Conan Doyle | El sabueso de los Baskerville | E-Book | www2.sack.de
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E-Book, Spanisch, 202 Seiten

Conan Doyle El sabueso de los Baskerville


1. Auflage 2023
ISBN: 978-84-7254-671-4
Verlag: Century Carroggio
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark

E-Book, Spanisch, 202 Seiten

ISBN: 978-84-7254-671-4
Verlag: Century Carroggio
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark



Un cruel aristócrata, Sir Hugo Baskerville, asesina a una joven en unas ruinas cerca de un pantano. Inmediatamente después, el aristócrata es atacado por un sabueso de gran tamaño, lo que resulta en su muerte. Tras esto se revela que el narrador del relato es el Dr. Richard Mortimer, quien acudió a la casa del detective Sherlock Holmes y el Dr. John Watson para solicitarles su ayuda. Según Mortimer, el sabueso que dio muerte a Henry Baskerville ha atormentado desde generaciones a la familia, siendo su última víctima Sir Charles Baskerville. Dado que el último heredero vivo es Henry Baskerville, Mortimer quiere que Holmes y Watson resuelvan el misterio y eviten su muerte. Holmes y Watson aceptan investigar el caso y se reúnen con Baskerville en un hotel de Londres. En el camino a la mansión de los Baskerville, el cochero advierte que un convicto llamado Selden escapó de la cárcel hace unos días, y probablemente está escondiéndose en el pantano. El prisionero había sido encarcelado por matar a unas prostitutas, y dado que fue encontrado demente fue condenado a cadena perpetua en vez de la pena de muerte. Mientras recorre los alrededores, Watson conoce a un hombre llamado Stapleton y a su hija Cecille, quienes viven en un terreno cercano al de la mansión. Cecille parece actuar de forma evasiva ante la presencia de Sir Henry y Watson. Esa noche, Watson ve una luz en el pantano y va junto a Sir Henry para investigar. Al llegar al lugar, oyen el aullido de un sabueso, lo que le provoca una complicación cardíaca a Sir Henry, debiendo ser llevado de vuelta a la mansión. Mientras se retiran, Watson ve la silueta de un hombre a lo lejos, sin poder distinguirlo. Posteriormente, Watson descubre que la silueta correspondía a Holmes, quien había llegado al lugar solo horas después que él. Mientras investigan el caso, Holmes le revela a Watson que no cree en el aspecto sobrenatural del sabueso, y sospecha que cualquiera de los personajes puede estar tras el asesinato, incluyendo el propio Sir Henry, dada la enorme herencia de la familia. Tras esto ocurren diversos hechos, incluyendo la muerte de Selden producto del sabueso, la invitación a cenar que Stapleton y su hija le hacen a Sir Henry, y un derrumbe minero que casi atrapa a Holmes. Para ese entonces, Holmes ya había resuelto el caso: Los Stapleton eran en realidad descendientes ilegítimos de Sir Hugo. La noche de la cena, Cecille llevó a Sir Henry a caminar por el pantano para estar a solas. Al llegar a las ruinas mencionadas en la leyenda de los Baskerville, Sir Henry es atacado por un sabueso liberado por Stapleton, pero es rescatado por Holmes y Watson. -- Esta serie de Century Carroggio incluye los principales títulos de Arthur Conan Doyle sobre Sherlock Holmes, el más famoso detective de la literatura universal. En los volúmenes I y II se ofrecen, respectivamente, 'Estudio en escarlata' (1887) y 'El signo de los cuatro' (1890), las dos novelas con que Doyle muestra en público a su célebre personaje. El volumen III, más extenso que los anteriores, recoge 'Las aventuras de Sherlock Holmes' (1892) compuestas por un conjunto de doce relatos breves. El volumen IV reúne otras tantas narraciones que el mismo Doyle agrupó bajo el título 'Las memorias de Sherlock Holmes' en 1893. Por último, el volumen V presenta al lector 'El sabueso de los Baskerville', que -como las narraciones anteriores- fue originalmente publicado por entregas en The Strand Magazine de Londres y posteriormente editado como libro en 1902.

Autor y doctor en medicina escocés, Arthur Conan Doyle es conocido principalmente por su serie de novelas protagonizados por el detective Sherlock Holmes, cuya aparición supuso una verdadera revolución del género criminal. Además de las novelas protagonizadas por Holmes, sus obras dedicadas al Profesor Challenger, así como sus incursiones en géneros incipientes como la ciencia-ficción o el género histórico, tuvieron una gran difusión y relevancia, convirtiéndose en verdaderos clásicos de la literatura. Conan Doyle estudió Medicina en Edimburgo mientras escribía sus primeros relatos, actividad que alternó con su trabajo posterior como médico en Aston y Portsmouth. Es en esta última ciudad donde escribe el que sería su primer relato de éxito Estudio en Escarlata (1887) y que supuso la primera aparición de Holmes, a la que seguirían ocho más de un gran éxito en Inglaterra. Además de la literatura y la medicina, Conan Doyle fue un activista en favor de la justicia y de ciertas causas internacionales como la independencia del Congo. También son conocidas sus intervenciones como abogado y su defensa del espiritismo y de la existencia de hadas, temas que se pueden adivinar en sus libros de Challenger y en algunas de las aventuras de Holmes. Su pasión por estos temas le dejó en evidencia tras tratar de autentificar unas fotografías de hadas. Se rumorea que trató de vengarse de la comunidad científica de la época creando el falso eslabón perdido de El hombre de Piltdown. Son muchas y variadas las obras de Doyle llevadas al teatro, el cine y la televisión, siendo las basadas en Holmes las más numerosas, aunque obras de Challenger como El mundo perdido han sido también adaptadas varias veces a lo largo de los años. El propio Doyle ha sido utilizado como personaje en varias películas, bien de una manera histórica o como personaje de ficción, como en la curiosa serie Houdini & Doyle, donde hace pareja con el conocido escapista. Arthur Conan Doyle murió en 1930 debido a un ataque al corazón a los 71 años de edad.
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Introducción a la serie y al volumen
La presente serie de Century Carroggio incluye los principales títulos de Arthur Conan Doyle sobre Sherlock Holmes, el más famoso detective de la literatura universal. En los volúmenes I y II se ofrecen, respectivamente, Estudio en Escarlata (1887) y El signo de los cuatro (1890), las dos novelas con que Doyle muestra en público a su célebre personaje. En los volúmenes III y IV, más extensos que los anteriores, se recogen Las aventuras de Sherlock Holmes y Las memorias de Sherlock Holmes en 1893; se trata, en ambos casos, de libros compuestas por un conjunto de relatos breves que el mismo Doyle agrupó bajo esos títulos. Por último, el presente volumen V presenta al lector El sabueso de los Baskerville, que fue originalmente publicado por entregas en la revista literaria londinense The Strand entre agosto de 1901 y abril de 1902.
El arquetipo literario de Sherlock Holmes
Juan Leita
Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930), el creador de Sherlock Holmes, constituye el máximo exponente histórico dentro del género policiaco y detectivesco. La valoración de su personaje, sin embargo, oscila entre un entusiasmo exacerbado y una dura desmitificación de su figura. Hay quien ve en él el prototipo del detective, el sabueso por excelencia. Hay quien sol? ve una burda manifestación de una personalidad frustrada. Dentro de esta gama de valoraciones existen también, naturalmente, diversos intentos por explicar su creación a partir de inveteradas manifestaciones y tendencias del espíritu humano.
Hay quien solo encuentra en las historias de Sherlock Holmes un motivo para hablar de la alienación del hombre. Como se echa de ver claramente en ellas, la novela policiaca no hace más que sustituir la verdadera tensión humana, la que va unida a la lucha real por la existencia, por una falsa tensión de orden puramente externo: el deseo de saber quién es el misterioso criminal y cómo lo descubrirá el inteligente detective. Hay quien se remonta en su entusiasmo a los antiguos caballeros medievales: Sherlock Holmes no es más que la reencarnación moderna de los antiguos paladines del honor y de la justicia. Como Rolando, como el Cid, como don Quijote, su tarea consiste en deshacer entuertos y pelear en pro de los afligidos con la afilada espada de su inteligencia. Entre estas valoraciones y criticas extremas, sin embargo, existe la posibilidad de proceder de un modo más ajustado a la creación de sir Arthur Conan Doyle.
Sin dejarnos llevar por entusiastas exagerados ni por detracciones de carácter apriorístico, nuestra labor tendría que estribar en intentar discernir lo que verdaderamente hay en el fondo de este personaje que ha logrado arrastrar en la actualidad a millones de lectores, haciendo de su autor el máximo exponente de un género literario privativo de la última modernidad.
En realidad, si analizamos las peculiaridades esenciales de Sherlock Holmes, nos encontraremos con la imagen del hombre que, con sus cualidades y defectos, con su fuerza y su drama, se ha convertido en el paradigma y en la resultante final de las tensiones humanas del siglo veinte.
En primer lugar, Sherlock Holmes es el prototipo de la soledad y del hermetismo. Encerrado en su casa de Baker Street, aislado de la estructura “normal” y del orden social imperante, únicamente un amigo tiene la posibilidad de acercarse y sondear un poco la vida interior de este personaje. Como Auguste Dupin, la figura creada por Edgar Allan Poe y antecesor directo de Sherlock Holmes, se trata de un hombre que vive a su antojo, retirado durante el tiempo vigente para la normalidad social en el breve espacio de una habitación desordenada y llena de humo, acompañado solamente de un amigo que sabe callar durante largas horas. Sherlock Holmes vive su vida, concentrado y hasta obsesionado por la sola actividad que le absorbe y le aísla del contexto determinado por su sociedad. Sabemos, no obstante, que no se trata de un misántropo. Su soledad y su hermetismo son más bien el retrato de una protesta contra una sociedad que no piensa y que quiere obligar a sus individuos a no pensar. Porque en esto consiste precisamente su actividad absorbente y exclusivista.
En efecto, la segunda peculiaridad esencial que se pone de manifiesto en Sherlock Holmes es la confianza absoluta en el proceso lógico y la entrega total al ejercicio deductivo de la razón. Su interés y su propósito no estriba en último término en descubrir quién es el misterioso criminal por motivos de justicia o de orden cívico, sino más bien en desarrollar un proceso de relaciones intelectuales que avance y llegue a feliz término. No se trata de que le interese únicamente el enigma criminal; en el fondo, le interesa racionalmente cualquier enigma. También como Auguste Dupin, ocupado en desentrañar las cavilaciones puramente mentales de un amigo silencioso, Sherlock Holmes se dedica a hacer deducciones sobre su amigo Watson o a deducir por las particularidades de un bastón cómo será su propietario. Sherlock Holmes es sobre todo cerebro y razón, una poderosa inteligencia que se sirve de un cuerpo como apéndice accesorio. Desengañado finalmente de los sentimientos y demás actividades vitales, surge un ser puramente pensante que se entrega de lleno a la fría razonabilidad como único camino para una reconstrucción coherente de la realidad humana. Contrariamente a lo que nos dice uno de los personajes de Esperando a Godot, Sherlock Holmes viene a decirnos: «El mal es no haber pensado».
A estas dos peculiaridades primordiales del personaje creado por sir Arthur Conan Doyle, se unen varios rasgos que acaban de perfilar aquella imagen del hombre, paradigma y resultante final de las tensiones vividas en el último siglo. Sherlock Holmes no cree ni espera nada del matrimonio como institución. Siendo esta actitud otro aspecto de su soledad y de su cerebralismo, constituye a la vez una posición de protesta del individuo. No se trata de un misógino. No se trata de un científico abstraído ni de un místico. A Sherlock Holmes le gusta la mujer. Es precisa mente una mujer quien protagoniza uno de los pocos fracasos del famoso investigador. Pero, en eterna contraposición con su amigo Watson, en su figura se pone de manifiesto que la relación matrimonial, determinada por mil condicionamientos externos e internos, resultaría un impedimento insalvable para el desarrollo de la propia personalidad.
Sherlock Holmes es desordenado, desaliñado. Sherlock Holmes es altanero, presuntuoso. Sherlock Holmes es drogadicto.
Si atendemos a todas estas particularidades reales de su carácter, nos daremos cuenta ante todo de que en realidad estamos muy lejos de poder afirmar aquella reencarnación moderna del caballero medieval y de los antiguos defensores del honor y de la justicia. Lo que se insinúa y se dibuja más bien en Sherlock Holmes, sorprendentemente, es la imagen del homo novus, de aquellas tendencias espontáneas y anárquicamente desorganizadas, existentes todavía hoy en nuestra sociedad, que anuncian la ruptura total con las necesidades que dominan en la sociedad represiva, de aquellos grupos característicos de un estado de desintegración lenta dentro del sistema. De hecho, Sherlock Holmes n? aparece como un? encarnación del pasado, sino todo lo contrario: un raro preanuncio del futuro que aún hoy día resulta vigente. Quizás en esto reside, en el fondo, el secreto de su actualidad.
Desde este mismo punto de vista, sin embargo, hay que corregir también aquel proceso de desmitificación crítica que solo encuentra en Sherlock Holmes un motivo para hablar de la alienación humana. El juicio de Georg Lukács en su obra Significado presente del realismo crítico nos resulta del todo adecuado, hablando de la creación de sir Arthur Conan Doyle: «Así fue como aparecieron las obras en las que la verdadera tensión política, la que está ligada a la lucha real por el socialismo, era sustituida por una falsa tensión, de orden puramente externo, la que se encuentra en las novelas policíacas, el deseo de saber quién es el misterioso criminal, cómo y quién lo descubrirá, etc. Así, basadas en unas tensiones puramente superficiales, estas obras no podían aprehender la realidad de una manera auténtica». En realidad, un lector inteligente de las narraciones de Sherlock Holmes descubrirá en ellas muchas de las tensiones modernas provocadas por el antagonismo todavía no solventado entre individuo y sociedad.
Un pensamiento lineal y estructurado a base de principios predefinidos desechará con facilidad todo aquello que no se ajusta al rígido planteamiento de su sistema. Pero sociólogos adogmáticos han reconocido que, dentro del proceso revolucionario, las tendencias anárquicas y espontáneamente desorganizadas pueden desempeñar a la larga una importante función. Fue Fourier quien puso de manifiesto por primera vez la diferencia cualitativa entre una sociedad libre y una sociedad no-libre, sin asustarse ya.
Aquellos que quemarían muchas obras literarias con el fin de evitar la alienación, como en Fahrenheit 451 de François Truffaut, se encuentran de repente con una tierra de hombres-libros y de hombres-libres en la que, sin duda alguna, habría alguien...



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