Nova podría caminar durante terrahoras antes de alcanzar los bordes de la panza de aquel megavolcán, el CV 237. Nova activó el microscopio proyector de realidad aumentada de su casco y la representación molecular de los diferentes minerales que pisaba flotó delante de ella. Una miríada de bolas enlazadas entre ellas rodeaba a Nova allí donde mirara. Y aquello le encantaba. La polidoctora en Ciencias Fácticas Naturales disfrutaba de su trabajo, aunque fuese a terraaños luz de casa. Casa. Ahora Nuevo Titán sería su casa para siempre. Y si tenían éxito en su trabajo, puede que también lo fuera para el resto de la humanidad en un futuro. Al menos eso era lo que pretendía toda la tripulación de la misión NT Beta 4. Nova alzó sus manos frente a ella y, moviéndolas, comenzó a apartar moléculas, a acercarlas, girarlas y luego volviéndolas a alejar. Buscaba un punto débil, una ficha de dominó que precipitase al resto. Principalmente estudiaba las moléculas de ilmenita, mineral rico en el oxígeno que las generaciones venideras respirarían. Vio un enlace molecular que llamó su atención. Amplió su imagen a nivel atómico y sonrió satisfecha. Pulsó un botón suspendido delante de ella y lanzó la simulación: un rayo virtual cayó desde arriba e impactó en el enlace de la molécula señalada. Una reacción en cadena provocó explosiones y grandes emisiones de gases. Pero solo afectó unos pocos metros cúbicos antes de detenerse. Nova suspiró decepcionada al tiempo que alguien la sacó de su mundo. —No era la correcta, ¿verdad? Zilly, sin traje atmosférico, se acercó a ella. Su voz, aparte de monótona, sonaba ligeramente atiplada al abrirse paso por los gases venenosos de la atmósfera. A Nova le molestó el comentario, pero más que interrumpiera la soledad que había ido a buscar a aquel planeta. —¿Quieres intentarlo tú? —repuso Nova sin girar la cabeza siquiera. —Polidoctora Guzkison —respondió extrañado Zilly—, sabe que no tengo capacidad de elección. —¿En serio? Qué pena. —¿Es eso ironía? —preguntó Zilly con inocencia. Una voz masculina le respondió por detrás. —Yo diría que pretende ser sarcasmo. El polidoctor en Ingenierías Clase A, Zond Goddmut, apareció enfundado en su traje atmosférico. —Gracias, polidoctor Goddmut —respondió Zilly. Zond abrió su mano enguantada hacia Nova, que seguía sin volverse, rebuscando entre las moléculas del lecho magmático. —Mira, Nova, he encontrado un diamante precioso. —El diamante era el material más duro conocido —recitó Zilly—, por supuesto antes de descubrirse los gagóreos y sobre todo el durebo. —Gracias, Zilly —dijo Zond con una ligera sonrisa. Nova volvió a ejecutar el simulador sobre otro enlace molecular. El rayo virtual descendió sobre él y comenzó la reacción. —¿Sabías que hace miles de terraaños —dijo Zond dirigiéndose de nuevo a Nova— el diamante era muy valioso por su escasez y que los hombres hacían piezas con ellos para declarar su amor a las mujeres? La reacción en cadena se extendía más allá de la visión de Nova, que observaba un infierno de explosiones y cómo millones de toneladas de gases se elevaban por la chimenea del megavolcán. Delante de ella flotó el resultado: 98,33%. —¡Sí! —gritó triunfadora. Y girándose por fin hacia Zond, le contestó—: Pues con lo que hay aquí abajo podrían conquistar a todas las féminas de la humanidad. —¿Lo tienes? —preguntó risueño Zond—. Pues vámonos. —Espera, todavía no lo he marcado. —Si no lo marca, polidoctora Guzkison —comenzó Zilly—, el inyector de erupciones del polidoctor Goddmut no podrá dar en el blanco correcto y no se liberarán los gases necesarios para la reacción en la atmósfera. Nova bufó sujetando su hastío y le dio la espalda para no lanzarle algún improperio. Zond rio por lo bajo divertido. La polidoctora desacopló del pecho de su traje la pistola marcadora y apuntó al enlace molecular que había seleccionado para la simulación. Apretó el gatillo y la microscópica esfera de durebo salió disparada atravesando el suelo magmático 8 metros hasta situarse muy próxima al enlace molecular. En el interior de la esfera de durebo, una molécula de radiono emitía ya su radiactividad, marcando la diana. Nova desactivó el microscopio y se giró. —Baja el globo, Zilly —dijo. Los tres se dirigieron hacia el aerovehículo, estacionado varios metros detrás de ellos. Nova y Zond ocuparon los asientos traseros y Zilly se puso a los mandos. Después de que el subteniente Irtarson estrellara un aerovehículo contra una de las montañas más altas de Nuevo Titán y de que la polidoctora Zoymale se precipitase por el cráter del CV 82 cayendo a sus entrañas 1.300 metros, se estableció el protocolo de que Zilly asumiera los controles siempre que fuese posible. Los dos actos habían sido intencionados, suicidios provocados por una anomalía cerebral, así que la empresa no quería riesgos innecesarios. Para la misión, por supuesto. La letra pequeña del contrato no decía nada, pero era un secreto a voces que el proceso de criptobiosis inducido a la tripulación para el viaje de 103 terraaños luz podía no tener efectos muy positivos en el cerebro. Y las probabilidades eran muy altas. Zilly activó la cámara de niobio del aerovehículo y la antigravedad comenzó a elevarlo por los 2.120 metros de altura de la chimenea volcánica. —¿Qué hacemos? —preguntó Nova. —Polidoctora Guzkison —comenzó a responder extrañado Zilly—, sabe que no tengo capacidad de… —Calla —le cortó Nova—, no hablaba contigo. —Se giró hacia Zond—. ¿De verdad era necesario traerlo a este planeta? El aerovehículo salía al exterior por el cráter, desde donde el inyector de erupciones del polidoctor Zond apuntaba con su imponente cañón de 4 metros a un microscópico punto situado 2.120 metros chimenea abajo, más 8 a través del lecho magmático. —Si por ti fuera, habrías venido tú sola —dijo sonriendo Zond. Luego con un movimiento de cabeza señaló el inyector—. Sin su ayuda, yo no podría haber montado ninguno de esos. Y da gracias, que si Zilly tuviese libre albedrío ninguno tendríamos trabajo… El aerovehículo flotaba estacionario sobre el cráter mientras en el horizonte desaparecía uno de los soles. Difuminados detrás de las nubes de metano, ninguno de los dos apenas iluminaba ya. —Entonces —dijo Zilly—, ¿adónde desean ir? A través del cristal de la cabina, Zond miró hacia arriba donde las nubes sobrevolaban amenazantes. —Pronto empezará la lluvia ácida y no va a ser agradable estar por aquí. —Además —añadió Nova—, enseguida se pondrá también el otro sol. —Si quieren, podemos ir al volcán CV 187 —propuso Zilly—, allí todavía es de día. —Son las 26 horas y media —repuso Nova—, llevamos 14 terrahoras trabajando. Algunos nos cansamos, Zilly. —No merece la pena empezar con otro megavolcán, así que volvamos a la base —concluyó Zond. —De acuerdo —dijo Zilly. El aerovehículo empezó a acelerar lentamente y Zilly activó el cebador de partículas programadas para la creación del túnel de cuasivacío. Zond sonrió pícaro a Nova, quien mostró su cara de extrañeza al no captar la razón. —¿De qué estará formada esta atmósfera? —preguntó Zond al aire con una fingida ignorancia. —Polidoctor Goddmut —comenzó Zilly—, los componentes de esta atmósfera son muy variados. Tenemos… Nova puso los ojos en blanco exasperada, mientras Zilly hacía una disertación sobre la composición atmosférica. Zond se reía a carcajadas —silenciosas, para no interrumpir a Zilly— mientras miraba a Nova, que al final no pudo evitar también reír. —Eres un cabrón —le espetó a Zond a la par que le daba un puñetazo en el hombro. La aeronave aumentaba su aceleración mientras comenzaba a lanzar frente a ella los pulsos de partículas programadas. —… así como otros compuestos —continuaba impasible...