González De Clavijo | Embajada a Samarcanda | E-Book | sack.de
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E-Book, Spanisch, Band 160, 184 Seiten

Reihe: Historia-Viajes

González De Clavijo Embajada a Samarcanda

Vida y hazañas del gran Tamorlán
1. Auflage 2010
ISBN: 978-84-9816-962-1
Verlag: Linkgua
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)

Vida y hazañas del gran Tamorlán

E-Book, Spanisch, Band 160, 184 Seiten

Reihe: Historia-Viajes

ISBN: 978-84-9816-962-1
Verlag: Linkgua
Format: EPUB
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Embajada a Samarcanda. Vida y hazañas del gran Tamorlán relata el viaje de Ruy González de Clavijo a Samarcanda, en 1403. Fue a esa ciudad como embajador de Enrique III, con el propósito de conseguir una alianza. Ruy partió del Puerto de Santa María, en Cádiz, estuvo en Constantinopla, Trebizonda y Teherán. Su misión era hablar con el sultán Tamerlán, un gran caudillo mongol. Los reyes cristianos de Europa y España creían que el gran sultán era el único capaz de detener el avance de los turcos en Europa. La muerte del gran Tamorlán hizo de la expedición un viaje lleno de aventuras. Gracias a Embajada a Tamorlán conocemos cómo fue la expedición comandada por Ruy González de Clavijo. Duró casi tres años, desde el 23 de mayo de 1403, día en el que partieron en una carraca desde El Puerto de Santa María, de Cádiz, hasta marzo de 1406, cuando regresaron a Sanlúcar de Barrameda, tras múltiples peripecias. En el libro queda patente la admiración que sintió Clavijo al descubrir Samarcanda. La ciudad era más grande que cualquiera de Castilla, rica, diversa y multicultural, en ella se conjugaba lo mejor de ambos mundos. Embajada a Tamorlán tiene un gran valor histórico. Es el único testimonio europeo que existe sobre la lejana corte mogol. Además contiene abundantes descripciones de los lugares por donde pasó la expedición, con especial mención a Samarcanda. Y se anticipa al viaje de Marco Polo.

Ruy González de Clavijo fue un explorador y diplomático español del siglo XV, más conocido por su embajada a la corte de Tamerlán en Samarcanda. Nacido en Madrid alrededor de 1370, Clavijo jugó un papel crucial en las relaciones diplomáticas entre el Reino de Castilla y los distantes reinos de Asia Central. En 1403, Clavijo fue enviado por el rey Enrique III de Castilla en una misión diplomática para establecer alianzas y fortalecer los lazos comerciales con Tamerlán, el poderoso conquistador turco-mongol que en ese momento tenía un vasto imperio que se extendía desde Asia Central hasta el Cercano Oriente. Esta misión era parte de los esfuerzos de Castilla para expandir su influencia y establecer conexiones con otras potencias no europeas, especialmente en un contexto en el que las rutas comerciales estaban siendo redefinidas por los conflictos con el Imperio Otomano y otras entidades políticas. El viaje de Clavijo lo llevó a través de numerosas regiones, incluyendo Constantinopla (hoy Estambul), la Persia actual (Irán) y finalmente Samarcanda, en el actual Uzbekistán. Durante su viaje, Clavijo llevó un detallado diario en el que registró sus observaciones sobre la geografía, las culturas y los pueblos que encontraba, lo que proporciona una valiosa perspectiva sobre la vida y la política en esas regiones durante el siglo XV. Su obra, Embajada a Tamerlán, publicada póstumamente, es una crónica de esta expedición y se ha convertido en un importante documento histórico y geográfico, ofreciendo una de las descripciones más vívidas de la corte y el imperio de Tamerlán, así como de las costumbres y la vida en el Asia Central medieval. Ruy González de Clavijo murió en 1412, poco después de regresar a España. Su relato continúa siendo una fuente crucial para los estudiosos de la historia medieval y las relaciones interculturales de la época.
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De la ciudad de Calmarin, que fue la primera del mundo después del diluvio


Y otro día jueves, 29 días del dicho mes de mayo, a hora de mediodía fueron en una grande ciudad que ha nombre Calmarin, y de allí cuanto a seis leguas apareció la montaña alta en que el arca de Noé apareció cuando el Diluvio. Y esta ciudad estaba en un llano, y de la una parte la pasaba grande río que le dicen Corras, y de la otra parte había un valle muy hondo en unas peñas, y tan ancho cuanto una ballesta podría echar un viraton, que cercaba la ciudad en derredor hasta juntar con el río: el cual valle y río hacía muy fuerte la ciudad, que no había combate ninguno salvo de donde se comenzaba el río: y el valle tenía una entrada, y aquél era el combate que había; pero encima de esta entrada había un castillo muy fuerte de grandes torres y altas, y había dos puertas una ante otra: y esta ciudad de Calmarin fue la primera ciudad que fue hecha en el mundo después del Diluvio, que la edificaron los del linaje de Noé. Y los de la ciudad decían, que ahora podía hacer ocho años que Tetani, emperador de Tartaria, que cercara esta ciudad, y que la combatiera dos días uno en pos de otro noche y día, y que al tercero día vinieran a pleitesía: y que se le dio la ciudad con tal condición, que no entrase en ella él ni su gente; pero que de cada año le diesen cierto tributo: de lo cual él fue contento el dicho emperador; pero demandó, que le diesen la mitad de la gente de la ciudad, para que fuesen con él a tierra de Iurgania, que quería ir hacer guerra al rey Sorso. Y de que los de la ciudad le hubieron dado la dicha gente, mandó combatir la ciudad, y entróla por la fuerza, y robó todo lo que en ella halló, y quemó la ciudad, y aportillóla por muchos lugares, y mató mucha gente de ella: y la más gente que en esta ciudad había eran armenios, y de como esta tierra de Armenia partieron el señorío de ella los cristianos, y la cobraron los moros, como adelante vos será contado. En esta ciudad había muy grandes edificios, y por toda esta tierra daban a los dichos embajadores y a la su gente posadas y viandas y caballos en que fuesen, y toda esta tierra estaba por el señor Tamurbec.

Y otro día viernes partieron de aquí, y fueron dormir a un castillo alto que estaba encima de una peña: el cual castillo era de una dueña viuda, que era atributada al Tamurbec con este castillo, y con otra tierra que ella tenía. Y en este castillo solía haber ladrones, y hombres que salían a robar a los caminos. Y el Tamurbec vino sobre este castillo, y entrólo por fuerza, y mató al señor de él, que era marido de esta dueña, y mandó, que nunca jamás acogiesen malhechores en él. Y porque no se pudiesen defender en él, mandó quitar las puertas al dicho castillo, y mandó que nunca jamás pusiese puertas en él, y diole a esta dueña. El cual castillo estaba entonces sin puertas, y había nombre el dicho castillo Egida. Y este castillo estaba al pie de la montaña alta del arca de Noé, y todas estas montañas y sierras que hallaron después que de tierra de Trapisonda partieron eran rasas y sin montes. Y esta dueña hospedó muy bien este día a los dichos embajadores de cuanto hubieron menester.

El sábado siguiente, que fueron 13 días del dicho mes de mayo, los dichos embajadores partieron de aquí, y el su camino fue por el pie de aquesta montaña del arca de Noé: la cual montaña era muy alta, y arriba en lo más alto estaba nevado y cubierta de nieve, y era rasa sin montes; pero en ella había muchas yerbas y aguas, y el camino iba alrededor de ella, y en ella había muchos edificios y cimientos de casas de piedra seca, que duraban grande pieza: y en ella había nacido mucho centeno, que se nacía ello cada año de suyo, como si fuera sembrado a mano; pero era vano que no granaba: y otrosí había nacido mucho mastuerzo, como si lo sembraran: y al pie de esta montaña se halla el carmesí con que se tiñe la seda: y en medio de esta montaña al pie de ella hallaron un grande edificio de pueblo, que fuera deshabitado gran tiempo, y duraba bien una legua: y las gentes de la tierra decían, que aquella fuera la primera puebla que en el mundo fuera hecha después del Diluvio, y que la hizo Noé y su generación: y ante la dicha puebla había un grande llano, en que había muchos cerraurjales de agua y árboles y rosales y muchas fuentes, y esta dicha montaña era aguda, y tenía un pico muy agudo y alto: el cual estaba nevado y cubierto de niebla, que no podía aparecer el cabo de la sierra, y decían, que todo el año así de invierno como de verano nunca se quitaba aquella niebla de aquella montaña, y esto es por la gran altura de ella: y este día tuvieron los dichos embajadores allí la siesta ante una hermosa fuente que allí estaba so un arco de piedra, y estando allí se quitó la niebla y apareció la montaña, y luego súbito se tornó, y decían que pocas veces se quitaba: y junto con esta alta montaña está otra que tiene otro pico agudo, pero no es tan alta como esta otra, y entre estos dos picos se hace una como silla, y allí dicen que se puso el arca, y ambas estas sierras eran muy altas y nevadas en lo alto. Y esta noche fueron dormir a un castillo que había nombre Vasit calaside, el cual castillo estaba encima de una alta peña muy fuerte a maravilla, y al pie de él un pueblo bien grande otrosí en otra peña, y de la villa al castillo iba otrosí un muy gran muro con sus torres, y de aquel muro se hacía una escalera que iba a la entrada del castillo, y de partes de fuera era muy alta la peña del castillo, y dentro en lo más alto de él nacía una fuente grande: y este castillo vino cercar el Tamurbec, podía hacer seis años, y el señor de él atributósele con tal condición, que en él no lo acogiese a él, ni a gente suya, ni fuesen en hueste con él.

El domingo, primero día de junio, a hora de vísperas fueron en un castillo que es llamado Macu, el cual castillo era de un cristiano católico que había nombre Noradin, y los que en el dicho castillo moraban eran otrosí cristianos católicos, como quiera que eran armenios de naturaleza, y la su lengua era armenia, como quiera que sabían tartaresco, y persesco. Y en el dicho lugar había un monasterio de frailes de santo Domingo: el cual castillo estaba en un valle en un rincón al pie de una muy alta peña, y el pueblo estaba en una cuesta arriba, y luego encima del pueblo en la dicha cuesta estaba una cerca de cal y de canto con sus torres dentro: tras esta cerca estaban casas en que moraba gente, y de esta cerca adelante moraba gente, y subía la cuesta más alta: y estaba luego otra cerca con sus torres y caramanchones, que salían hasta la primera cerca, y la entrada para esta segunda cerca era por unas gradas hechasen la peña, y encima de la entrada estaba una torre grande para guarda de ella: y allende de esta segunda cerca estaban casas hechas en la peña, en medio unas torres y casas donde el señor estaba, y aquí tenía toda la gente del pueblo su abastecimiento, y la peña en que estaban estas casas subía muy alta más que las cercas y todas las casas, y de la dicha peña salía uno como colgadizo, que cobijaba el dicho castillo y las cercas y casas de él, así como el cielo que estuviese sobre él, y en caso que llueve el agua del cielo no cae en el castillo, ca la peña lo cobija todo, y de tal manera está el castillo que no se puede combatir por tierra ni aún por el cielo: y dentro en el castillo nace un gran golpe de agua, de que se aprovecha todo el pueblo, y se riegan muchas huertas: y al pie de este castillo está un hermoso valle que va por él un río, y en él hay muchas viñas y labranzas de pan. Y el Tamurbec vino sobre este castillo, y no lo pudo tomar; pero pleiteó con el señor, que le sirviese con veinte hombres de caballo cuando los enviase llamar: y desde a poco tiempo el Tamurbec pasó por allí con su hueste, y el señor del castillo tomó un su hijo y podía haber hasta veinte años, y diole tres caballos bien guarnidos para que los diese en presente al Tamurbec, y cuando el Tamurbec fue al pie del castillo, salió su hijo y diole los dichos caballos de parte de su padre, y ellos recibió, y mandó pregonar, que no hiciesen mal en tierra de aquel castillo, y el Tamurbec dijo: que pues el señor de aquel castillo tenía tan gran hijo como aquél, que no era razón de tenerlo consigo, y tomólo y llevólo consigo, y después diolo a un su nieto que llaman Homar Nirasa para que viviese con él, por cuanto era emperador de la Persia y de aquella tierra. El cual vive hoy día con él, y anda en su hueste de este emperador: y este emperador tornó moro por fuerza a este hijo del señor de este castillo, y púsolo por nombre Sorgat Mix, e hízolo su guarda. Y como quiera que él sea así tornado moro, no lo es en la voluntad ni en las obras. Y los dichos embajadores fueron del señor de este castillo bien recibidos, y él tomó con ellos gran consolación por ser cristianos, y hospedóles muy bien, y díjoles: que podía hacer hasta quince días que Iazan Miraxa, sobrino del Tamurbec y su gran privado, que le enviara decir, que lo quisiese acoger en aquel castillo, que quería poner en él su tesoro, y él que le respondiera, que no lo acogería en él: más que si tesoro alguno tenía para guardar que se lo diese, y que él se lo guardaría bien, y que nunca más sobre ello le requirió. Y los dichos embajadores estuvieron aquí este día que allí llegaron, y después en la hueste del emperador de Persia vieron al hijo de este caballero, señor de este castillo, y hablaron con él, y este señor de este castillo había otro hijo más pequeño que no éste, y dijo a los dichos embajadores, que aquél su hijo había aprendido, y que era buen gramático en aquella su lengua, y que cuando Dios quisiese que tornasen, que se lo...



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