Carvajal Blanco | La misión evangelizadora de la Iglesia | E-Book | sack.de
E-Book

E-Book, Spanisch, 272 Seiten

Reihe: GS

Carvajal Blanco La misión evangelizadora de la Iglesia


1. Auflage 2016
ISBN: 978-84-288-2964-9
Verlag: PPC Editorial
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)

E-Book, Spanisch, 272 Seiten

Reihe: GS

ISBN: 978-84-288-2964-9
Verlag: PPC Editorial
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)



A los cincuenta años de la publicación del decreto conciliar Ad gentes, la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias, en sintonía con las sugerencia emanadas de la Congregación para la Evangelización, propuso a los obispos españoles la posibilidad de celebrar esta conmemoración con actividades que ayudaran a reflexionar sobre el mensaje aprobado por los Padres conciliares. La Cátedra de Misionología de la Universidad Eclesiástica San Dámaso recibió con responsabilidad esta petición y ha querido responder con la realización de esta obra. Ad gentes, después de sus numerosas redacciones, logró una verdadera contextura teológica que era preciso desentrañar para comprender su mensaje y redescubrir su actualidad. Es lo que con acierto hacen los autores de esta publicación, logrando, a un tiempo, una complementariedad entre los diversos enfoques de sus estudios.

Juan Carlos Carvajal Blanco (Carriches, Toledo, 1961) es sacerdote de la diócesis de Madrid, licenciado en Teología catequética por la Universidad de San Dámaso y doctor en Teología sistemática por la Universidad Pontificia de Salamanca. Actualmente compagina su cargo de consiliario diocesano de las Hermandades del Trabajo, Centro de Madrid, con la docencia en la Facultad de Teología San Dámaso en materias de Evangelización y Pedagogía catequética. Es autor de varios libros y de múltiples artículos en revistas especializadas.
Carvajal Blanco La misión evangelizadora de la Iglesia jetzt bestellen!

Weitere Infos & Material


PRESENTACIÓN


El 28 de marzo de 2007, el cardenal Rouco Varela, Gran Canciller de la Facultad de Teología San Dámaso, erigió la Cátedra de Misionología como un servicio a la reflexión y formación misionológica de los fieles. Esta erección fue posible gracias al acuerdo con las Obras Misionales Pontificias, la cual se ofrecía a colaborar con esta iniciativa. Y fue la culminación de sucesivas conversaciones y reuniones de trabajo iniciadas en su momento por Mons. Eugenio Romero Pose (q.e.p.d.) y Mons. Francisco Pérez González, director nacional de las OMP. Así nació esta novedosa experiencia de formación misionera en el ámbito de una institución académica de nivel superior. La cátedra nace con la vocación de responder a la necesidad de ofrecer una formación misionera, orgánica y sistemática, al pueblo de Dios, entre los que destacan como principales destinatarios los sacerdotes, los religiosos y religiosas, los seminaristas y los laicos que posean una preparación básica.

Desde entonces, la cátedra ha sido el ámbito adecuado en el que la actual Universidad Eclesiástica San Dámaso ofrece diversas y complementarias actividades para la profundización en la teología de la misión: el curso, en dos años, sobre la evangelización misionera, jornadas académicas sobre temas y cuestiones particulares de la misión, conferencias, mesas redondas de carácter más testimonial y cursos de verano en régimen de internado durante una semana. Entre estas actividades merece especial mención la publicación de obras en las que se integran programáticamente la aportación de diversos autores, especialmente los profesores que colaboran con la Cátedra de Misionología. Primero fue el libro La misión de la Iglesia (Burgos, Monte Carmelo, 2011), el cual presenta los principales contenidos del curso de evangelización misionera que se imparte en la Facultad de Teología; y ahora es el presente volumen, que, con la firma de diversos teólogos procedentes de otras Facultades de Teología de España, conmemora el cincuenta aniversario de la promulgación por el Concilio Vaticano II del decreto Ad gentes.

Las Obras Misionales Pontificias al servicio de la formación

Antes de proceder a la presentación de este trabajo se hace necesaria la justificación de por qué Obras Misionales Pontificias (OMP) promueve esta Cátedra de Misionología y está en sus proyectos extender esta experiencia a otros centros docentes, con el fin de que los agentes de pastoral puedan introducirse en la fundamentación teológica del compromiso misionero. La primera razón es de carácter convencional, pero muy oportuna. Es necesario purificar la percepción, cada vez más extendida, de considerar a esta institución pontificia como un instrumento de cooperación económica y, ocasionalmente, de cooperación espiritual. Ambas manifestaciones de la cooperación son necesarias, pero son fruto y están en relación directamente proporcional con la formación de los fieles cristianos, que es la razón de ser de las OMP. El pueblo de Dios está necesitado de una sólida formación eclesiológica en todas sus dimensiones, también en la irrenunciable labor misionera. Esto brota del mandato de Jesús y está en la entraña de su catolicidad.

El papa «misionero» Pío XI apreció y valoró aquellas experiencias de cooperación entre las Iglesias que el Espíritu Santo había suscitado en el siglo XIX en Francia y que en los inicios del XX se habían difundido por todo el mundo. Y aquel domingo de Pentecostés, 3 de mayo de 1922, hace suyas esas iniciativas, pasando a depender directamente de la Sede Apostólica, con el fin de responder a los requerimientos evangelizadores de la Iglesia universal. Además, con el objetivo de alentar el dinamismo misionero propio de la fe pone en marcha la celebración de las jornadas misioneras que jalonan el año litúrgico. Con la Jornada del Domund se invita al conjunto de los fieles a implicarse en la cooperación con la actividad misionera de la Iglesia en los territorios de misión (el 38 % de las circunscripciones eclesiásticas de la Iglesia católica); con la Jornada de la Infancia Misionera, promovida por la obra pontificia que lleva dicho nombre, se busca que los niños y adolescentes, desde su misma iniciación cristiana, se sientan implicados en la misión de la Iglesia; y con la Jornada a favor de las vocaciones nativas, alentada por la Obra Pontificia San Pedro Apóstol, se alienta a toda la Iglesia a que mantenga el compromiso solidario de ayudar al sostenimiento de las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada en las Iglesias jóvenes. Este tejido de cooperación misionera se vio completado con una cuarta iniciativa, que fue asumida como pontificia por Pío XII en el año 1956. Nos referimos a la Pontificia Unión Misional, inicialmente conocida con el nombre de Unión Misional del Clero, que tiene como finalidad promover y fomentar la formación misionera de los agentes de pastoral.

El compromiso de colaboración con la actividad misionera de la Iglesia fue desbordante durante el siglo XX. Miles y miles de misioneros eran enviados a aquellos ámbitos geográficos donde aún no se había predicado el Evangelio. Sin embargo, la cantidad podía desplazar a la calidad, que no tenía otro origen que la llamada de Dios y la generosa respuesta de aquellos a quienes la Iglesia enviaba a la misión. De ahí nace una corriente de opinión sobre la urgente necesidad de formar en la responsabilidad misionera no solo a los que parten para la misión, sino también a todo el pueblo de Dios. El primero en advertirlo fue Benedicto XV en la encíclica Maximum illud: «Porque su carácter cuadra perfectamente con el influjo que debe ejercer el sacerdote, ya para despertar entre los fieles el interés por la conversión de los gentiles, ya para hacerles contribuir a las obras misionales, que llevan nuestra aprobación» (Maximum illud [30 de noviembre de 1919] 107). En la conmemoración del 40º aniversario de este documento pontificio, Juan XXIII entrega a la Iglesia una nueva encíclica misionera, Princeps pastorum (28 de noviembre de 1959), en la que vuelve a insistir en la necesidad de la formación misionera, que también debe proponerse a los fieles de las Iglesias nacientes.

El decreto conciliar Ad gentes

Con esta prehistoria, el Concilio Vaticano II publica el decreto Ad gentes, que da el espaldarazo al dinamismo misionero, que permanecía latente en el interior de las comunidades cristianas. En este documento conciliar, la Iglesia, al reconocerse esencialmente misionera, individualiza los contenidos esenciales del kerigma, la naturaleza de la actividad evangelizadora, la metodología, los destinatarios, las relaciones con las culturas y las demás religiones, y los sujetos de la misión. Así se logra una nueva luz sobre la teología de la misión y, sobre todo, se abren nuevos caminos para la misionología, como lo muestran tres grandes documentos pontificios que han visto la luz en estos cincuenta años: Evangelii nuntiandi, Redemptoris missio y Evangelii gaudium.

A los cincuenta años de su publicación, la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias, en sintonía con las sugerencia emanadas de la Congregación para la Evangelización, propone a los obispos españoles la posibilidad de celebrar esta conmemoración con actividades que ayuden a dar gracias a Dios por este regalo y a reflexionar sobre el mensaje aprobado por los Padres conciliares. En las diócesis españolas se han sucedido diversas y variadas iniciativas para conmemorar este documento, dar gracias a Dios por su aprobación e invitar de nuevo a su lectura y reactualización.

La Cátedra de Misionología recibió con responsabilidad esta petición y ha querido responder con la realización de esta obra que hoy presentamos. Ad gentes, después de sus numerosas redacciones, logró una verdadera contextura teológica que era preciso desentrañar para comprender su mensaje y redescubrir su actualidad. Es lo que con acierto hacen los autores de esta publicación, logrando, a un tiempo, una complementariedad entre los diversos enfoques de sus estudios.

Me permito señalar algunos elementos comunes que forman el subsuelo sobre el que se asienta la publicación. No es baladí el subtítulo del decreto conciliar: Sobre la actividad misionera de la Iglesia. Este enunciado otorga al texto un carácter dinámico y operativo. Se da el paso del concepto de «misiones» (concepción jurídica y geográfica) al de «misión», entendida en su dimensión más dinámica y evangelizadora, superando el aspecto unidireccional de la acción evangelizadora de la Iglesia. Una Iglesia evangelizada se transforma en evangelizadora, y la que evangeliza es a su vez evangelizada, ya que este es el fruto inmediato de la Iglesia que está en permanente estado de misión.

Estar en acto de servicio es uno de los principales indicadores de la Iglesia universal, que se hace presente en la Iglesia particular y genera la comunión entre las Iglesias, no...



Ihre Fragen, Wünsche oder Anmerkungen
Vorname*
Nachname*
Ihre E-Mail-Adresse*
Kundennr.
Ihre Nachricht*
Lediglich mit * gekennzeichnete Felder sind Pflichtfelder.
Wenn Sie die im Kontaktformular eingegebenen Daten durch Klick auf den nachfolgenden Button übersenden, erklären Sie sich damit einverstanden, dass wir Ihr Angaben für die Beantwortung Ihrer Anfrage verwenden. Selbstverständlich werden Ihre Daten vertraulich behandelt und nicht an Dritte weitergegeben. Sie können der Verwendung Ihrer Daten jederzeit widersprechen. Das Datenhandling bei Sack Fachmedien erklären wir Ihnen in unserer Datenschutzerklärung.