E-Book, Spanisch, 188 Seiten
Reihe: Universidad
Gómez Trigueros Desafíos de la inclusión digital
1. Auflage 2023
ISBN: 978-84-19690-09-8
Verlag: Ediciones Octaedro
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
La brecha digital de género y las competencias digitales docentes en el contexto educativo
E-Book, Spanisch, 188 Seiten
Reihe: Universidad
ISBN: 978-84-19690-09-8
Verlag: Ediciones Octaedro
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Isabel M. Gómez Trigueros. Doctora en Ciencias de la Educación. Premio Extraordinario de Doctora. Catedrática de Geografía e Historia de Educación Secundaria. Vicedecana del Máster de Investigación Educativa y del Máster del Profesorado. Dirige el grupo interdisciplinar de Didáctica de las Ciencias Sociales y de las Tecnologías del Aprendizaje y del Conocimiento (GIDTAC) VIGROB-351. Coordinadora del Proyecto del Grupo Emergente (GV/2021/077): «La brecha digital de género y el modelo TPACK en la formación del profesorado: análisis de la capacitación digital docente». Dirige y coordina diversos MOOC relacionados con las TIG y las Ciencias Sociales y cursos NOOC relacionados con la enseñanza y el aprendizaje de las herramientas TAC para la didáctica.
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La autopercepción del profesorado universitario sobre su nivel de competencia digital: un estudio de la cuestión
LORENA MARTÍN PÁRRAGA
JULIO BARROSO OSUNA
Departamento Didáctica y Organización Educativa. Universidad de Sevilla (España)
2.1. Introducción
En estos momentos asistimos a un desarrollo descomunal en el campo de las tecnologías de la información y de la comunicación, posibilitando el desarrollo de nuevos escenarios de comunicación y de enseñanza. Escenarios denominados por unos sociedad de la información y del conocimiento y por otros de la cuarta revolución industrial (Roitberg, 2019), pero independientemente de la denominación que le demos, podemos decir que gira en torno a dos aspectos determinantes: la globalización y la digitalización. Es decir, la globalización de la economía, de la cultura y de los estilos de vida y por la fuerte penetración de las tecnologías a la gran mayoría de los sectores: comunicación ocio, economía, sanitarios, laborales e industriales. Tal extensión lleva a indicar que vivimos en un mudo VUCA (volatility, uncertainty, complexity y ambiguity, por sus siglas en inglés) o VICA (volátil, incierto, complejo y ambiguo, por sus siglas en español) (Cabero-Almenara et al., 2022a). Podemos decir, nos guste o no, que las tecnologías han cambiado nuestras formas de aprender, de trabajar, de relacionarnos, de recibir atenciones sanitarias...; es decir, ha cambiado nuestra forma de vivir y de relacionarnos con la sociedad.
Frente a momentos en los que una persona alfabetizada era aquella capaz de codificar y decodificar textos escritos, en estos momentos tenemos la necesidad de enfrentarnos a una sociedad multimodal en la que la información no nos llega de una única forma: múltiples soportes, diferentes tecnologías y distintos formatos y lenguajes. Se nos impone la necesidad de manejar los lenguajes y formatos impuestos por las tecnologías que venimos utilizando, teniendo que sumir nuevos modos de exclusión y marginalidad de aquellas personas que no lo hagan.
Podemos decir que el desconocimiento de las claves de codificación y decodificación de los códigos y lenguajes de las tecnologías al uso se convierte en estos momentos en un componente de aislamiento y exclusión social que tenemos que tener en cuenta. Por lo tanto, entendemos que hablar hoy de competencia digital no es fruto de modas, sino de un aspecto esencial contemplando la cantidad de tecnologías que la ciudadanía tiene a su disposición, unido al aspecto señalado por Kelly (2017): la velocidad con la que surgen nuevas tecnologías y que supera con creces la capacidad a la que pueden humanizarse. Y en esta velocidad de transformación se puede producir bastante marginalidad y exclusión social; de ahí que el acceso a ellas, tanto desde el punto de vista material como inmaterial para su utilización y comprensión de sus mensajes, se convierta en los momentos actuales en una variable clave de atención social, promoción de la ciudadanía y desenvolvimiento en la sociedad. Pues como desde hace tiempo puso de manifiesto el movimiento «Ciencia, Tecnología y Sociedad» (CTS) las tecnologías no son elementos aislados de la sociedad, sino que ambas se moldean conjuntamente y construyen la realidad en la que las personas se desenvuelven.
Nos encontramos ante una competencia que podemos considerar como trasversal, indispensable para que toda persona pueda desenvolverse de forma consciente y responsable en los diferentes ámbitos de su vida (Casal-Otero et al., 2021).
2.2. Marco teórico
¿Qué son las competencias digitales?
Cada vez es más evidente la suma de valor aportada por las tecnologías digitales a la sociedad del conocimiento, sin contar con el alcance, directo e indirecto, en los procesos de enseñanza y aprendizaje (E-A) (Pérez-Rodríguez y Ponce, 2012). Aunque exista un paulatino avance, el simple hecho de introducir las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) en la enseñanza no evidencia que varíen los ambientes de formación (Marcelo et al., 2015), ya que para lograrlo debe existir un liderazgo de centro que motive el afán, por parte del profesorado, a la hora de integrar nuevos modelos de enseñanza digitales (Pelgrum y Voogt, 2009); de esta forma, se adquiere un aumento en los niveles competenciales y se desarrolla una cultura más colaborativa.
A la hora de integrar las tecnologías en los procesos de E-A, algunos de los obstáculos que surgen son la falta de infraestructuras para ello y el nivel competencial desarrollado por el profesorado, lo cual aumenta la resistencia a la hora de ser capaces de adaptar su práctica a estos nuevos escenarios formativos. Esta ineficacia, junto con la burocracia propia de los organismos educativos y la falta de soporte por parte del personal especializado dejan al descubierto desigualdades que agravan la correcta incorporación de las TIC en la sociedad actual (Bingimlas, 2009; Inan y Lowther, 2010; Unal y Ozturk, 2012, como se citó en Gil-Flores et al., 2017).
Asumiendo la realidad existente y la falta de medios para combatirlo, la Comisión Europea enfatizó la necesidad de «repensar la educación», como una vía que ofrezca itinerarios de calidad en los contextos actuales, introduciendo, de forma efectiva, la competencia digital entre el profesorado y forjando una formación común en competencias digitales (Comisión Europea, 2013). Se podría afirmar que las TIC asumen relevancia entre el profesorado, considerándose su dominio esencial cara a proporcionar una mayor calidad educativa (Salinas, 2004).
Se diría que la sociedad, en su conjunto, persigue la necesidad de forjar un modelo de alfabetización digital que posibilite una cultura que promueva: el e-aprendizaje, la e-inclusión, e-salud y soluciones digitales en estos campos» (Boletín Oficial Del Estado, 2019, p. 4). Esto queda detallado en estudios llevados a cabo por Pozos Pérez y Tejada en 2018, quienes argumentan que la competencia digital es «deudora del contexto socioprofesional junto con la acción, en el sentido de resolución de problemas profesionales» (Ibíd., p. 4). Lo que viene a significar que no basta con adquirir ciertos conocimientos, sino que además será necesario un dominio que consiga dar respuestas a los problemas de manera eficaz.
Se podría decir que la CD se va a encontrar relacionada con el correcto uso de las TIC, además del juicio didáctico-pedagógico en los procesos de E-A. La definiríamos, pues, como aquella competencia de logrará influir en cualquier estrategia que se encuentre relacionada con el uso y manejo de las tecnologías digitales (Tartera, 2017). Una competencia digital que toda sociedad, y en su conjunto la ciudadanía, tendrá que integrar para lograr desarrollar competencias digitales en los contextos de alfabetización para conseguir prácticas que sigan transformando la educación del siglo XXI.
La importancia de la competencia digital docente
Uno de los grandes inconvenientes de integrar las TIC en los procesos de E-A es la predisposición docente a la hora aceptar o no la aplicación de estas en su práctica educativa. Este comportamiento se encuentra condicionado por la tendencia a pensar que no serán capaces de adaptar su contenido, crearlo y saber incorporarlo de manera exitosa en su docencia, así como también lidiar con las diferencias individuales del contexto del aula a través del uso de las TIC (Cabero-Almenara y Barroso, 2016).
Por ello lograr introducirlas de manera efectiva puede conseguir un cambio de la praxis educativa. Para conseguir esta integración es fundamental que los docentes integren las tecnologías en su práctica profesional, garantizando así una mayor equidad y calidad al sistema. De igual forma, deben desarrollar la capacidad de guiar a las nuevas generaciones en el correcto uso de estas, inculcándoles un espíritu crítico, reflexivo, resolutorio y colaborativo, entre otros.
Urge la necesidad de formar y apoyar al personal docente, para así capacitarlo en el desarrollo de dichas competencias esenciales en materia de TIC, de forma que estos logren inculcar sus capacidades tanto en el ámbito formal como en el informal. Pero ¿cómo se concretan dichas competencias?, ¿cómo se puede conocer, desarrollar, empoderar o evaluar la competencia digital docente?
Medición del nivel competencial docente
Las demandas de la era digital y la necesidad de absorber competencias y estrategias que permitan la digitalización de la enseñanza hacen que se planteen, por parte de diferentes organismos, diferentes listados competenciales, incluyéndose en cada uno de ellos, como competencia básica, la digital (INTEF, 2017). Organismos tales como la Comisión Europea, trató de dar respuestas a dichas exigencias.
Fruto de ello fue la creación del marco DigComp (Marco de desarrollo y comprensión de la competencia digital en Europa), ideado con la intención de proporcionar una descripción detallada de las habilidades necesarias para poder llegar a ser un profesional altamente competente en entornos de virtualización. Estas se encuentran descritas en relación con cada uno de los conocimientos, habilidades y actitudes integradas en los diferentes niveles que engloban cada competencia.
En 2012, debido al significativo aumento del nivel de exigencias, se planteó una ampliación del marco ya existente DigComp, lo que...