E-Book, Spanisch, 212 Seiten
Coll El monje y el activista
1. Auflage 2024
ISBN: 978-84-10179-99-8
Verlag: Editorial Siglantana
Format: EPUB
Kopierschutz: 0 - No protection
Descubre las dos caras de tu liderazgo
E-Book, Spanisch, 212 Seiten
ISBN: 978-84-10179-99-8
Verlag: Editorial Siglantana
Format: EPUB
Kopierschutz: 0 - No protection
En la era del Antropoceno, marcada por múltiples crisis sociales, ambientales y económicas, surge la pregunta de qué hacer.
Este libro explora el dilema entre el camino interior del monje y la acción exterior del activista, y propone una armonización entre el desarrollo personal, la conciencia espiritual y el liderazgo sistémico. Este enfoque es esencial para crear futuros conscientes, sostenibles y regenerativos.
'Quizás, no exista un propósito vital más elevado que el de aprender a escucharal monje y al activista y a fluir en armonía con ambos'
Josep M. Coll (doctor en Relaciones Internacionales y Desarrollo Sostenible) dejó una carrera como ejecutivo de marketing para vivir en Corea del Sur, donde compaginó sus estudios de filosofía oriental y la práctica zen con la consultoría empresarial y la actividad académica en varias universidades (Hankuk, Yonsei y Hanyang).
Ejerce de profesor en EADA Business School Barcelona y de profesor visitante en las universidades de Yonsei y de Birmingham. Es autor de libros como Zen Business, Economía de la Felicidad y Buddhist and Taoist Systems Thinking. Asesora y facilita talleres y retiros para organizaciones, ejecutivos y emprendedores. Su propósito es comprender y compartir el conocimiento de la dualidad para trascenderla, alcanzando así la plenitud que nos permita vivir en plena armonía.
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El dilema del monje y el activista
Este libro nace de una profunda reflexión acerca de mi lugar en el mundo. Acababa de publicar mi tercer libro y estaba exhausto después de varias presentaciones y conferencias de lanzamiento, además de finalizar varios proyectos muy demandantes. Antes de empezar mis vacaciones, les dije a mi mujer y a mi hijo: Si realmente quiero disfrutar de las vacaciones familiares, necesito un respiro en solitario. Me tomaré un retiro de silencio para descansar y regenerar mente, cuerpo y alma. La comprensión familiar me ayudó a la desconexión. El cuerpo me pedía naturaleza, belleza y no hacer nada. Así que me fui de retiro a San Pellegrino, pueblo lombardo conocido por sus aguas termales y el peregrinaje de Leonardo da Vinci. Leonardo es un personaje fascinante en la exploración del ser humano como criatura natural y universal. En ese momento estaba muy conectado a su figura y a todo lo que él representa para mí: el valor de lo ecléctico, el ver la vida como un camino de aprendizaje, el conocimiento como vía de autorrealización y la exploración del ser humano como parte indisoluble de la naturaleza. Conocer su figura fue una manera de conocerme un poco más. En este proceso de autoindagación fue cuando me identifiqué conscientemente como un pensador sistémico. ¿Pero esto qué es? Se trata de una persona que percibe, procesa, analiza y sintetiza información para comprender el mundo y a uno mismo a la vez con el propósito de poder mejorarlo para todos los seres que lo habitan. Pensar de forma sistémica significa pensar de forma interrelacionada, teniendo en cuenta diferentes perspectivas que definen la realidad, y reflexionando acerca de lo que potencia y limita la acción humana y el comportamiento de los sistemas económico, social y ecológico que lo sustentan. Pensar de esta forma ha sido una constante en mi vida, incluso de niño, aun sin saber qué era esto del pensamiento sistémico. No lo puedo evitar. Pero pensar, como todo en demasía, también cansa. Y estaba cansado de tanto pensar… Así que quería dejar de pensar… Y en el intento de no pensar tuve una gran revelación que plantó la semilla de este libro. Mi revelación no fue fruto de ningún accidente aparatoso o de algún evento que pusiera en riesgo mi salud e integridad física y me hiciera replantear mi vida. Más bien lo contrario. Zambullido en el gozo del agua y rodeado de montañas me di cuenta, desde un lugar muy profundo, que mi patrón existencial de esta vida deambulaba entre el deseo por hacer y el deseo por soltar. Como un péndulo. Sentía el péndulo yendo de un lado a otro como una tensión que me encogía el corazón. Por un lado, como académico y consultor busco aprender. Necesito tener la sensación de que estoy aprendiendo en todo lo que hago para sentirme vivo. Así, acumular conocimiento para convertirlo en proyectos que tengan un impacto en el mundo es un deseo fuertemente arraigado en mi personalidad. Este lado del péndulo representa la inquietud del activista, enfocada en la acción. Por otro lado, el deseo que subyace en mi camino espiritual como practicante zen es el desaprender. Soltar y dejar ir creencias, pensamientos y comportamientos limitantes. Despedirme de los malos hábitos. Desapegarme de relaciones tóxicas. Deshacerme de bienes innecesarios. Vaciar la mente. Acallar el ego. Contemplar y desaparecer. Este otro lado del péndulo representa la inquietud del monje, enfocada en el desapego. ¿Podía conciliar mis dos pulsiones vitales? ¿O debía escoger? Ser y/o hacer, esta es la cuestión
Este dilema marcó la pauta del retiro. Enseguida apareció Leonardo de nuevo. Él decía: «Aprende a ver. Date cuenta de que todo se conecta a todo lo demás». Esta frase elevó mi reflexión a no sólo buscar respuestas al dilema en mí mismo, sino a conectar mi dilema con el mundo. Al acto levanté la vista del árbol para ver el bosque, y mi visión del dilema cambió. Ya no se trataba del dilema de Josep, sino del gran dilema que tenemos como humanos del siglo xxi en nuestro camino compartido hacia la salvación: conciliar el deseo por hacer y acumular con el deseo de convivir en armonía con nuestro ser, nuestros semejantes y la naturaleza que nos acoge. Este es el dilema arquetípico del monje y el activista que afecta a todos los changemakers que nos dedicamos o pretendemos transformar el mundo y a nosotros mismos. Es un dilema propio del mundo moderno actual; se vive con tensión, pues como miembros del sistema capitalista estamos sujetos a sus normas de funcionamiento. El dilema aparece cuando sentimos la inconformidad con el sistema, pero no sabemos cómo salirnos de él, o cómo transformarlo. Esto nos genera impotencia, frustración y a veces indignación. No nos gusta cómo el sistema aniquila la naturaleza, genera desigualdades extremas, perpetúa el patriarcado y justifica guerras y conflictos por el control de tierras y recursos naturales, entre otras disfuncionalidades. El monje y el activista representan a dos arquetipos. Éstos, como los mitos, tienen una gran función social. Nos construyen y, con ellos, construimos el mundo. Por un lado, nos ayudan a comprender la mente individual y colectiva que sustentan el funcionamiento del mundo real. Y, por el otro lado, nos ofrecen una brújula para navegar la complejidad de la vida. Los arquetipos son universales, funcionan independientemente del contexto cultural. Como tales, son comprendidos por toda la humanidad. Su universalidad reside en el inconsciente colectivo que todos compartimos como especie. Los arquetipos actúan como fuerzas psicológicas de la mente conformando nuestro pensamiento e impulsando nuestro comportamiento. Cuando somos conscientes de los arquetipos que nos mueven es entonces cuando su significado simbólico nos ayuda a reconocernos, a reconciliarnos con quiénes somos, a sanar nuestras heridas y a ponernos al servicio de la creación de nuevas formas de habitar el mundo. Dos arquetipos del mundo moderno
Este libro expone y explora los arquetipos del monje y el activista como fuerzas motrices de nuestro anhelo por mejorar el mundo, o mejorarnos a nosotros mismos. ¿Podemos poner nuestra energía en mejorar el mundo si ni siquiera somos capaces de mejorarnos a nosotros mismos? O, por el contrario, ¿podemos centrarnos en nuestro viaje interior olvidándonos del mundo? El activista es aquel que participa en la hechura del mundo. Está comprometido con cambiarlo. Por activista no sólo me refiero al típico activista medioambiental de Greenpeace, me refiero a toda persona que pretende actuar para el cambio desde la acción social, ecológica y también empresarial o corporativa. El activista que trabaja para la conservación ecológica; el activista que busca cambiar las leyes para que sean más justas e igualitarias; el activista emprendedor, empresario y empleado que emprenden y trabajan con el propósito de generar un impacto positivo en el mundo; el activista voluntario que se solidariza con los más vulnerables; la madre y el padre que buscan nuevas formas de crianza y educación más respetuosa con el ser humano… Todos comparten el arquetipo del activista. El activista se enfoca en la acción, es pragmático y busca crecer y generar impacto, aunque a veces no sea consciente de ello. En el arquetipo del activista se encuentra la necesidad económica —lo que llamamos crecimiento— como una pulsión del sistema socioeconómico y político que nos incentiva a entender la vida como un ciclo de producción y consumo. El activista es productivo y trabajador, y asocia el éxito a conseguir sus objetivos. Sabe que necesita dinero para desarrollar sus proyectos. En sus actividades productivas acarrea costes asociados al crecimiento económico, ya sea de forma directa o indirecta, como el consumo energético, las emisiones de gases de efecto invernadero, el desperdicio, la perpetuación de dinámicas desiguales, etcétera. El estrés, la ansiedad y el cansancio son su talón de Aquiles. El monje, por su parte, apela a aquel que se retira para conocerse a sí mismo, olvidándose de todo lo demás. El monje se replantea quién es y busca respuestas en su interior. Necesita aislarse del mundo para reconectar con su mundo. En el arquetipo del monje está la necesidad de simplificar la vida y de conectar con lo esencial. El monje busca liberarse del sufrimiento que nos atrapa en la ansiedad y las prisas por cumplir con nuestras expectativas, que en muchos casos no son nuestras sino impuestas. Él sabe que el desarrollo personal es clave para su bienestar, y el punto de partida para replantearse qué hacer desde su ser. En desarmonía, el monje se aísla tanto que se olvida del mundo y pierde interés por la realidad externa. Queriendo desapegarse de su ego se vuelve más egoísta. Esta es su propia paradoja cuando está en desequilibrio. En tu caso, ¿te has planteado alguna vez cambiar de trabajo o proyecto para tener un mayor impacto social? ¿En algún momento de tu vida has tenido ganas de renunciar a todo por impotencia, cansancio e indignación? ¿Qué arquetipo predomina en tu vida actual, el del monje o el del activista? ¿Con cuál consuenas más? Cada vez hay más gente que percibe el dilema del monje y el activista, aunque sea de forma inconsciente. Hay más conocimiento e indignación acerca de las externalidades ecológicas y sociales de un sistema económico perverso basado en el crecimiento...