E-Book, Spanisch, 442 Seiten
Reihe: Universidad
García del Dujo Pedagogía de las cosas
1. Auflage 2022
ISBN: 978-84-19312-01-3
Verlag: Ediciones Octaedro
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Quiebras de la educación de hoy
E-Book, Spanisch, 442 Seiten
Reihe: Universidad
ISBN: 978-84-19312-01-3
Verlag: Ediciones Octaedro
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark
Ángel García del Dujo. Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Salamanca. Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Promotor y director del Grupo de Investigación Procesos, Espacios y Prácticas Educativas. Director de Teoría de la Educación. Revista Interuniversitaria (2001-2018). Premio María de Maeztu de la Universidad de Salamanca a la Excelencia Científica (2020).
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No es posible un mundo sin cosas, tampoco la educación
ÁNGEL GARCÍA DEL DUJO
Universidad de Salamanca
No es la primera vez que la Universidad de Salamanca acoge el Seminario Interuniversitario de Teoría de la Educación. Lo hizo en 1983, al año de su nacimiento, con una reflexión muy abierta sobre el concepto, ámbitos y modos de entender la educación, bajo el título El problema de la educación. Volvió a acogerlo en 1992, centrado en este caso en la cuestión metodológica de uno de esos ámbitos, con el título La educación no formal: metodologías de investigación. Y lo acogió de nuevo en 2006, poniendo la lupa en Las emociones y la formación de la identidad humana. Ahora, nada menos que en su ya XL aniversario, la reflexión y el debate, que tendrán lugar del 13 al 16 de noviembre, aquí en Salamanca, versarán sobre el papel que silenciosamente desempeñan las cosas en los procesos de educación de los sujetos y el que ya están teniendo, no tan calladamente, las llamadas «no-cosas» de este nuestro tiempo. A este propósito quiere responder precisamente el título y el subtítulo de esta obra: Pedagogía de las cosas. Quiebras de la educación de hoy.1
Como es tradición en este foro académico, el tema fue propuesto por el Comité Organizador en el último seminario prepandemia, celebrado en Torremolinos (Málaga) en 2019. Y quedó estructurado en el primero pospandemia (Madrid, 2021) en cuatro ponencias, que han recibido las adendas pertinentes.
La primera ponencia –Lo material en la educación, elaborada por María Lozano Estivalis (Universitat Jaume I), Antoni Tort Bardolet (Universitat de Vic-Universitat Central de Catalunya) y Jaume Trilla Bernet (coord.) (Universitat de Barcelona)– viene a ser el marco general que identifica, clasifica e interpreta la presencia de los elementos materiales en los procesos educativos. Partiendo de un repertorio de ejemplos, casos concretos en los cuales lo material tiene un papel muy explícito y de primer orden, pasa a ordenar la imprescindible e inevitable presencia de lo material tanto en los procesos educativos como en los discursos pedagógicos. Para terminar, incluye un elenco de cuestiones no menores sobre lo que puede significar este componente constituyente de lo que llamamos educación, pues «no es igual partir de una idea de lo material como instrumento para la acción educativa que entenderlo como una condición misma del hecho educativo». La concepción positivista de las cosas deja paso a una interpretación relacional en la que sujetos y objetos se van haciendo mutuamente, siendo lo material algo más que un instrumento o escenario donde tiene lugar la educación.
Este será, pues, un principio básico de los nuevos materialismos con potencialidad suficiente para obligar a repensar y reconducir los modos de ver y de hacer educación. Y como tal se erige desde el principio en leitmotiv de la reflexión y el debate de todo el seminario. El mundo se compone de cosas. Son ellas las que van construyendo nuestra identidad, nos proporcionan estabilidad y coherencia, y en ellas queda escrita nuestra historia. Son ellas las que nos hacen terrenales, temporales, espaciales: los objetos, los espacios que crean, los tiempos que requieren y que imponen, los sentimientos que provocan, los movimientos que incitan y permiten, las acciones que sugieren, los cuerpos y las mentes que modulan. Aunque nosotros solo veamos su utilidad y su eficacia, su instrumentalidad; su capacidad técnica, no su potencial experiencial o mental. Y no solo por su estructura, formas y colores, también por la materia de su materialidad. Con frecuencia les negamos el ser y el hacernos lo que fuimos y lo que somos. Mentes corpóreas. Mentes de cosas. Acaso solo cosas.
El cuerpo como cosa es precisamente el punto donde pone el foco la segunda ponencia, El cuerpo y las cosas en educación, elaborada por Joaquín Esteban Ortega (Universidad Europea Miguel de Cervantes, Valladolid), Jordi Planella Ribera (Universitat Oberta de Catalunya) y Clara Romero Pérez (coord.) (Universidad de Sevilla). Lo hace combinando ideas y postulados procedentes de diferentes disciplinas, tradiciones y corrientes de pensamiento, si bien predomina una hermenéutica de la ambivalencia en la que entró el cuerpo en la tardomodernidad «como una objetualización con finalidad de dominio, sí, pero también como un escenario adecuado donde reivindicar la memoria, la diferencia, la sensibilidad, las emociones y la compasión».
Los diferentes enfoques contienen, sin embargo, un núcleo ordenador común: la educación como acción encarnada, corporeizada, y, por ende, en diálogo sensorial con las cosas. Previamente, la ponencia presenta las claves que explican el interés renovado por el cuerpo y lo material en las agendas de la investigación social. Y finaliza con una reflexión sobre las pedagogías sensibles que buscan el despertar de la vida en el sujeto de la educación.
Contra las fantasías de una pedagogía desmaterializada, descorporeizada, en línea con este nuestro mundo informacional y cómputo, convendría proclamar cuanto antes que sin cuerpo no hay educación; lo contrario es caer en la trampa, por ejemplo, de pensar que todo lo que se aprende en la vida, o en el aula, no solo se puede trasladar fácilmente, sino también ser aprehendido de igual modo en el escenario digital. De sabiduría experiencial, además de científica, cabría calificar las palabras de Aldridge (2022) a este respecto: «My knowing is not a matter of having extracted words from the page as “information,” but to have seen those words on that page in dappled sunlight under the shade of a particular tree, and to have rested my head on the shoulder of the one who read them to me».2
Este es precisamente el objeto de reflexión de la tercera ponencia, La materialidad de lo digital en educación, elaborada por Judith Martín Lucas (Universidad de Salamanca), Juan García Gutiérrez (Universidad Nacional de Educación a Distancia) y Alberto Sánchez Rojo (coord.) (Universidad Complutense de Madrid). Señala el predominio en la literatura científica de una interpretación del mundo digital en términos de desmaterialización y descorporeización, procesos de información y cómputo. En palabras de Byung-Chul Han (2021), estaríamos en plena transición de la era de las cosas a la era de las no-cosas; habría terminado la edad de las cosas.
Defiende la ponencia, sin embargo, que el orden digital no viene definido por la inmaterialidad, sino por un nuevo tipo de materialidad que «surgiría de la interacción dinámica entre el mundo y la inteligencia humana, que elabora determinada «fisicalidad» a fin de darle un significado concreto, aunque sea ajeno a lo que podamos ver, oír, tocar, oler y/o saborear». Un nuevo concepto de materialidad (Latour, 2007) que se corresponde con el proceso más amplio de reontologización y resignificación que está conociendo el mundo. Ocurriría aquí algo parecido a lo que sucede con las nociones de tiempo y espacio en los escenarios virtuales, que en verdad no desaparecen –¡no podrían hacerlo!–, por más que coloquialmente nos expresemos en esos términos, sino que se reconfiguran conceptualmente (García, 2009). Y no es lo mismo, en educación, una u otra interpretación; ni en los modos de concebir la educación ni a la hora de implementar prácticas educativas, tampoco a efectos de diseño, estructura y funcionamiento de los espacios online. Pensar el orden digital de la manera que lo hace la interpretación dominante, también en educación, es caer en la trampa de considerar que hay un segundo orden, otro espacio o mundo, el espacio virtual, al margen del espacio real, error que se arrastra desde los inicios de esta tecnología y que está en el origen de los malos usos, prácticas e interpretaciones que de ella viene haciendo la pedagogía. Ha sido Luciano Floridi (2014), hablando de vida y mundo onlife, quien ha resuelto acertadamente esta trampa conceptual.
Finalmente, la cuarta ponencia –Manifestaciones, prácticas y responsabilidades éticas, políticas y estéticas: del amor por las cosas, elaborada por Francisco Esteban Bara (Universitat de Barcelona), David Reyero García, (Universidad Complutense de Madrid) y Bianca Thoilliez Ruano (coord.) (Universidad Autónoma de Madrid)– hace una lectura en positivo de una perspectiva que viene siendo ignorada, atropellada y ocultada de manera persistente y progresiva por la razón ilustrada, y también la postmoderna.3 Esa perspectiva es la del amor por las cosas, amor que ya proclamaran mentes excelsas, precisamente conformadas por sus cosas.
Neruda «ama las cosas loca, locamente». Las unas y las otras. Todas. Amor que es visual y táctil, sensual. Gloria Fuertes se entusiasma y enternece cuando siente que a «las cosas, nuestras cosas, les gusta que las quieran; a mi mesa le gusta que yo apoye los codos, a la silla le gusta que me siente en la silla». Y Antonio Machado sentencia: «Solo recuerdo la emoción de las cosas, y se me olvida todo lo demás». Sin olvidar a Borges, que, en su decir que las cosas «durarán más allá de nuestro olvido», además de generarnos sentimientos oceánicos, proporciona claves de entendimiento de la interpretación arendtiana, entre educativa y pedagógica, que hace la ponencia sobre las cosas y el amor por ellas: como legado intergeneracional «cuyos contenidos no siempre se manifiestan en el currículum escolar, sino que lo hacen en otros...