E-Book, Spanisch, 10 Seiten
Reihe: Concilium
Gispert-Sauch «Ortodoxia» y «heterodoxia» en otras religiones: hinduismo y budismo. Concilium 355 (2014)
1. Auflage 2014
ISBN: 978-84-9073-017-1
Verlag: Editorial Verbo Divino
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
Concilium 355/ Artículo 9 EPUB
E-Book, Spanisch, 10 Seiten
Reihe: Concilium
ISBN: 978-84-9073-017-1
Verlag: Editorial Verbo Divino
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
No es posible aplicar al hinduismo ni al budismo las categorías de ortodoxia y heterodoxia tal como se conciben generalmente en la tradición semítica y occidental. La ortodoxia para el hinduismo está vinculada con la autoridad de los Vedas, y expresa simbólicamente la pertenencia a una comunidad. La heterodoxia (nâstika) consiste en no reconocer la autoridad de los Vedas y de la comunidad, lo que está más en la línea de la apostasía. Una vez aceptada la autoridad de los Vedas, se es libre para interpretar sus textos del modo más útil para la salvación de cada uno. En este contexto, la ortodoxia no tiene nada que ver con unas proposiciones correctas o con la verdad de un sistema de fe. El budismo no es ortodoxo, pero no porque niega la existencia de Dios, sino porque se opone a aceptar los Vedas como fuente de conocimiento para la liberación final. El elemento de la herejía es más fuerte en el budismo y en su historia, porque adquirió una gran importancia la interpretación del personaje histórico de Buda y de su sendero.
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George Gispert-Sauch *
«ORTODOXIA» Y «HETERODOXIA» EN OTRAS RELIGIONES: HINDUISMO Y BUDISMO
No es posible aplicar al hinduismo ni al budismo las categorías de ortodoxia y heterodoxia tal como se conciben generalmente en la tradición semítica y occidental. La ortodoxia para el hinduismo está vinculada con la autoridad de los Vedas, y expresa simbólicamente la pertenencia a una comunidad. La heterodoxia (nâstika) consiste en no reconocer la autoridad de los Vedas y de la comunidad, lo que está más en la línea de la apostasía. Una vez aceptada la autoridad de los Vedas, se es libre para interpretar sus textos del modo más útil para la salvación de cada uno. En este contexto, la ortodoxia no tiene nada que ver con unas proposiciones correctas o con la verdad de un sistema de fe. El budismo no es ortodoxo, pero no porque niega la existencia de Dios, sino porque se opone a aceptar los Vedas como fuente de conocimiento para la liberación final. El elemento de la herejía es más fuerte en el budismo y en su historia, porque adquirió una gran importancia la interpretación del personaje histórico de Buda y de su sendero. Preguntar por la «ortodoxia» y la «heterodoxia» en las religiones del sur de Asia es responder en chino a la preocupación por la salud, la autenticidad, la continuidad y el desarrollo de nuestra tradición cultural y religiosa. De ahí que no sea nuestro objetivo traducir el significado del término «ortodoxia» al sánscrito, tamil o cualquier otra lengua de la India, sino comprender a qué problema intenta responder el concepto y cómo se expresa en la cultura asiática del sur. En la tradición principal de la India existe una división antigua y extendida entre concepciones consideradas âstika y aquellas que son nâstika. Las primeras afirman (asti = «hay» en sánscrito) un valor esencial de sociedad que es el criterio para su auténtica continuidad, mientras que las últimas denotan que «no hay» tal valor esencial o continuidad. A menudo, estas dos palabras, âstika y nâstika, se traducen por «ortodoxo» y «heterodoxo», o también por «teísta» y «no teísta», respectivamente. Los eruditos indios explican que el criterio no tiene tanto que ver con un contenido de verdad de la concepción analizada, como, por ejemplo, la creencia en Dios, sino, más bien, con la aceptación básica de que los Vedas son un criterio válido y permanente de autenticidad. El budismo y el jainismo no eran considerados nâstika porque fueran, y son, ateos, sino porque no aceptaban los Vedas como criterio comunitario. Lo que está en juego es la Veda-pramanyam, la autoridad de los Vedas. Más que una norma sobre la verdad, los Vedas constituyen la norma sobre la lealtad a la propia comunidad. El término pramanyam es un sustantivo abstracto usado técnicamente para referirse a un conocimiento válido consolidado que es un criterio de verdad. Como el concepto de «canon», implica «medida», pues procede del verbo pra-må, medir, o producir un conocimiento correcto. Téngase en cuenta de que los Vedas no eran originalmente escrituras, pues fueron escritos muy posteriormente. Eran un texto fijo, conservado vivo mediante la recitación oral como un símbolo de la comunidad. Aceptar los Vedas significaba aceptar un punto de referencia válido y reconocido por la comunidad. En cierto sentido, la aceptación de los Vedas parece tener una función semejante al canto del himno nacional o a la recitación del credo en el culto cristiano público: expresa fundamentalmente la voluntad de ser fiel a la propia tradición, sujeta siempre a las diferentes interpretaciones sobre su significado. La composición de los Vedas
La palabra veda significa «conocimiento» o «sabiduría», y su contenido incluye cuatro líneas descendientes de tradiciones textuales que se sedimentan en la historia mediante cuatro estratos o niveles. Aunque son muy divergentes los puntos de vista sobre la cronología de los textos, y existe una buena cantidad de superposición de tradiciones, presentaremos las fechas probables de los cuatro estratos que son generalmente aceptadas por los especialistas. Atendiendo al orden general de antigüedad, los estratos o niveles son los siguientes: 1) las Samhitas, que en su mayor parte son himnos poéticos usados en los sacrificios rituales, ca. 2000-1000 a.C.; 2) los Brahmanas, reflexiones generales y explicaciones teológicas o mitológicas de las acciones rituales y de los textos, de carácter prosaico en muchos aspectos, ca. 1000-600 a.C.; 3) los Araniakas, y 4) las Upanishads, los dos muy similares en cuanto al contenido; se trata de textos relacionados remotamente con la actividad sacrificial, escritos entre el 700 y el 200 a.C., que recogen tradiciones populares antiguas de indagación filosófica y religiosa, y reflexiones antropológicas, teológicas o éticas, a veces en prosa y otras en verso. Las cuatro líneas de esta tradición védica llegan a nosotros a partir de diferentes actores en la celebración antigua de la actividad ritual de nuestros antepasados arios. Las tres primeras recogen textos que pertenecen: a) al Rig Veda, destinado a los sacerdotes que ofician el culto; b) al Sama Veda, destinado a los cantores; c) al Yajur Veda, destinado a quienes participan en los ritos. La cuarta línea d), el Atharva Veda, representa, principalmente, el esfuerzo de la tradición sánscrita por asimilar las tradiciones religiosas previas a la nueva cultura traída por los arios a la India. Aunque se trata en general de una adición posterior a la tradición cultural de los arios, algunos de sus textos pueden tener raíces muy antiguas. Las tradiciones mimamsaka
Todas las tradiciones filosófico-teológicas que aceptan la autoridad de los Vedas son «ortodoxas» en el sentido hinduista de la palabra. Pero existían dos visiones principales sobre la posición que había que darle a los Vedas como fuente esencial de conocimiento trascendente. La primera, sostenida por dos tradiciones mimansá, excluye toda otra fuente de conocimiento salvífico. La segunda, la visión nyaiá-vaisesika, no es exclusivista, y la trataremos más adelante. Los mimamsas (o mimansakas) hacen de los Vedas la única fuente del conocimiento que conduce a la moksha o la salvación de la eterna rueda de la reencarnación y del sufrimiento. Esta concepción está representada por las dos tradiciones hermenéuticas denominadas mimansas (la raíz verbal man, que está en el origen de «mimansa», significa «pensar»). Pero los dos son diferentes y se niegan uno a otro. El primer (purva) mimansa tenía una vida activa más corta en la India. Representaba una teología estrechamente vinculada con la vida ritual de la primitiva comunidad védica que estaba edificada, en su mayor parte, en torno a un complejo sistema de sacrificios comparable con la cultura sacrificial posterior de la Torá judía. Asumió los dos estratos más antiguos de los Vedas (Samhitas y Brahmanas) como la esencia del corpus védico, considerando los otros dos como explicaciones posteriores del valor de los primeros. Según la teología que de ella procedía, la salvación nos llega mediante la realización de la tradición sacrificial. La salvación exige acción, y, de acuerdo con esta concepción, a esta teología se le denominó karma-mårga o el camino de la acción. En contra, el segundo (uttara) mimansa, una tradición más tardía pero más influyente, enseña que la actividad ritual solo puede ser una preparación para la sabiduría. Solamente la sabiduría puede transformarnos, y esta se encuentra fundamentalmente en los dos estratos posteriores de los Vedas, es decir, en los Araniakas, y, sobre todo, en los Upanishads. La importancia capital se da en ellos al «conocimiento», al jñåna-mårga. De ahí que se le denomine el «fin de los Vedas» (Vedanta), con los dos sentidos del término «fin»: «último» y «finalidad». Así pues, los Araniakas-Upanishads representan la suprema verdad nueva que la sruti o «revelación» ofrece a la comunidad. Aunque respetado como el comienzo de la tradición, la parte sacrificial más antigua del corpus védico solo puede entenderse como preparación para lo que no puede descubrir ninguna sabiduría humana, a saber, que Brahman o Åtman es la Realidad que penetra todo y el fundamento del universo y del mismo Veda. Ciertamente, hay diversos modos de explicar la relación del mundo visible con la Realidad invisible, propuestos por los grandes acharias o teólogos, Sankara, Ramanuja, Madhva, Nimbarka, Vallabha y otros, entre los siglos IX y XVI. Pero todos ellos piensan que la autoridad de los Vedas procede de ella misma, pues la verdad solo puede ser evidente por sí misma. Por consiguiente, se dice que los Vedas son «eternos» e «impersonales», es decir, no revelados personalmente por un agente externo. Podríamos comparar este idea con las teorías un tanto platónicas de la «ley natural» en la tradición cristiana. ¿Qué función tiene la «razón» en la interpretación de la sabiduría que nos transmiten los Vedas? La «razón» es, ciertamente, un término central en la filosofía y la teología de Occidente. El término equivalente hindú es tarka («argumento»). El tarka, a veces calificado como argumento «seco», no es una fuente de conocimiento positivo, pero puede servir para «desenroscar» (tal es la imagen tras la raíz verbal tark), y así manifestar, la falsedad de nuestras percepciones y afirmaciones normales. El tarka puede usarse...