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E-Book, Spanisch, 224 Seiten

Furman ¡Tú puedes!

Cómo ayudar a niños y adolescentes a solucionar problemas y dificultades
1. Auflage 2024
ISBN: 978-84-254-5111-9
Verlag: Herder Editorial
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark

Cómo ayudar a niños y adolescentes a solucionar problemas y dificultades

E-Book, Spanisch, 224 Seiten

ISBN: 978-84-254-5111-9
Verlag: Herder Editorial
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark



Pesadillas, celos, acoso escolar, baja autoestima, problemas de atención, violencia, inseguridad, el divorcio de los padres... estas son solo algunas de las difíciles situaciones a las que niños y adolescentes deben enfrentarse día a día. Muchos de ellos necesitan apoyo para poder hacerlo. A diferencia de los enfoques convencionales de la psicología infantil, este libro propone un innovador planteamiento que se centra en desarrollar ciertas habilidades en los niños, que los ayude a que, en lugar de concentrarse en sus «problemas», desvíen la atención en un futuro positivo. Esta atención prioritaria a lo que se desea en lugar de a los comportamientos no deseados resulta menos estresante y más motivador tanto para ellos como para sus padres. Este libro es una esperanzadora caja de herramientas, imprescindible para cualquiera que participe en la tarea de criar a un niño. Padres, abuelos, profesores, profesionales de la salud mental, entre otros, encontrarán en él un valioso recurso para garantizar que niños y adolescentes afronten con éxito los desafíos que se le presenten ahora y en el futuro.

Ben Furman (Helsinki, 1953) es psiquiatra, psicoterapueta y fundador del Centro de Terapia Breve de Helsinki. Reconocido internacionalmente en el campo de la Terapia centrada en soluciones, ha publicado más de veinte libros, traducidos a diversos idiomas. Junto a su colega, Tapani Ahola, ha diseñado una serie de herramientas prácticas basadas en la Terapia Centrada en Soluciones, tales como Habilidades para niños, solución de 12 pasos y método de formación de equipos Reteaming ; y Cooperación un programa para enseñar soluciones enfocadas en habilidades comunicativas.
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1


EL CUENTO DE LA CANCIÓN
GRABADA EN LA PIEDRA

Mi intención con este libro es familiarizar al lector con lo que a mí me gusta llamar «enfoque de habilidades». Es una forma alegre y creativa de facilitar el desarrollo de los niños y niñas, y ayudarles a superar dificultades a través del aprendizaje de nuevas habilidades. La idea básica del enfoque de habilidades es fácil de comprender y si, al terminar de leer este libro, queda la sensación de que este enfoque encaja con los valores y las ideas del lector, podrá empezar a ponerlo en práctica inmediatamente con su propio hijo o con los niños que tenga a su cuidado.

Antes de pasar a explicar con detalle lo que quiero decir con «enfoque de habilidades» y cómo se utiliza con los niños, me gustaría comenzar contando un cuento a modo de introducción. Si no se es un gran admirador de este tipo de relatos alegóricos, es mejor sentirse libre de saltarse estas primeras páginas y empezar a leer el capítulo 2.

Había una vez una aldea muy lejana en la que empezaron a suceder cosas muy extrañas. Los niños de la aldea empezaron a desarrollar toda clase de problemas misteriosos. Algunos se habían vuelto de repente tan tímidos que eran incapaces de pronunciar una sola palabra, mientras que otros se habían vuelto tan irritables que andaban deambulando por ahí sin rumbo agrediendo a los demás. Algunos habían empezado a tener miedo a cosas cuando no había nada que temer y otros habían desarrollado unos peculiares hábitos muy persistentes de los que, pese a todos los esfuerzos que hacían sus padres, no podían librarse, como tirarse del pelo o chuparse el dedo.

Se reunió a los ancianos de la aldea para hablar de la situación.

—Tenemos que averiguar cuál es la causa de este espinoso problema —dijo uno de los ancianos.

Aquello desencadenó una larga conversación que se prolongó mucho tiempo. Muy pronto, toda la aldea andaba deliberando acaloradamente qué era lo que causaba los problemas de los niños.

Al principio, los aldeanos sospecharon que la causa era la contaminación del agua. Por ello, empezaron a acarrear agua desde la aldea vecina. Sin embargo, esto no sirvió de nada. La siguiente sospecha llevó a pensar que la causa era que tal vez los propios niños se habían asustado por algo cuando eran bebés. Apoyándose en esta idea, los aldeanos empezaron a hacer todo lo posible por proteger a los niños para que no se asustaran nunca, pero resultó una labor muy difícil porque en aquellos tiempos la vida era peligrosa y evitar que los niños se asustaran era prácticamente imposible. Algunos intervinieron para sugerir que los numerosos problemas de los pequeños quizá estuvieran causados por la incompetencia de sus padres. Se insinuó que, por alguna razón desconocida, los padres habían perdido la capacidad de criar a sus hijos. Amparándose en esta idea, se ordenó a los padres que recibieran clases en las que los ancianos les enseñaran a criar adecuadamente a sus hijos. Al cabo de poco tiempo, aquello también resultó ser decepcionante. Los ancianos que enseñaban a los padres discrepaban tanto acerca de cuál era la forma adecuada de criar niños que sus enseñanzas no sirvieron más que para acrecentar la confusión general.

Siguieron apareciendo aldeanos con nuevas explicaciones acerca de lo que podría estar causando los problemas de los niños, pero el misterio aún no se resolvía. Muchos aldeanos empezaron a sospechar que, en realidad, las numerosas explicaciones que se habían ido aportando no servían más que para empeorar las cosas. Ahora los padres se sentían culpables de los problemas de sus hijos. La tristeza y la desesperación habían aumentado.

Cuando los aldeanos llevaban ya bastante tiempo reflexionando y el desánimo en la aldea era mayúsculo, uno de los ancianos proclamó: «Hicimos todo lo posible para resolver esta nefasta situación, pero no hemos conseguido encontrar ninguna solución. Ha llegado el momento de que consultemos al Hada de la Sabiduría para que nos aconseje sobre esta cuestión».

Tres ancianos partieron caminando para reunirse con el hada. Después de recorrer una larguísima distancia, llegaron al pueblo donde ella vivía.

—Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que vino alguien de vuestra aldea para pedirme consejo —dijo el hada—. ¿Qué os trae por aquí en esta ocasión?

Los ancianos describieron el problema e informaron al hada sobre los muy diversos motivos que se les habían ocurrido para explicar los misteriosos problemas de los niños. Una vez que hubieron terminado de hablar, el hada bajó la mirada, cerró los ojos y pareció quedarse dormida. Al cabo de un rato, volvió a abrir los ojos y dijo:

Problemas y delitos los ha habido

desde el principio de los tiempos.

Buscar una explicación solo lleva a culpabilizar,

lo que no es más que abrir la puerta a avergonzar.

Si vuestro objetivo es los problemas eliminar,

estáis condenados a embarrancar.

Para ayudar a los niños de nuevo a encarrilarse,

buscadles una habilidad en la que destaquen.

Cuando los tres ancianos regresaron a la aldea, pidieron al picapedrero que cincelara la cancioncilla del hada en una piedra que había en el centro de la localidad. Después, los ancianos se reunieron en torno a la piedra para interpretar lo que el hada había pretendido decirles con aquella canción.

Una vez que la hubieron analizado durante algún tiempo, los ancianos convocaron a los aldeanos y les dijeron:

Con esta canción, el hada quiere decirnos que tenemos que dejar de buscar explicaciones a los problemas de nuestros niños y centrarnos más bien en descubrir cuáles son las habilidades que necesitan para aprender a dominar sus problemas.

A los aldeanos les encantó este mensaje. Comprendieron que había llegado el momento de dejar de culparse a sí mismos y a los demás. A partir de ese instante, no había que dedicar más tiempo a elucubrar sobre las causas de los problemas de los niños y todo el mundo pudo centrarse en ayudarles a desarrollar las habilidades necesarias para superar sus dificultades.

Los aldeanos regresaron a casa e informaron a sus hijos de que, a partir de ese momento, aprenderían habilidades para superar sus dificultades. A los niños les encantó escuchar la noticia, pues estaban ya demasiado cansados de escuchar las interminables especulaciones de sus padres sobre las causas de sus problemas.

Los aldeanos se pusieron manos a la obra y, en un santiamén, todos y cada uno de los niños de la aldea tenían una habilidad por aprender que les ayudaría a superar sus problemas. Al principio las cosas marcharon bien, pero muy pronto empezó a sobrevolar el horizonte otro problema.

—Hemos conseguido llegar a acuerdos con nuestros niños sobre cuáles son las habilidades que hay que aprender —se lamentaron los aldeanos ante los ancianos—, pero cuando llegó el momento de que se pusieran a hacer lo necesario para aprender las habilidades, perdieron el interés enseguida y no encontramos modo de convencerlos de que hicieran el esfuerzo de aprenderlas. ¿Cómo se supone que tenemos que conseguir que nuestros niños aprendan las habilidades?

Una vez más, los ancianos se sentaron a reflexionar sobre la espinosa cuestión que les planteaban los aldeanos; pero por mucho que lo intentaron no encontraron respuesta. Finalmente, decidieron visitar otra vez al Hada de la Sabiduría para pedirle consejo.

—¿Qué os trae por aquí esta vez? —preguntó el hada en cuanto los vio llegar.

Los ancianos respondieron:

—La última vez que te consultamos nos aconsejaste que dejáramos de hacer vanos esfuerzos para buscar la explicación de los problemas de nuestros niños y, en cambio, nos centráramos en averiguar cuáles eran las habilidades que necesitaban aprender para dominar sus problemas. Eso es lo que hicimos, pero ahora estamos atascados y nos enfrentamos a un nuevo obstáculo. No sabemos cómo conseguir que nuestros niños tomen las medidas adecuadas y hagan el esfuerzo de aprender las habilidades que necesitan.

El hada escuchó atentamente a los ancianos. Después, bajó la mirada, cerró los ojos y pareció quedarse dormida. Cuando volvió a abrir los ojos y levantó la vista, pronunció las siguientes palabras:

Si quieres aprender una habilidad

tienes que ver lo que vas a ganar.

La lista de ventajas sería tan larga

como una interminable nana.

Pon un nombre a la habilidad

para que aprender sea jugar

y busca un amigo mágico

que te acompañe hasta el final.

Por fácil que te pueda parecer,

un equipo de apoyo tendrás que tener.

Serán la tripulación

que ha de creer en tu corazón.

Enseguida creerás que vas a tropezar,

pero esa no es razón para abandonar.

Mejor, pide a tu equipo que te quiera más

recordándote de vez en cuando cómo actuar.

Con la ayuda de tu equipo

tu sueño muy pronto alcanzarás.

Pero para de tu nueva condición disfrutar

no te olvides de a tu equipo agasajar.

Las semanas correrán y los días pasarán,

¿cómo estar seguro de que la habilidad va a durar?

Enséñale a alguien tu nueva habilidad.

Con eso bastará,

pues para que la incorpores servirá.

Los tres ancianos memorizaron las palabras del hada y partieron de regreso a la aldea. Cuando llegaron, pidieron al cantero que esculpiera las palabras del hada en la piedra que había en la plaza...



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