E-Book, Spanisch, Band 83, 360 Seiten
Reihe: Literatura
Andric La casa aislada y otros relatos
1. Auflage 2015
ISBN: 978-84-9055-658-0
Verlag: Ediciones Encuentro
Format: PDF
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)
E-Book, Spanisch, Band 83, 360 Seiten
Reihe: Literatura
ISBN: 978-84-9055-658-0
Verlag: Ediciones Encuentro
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Por primera vez en español, un amplio catálogo de relatos cortos de Ivo Andric, Premio Nobel en 1961 y uno de los grandes maestros de la literatura de los Balcanes. Las primeras historias forman parte de La casa aislada, obra póstuma publicada en 1976, considerada el testamento narrativo de Andric. En ellas encontramos a un escritor-narrador que habita una solitaria casa del casco antiguo de Sarajevo, cuya soledad se ve alterada por las visitas de personajes históricos o ficticios de diferentes épocas y condiciones sociales --desde aristócratas turcos, austriacos y franceses, hasta un geómetra, un director de circo o una prostituta--, que le van relatando circunstancias y episodios de su vida pasada o de la de otros personajes que les atormentan. Como elemento característico de todos los relatos, el sello fatalista del destino balcánico, tema central en la obra literaria de Andric, que recrea con gran belleza una atmósfera donde la vulnerabilidad y desdicha de los personajes se presentan como consecuencia natural del ambiente del que forman parte. El resto de narraciones que aparecen en el libro, publicadas entre los años 1920 y 1975 en distintos medios impresos, cubren la evolución temática, lingüística, estilística y de pintura de personajes del autor, desde su periodo de juventud --influido vivamente por las vanguardias de entreguerras-- hasta su madura consagración como referente absoluto de las letras yugoslavas en serbocroata.
Ivo Andric nació en Dolac na Lasvi, municipio de Travnik, en Bosnia-Herzegovina (entonces parte del Imperio austrohúngaro) en 1892, en el seno de una familia católica, y murió en Belgrado en 1975. Estudió en las universidades de Zagreb, Viena y Cracovia. Las autoridades austriacas le mantuvieron encarcelado durante buena parte de la Primera Guerra Mundial debido a sus actividades políticas revolucionarias. Durante su encarcelamiento escribió el libro de poemas en prosa Ex-ponto (1918), con el que se dio a conocer como escritor. Terminada la Gran Guerra se convirtió en funcionario público de la recién creada nación yugoeslava, iniciando en 1920 una exitosa carrera diplomática. En 1924 terminó su doctorado en Filosofía, que había tenido que interrumpir a causa de la guerra, y publicó su primer volumen de relatos cortos. Al estallar la Segunda Guerra Mundial presentó su dimisión como embajador en Alemania y permaneció recluido en la capital serbia durante la ocupación nazi, periodo en el que escribió sus tres novelas más famosas: Crónica de Travnik, La señorita y Un puente sobre el Drina. Aunque vivió en Roma, Bucarest, Madrid, Ginebra y Berlín, fue su provincia natal, Bosnia, con su peculiar diversidad cultural, étnica y religiosa, la que le proporcionó los temas que se encuentran en sus obras. Sin embargo, se consideraba a sí mismo un escritor yugoslavo. Andric recibió el Premio Nobel de Literatura, en el año 1961, 'por la fuerza épica con la que ha reflejado temas y descrito destinos humanos de la historia de su país'. Hoy día sigue siendo un referente fundamental en la literatura de las cuatro naciones --Serbia, Croacia, Bosnia-Herzegovina y Montenegro-- en que las se habla, en una variedad u otra, la lengua serbocroata.
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PRÓLOGO
Ivo Andric o cómo escapar del destino
MIRA MILOSEVIC
«Todos los personajes que han dejado huella en nuestra historia cultural llevan un visible sello fatalista del destino balcánico, la herencia pesada de una vida en la que todo se mueve más despacio, se consigue más difícilmente y se paga más caro que en otras partes del mundo; un contexto en que todo esfuerzo cultural, pionero y aislado está desde el mismo comienzo abrumado y entorpecido, y frecuente y fácilmente se pierde como agua en la arena de un desierto heredado y lleno de caos e indiferencia. En este contexto, naturalmente, los personajes se fracturan y se consumen mucho más rápido», afirmaba Ivo Andric en su tesis doctoral sobre «El desarrollo de la vida espiritual en Bosnia bajo la influencia del gobierno otomano», presentada en la Facultad de Filosofía de Graz (Austria) en 19241. Desde entonces, el destino balcánico fue el tema principal de la obra literaria de Andric, que había arrancado tímidamente en 1910, a la edad de dieciocho años, con la publicación de un poema, «U sumrak» («En el crepúsculo») y que en 1961 sería reconocida universalmente con el Premio Nobel de Literatura, único que hasta ahora tiene en su haber la lengua serbo-croata. El concepto de destino balcánico comprende una serie de características específicas de la vida en los Balcanes que Andric ha descrito con maestría y brillantez en numerosos libros de cuentos (entre los que destacan especialmente El Viaje de Alija Djerzelez (1920); El lugar maldito (1954); Omer-Pasha Latas (1977) y La casa aislada); en novelas históricas como Un Puente sobre el Drina (1945) o Crónica de Travnik (1945); y en dos ensayos dedicados a sus maestros : a Vuk Stefanovic Karadzic (recopilador de poesía épica y padre del alfabeto serbio) y a Petar Petrovic Njegos (príncipe-obispo y poeta montenegrino que fue uno de los primeros en escribir en el nuevo grafolecto normalizado por Karadzic), publicados respectivamente en 1950 y 1951. «Yo he aprendido la lengua de los poemas épicos con Vuk y Njegos», afirmó Andric en una memorable ocasión. El destino balcánico implica el atraso y la miseria de la región balcánica bajo el yugo otomano y, en consecuencia, la imposibilidad de formar parte del mundo occidental, cuya tradición era para Andric un valor cultural completamente opuesto a la otomana. Tal destino balcánico lo sobrellevan personas que viven entre estas dos culturas incompatibles, sin pertenecer a ninguna de ellas pero sintiendo su pugna en la propia carne: «Esto no ha sido sólo un conflicto entre dos religiones, o entre dos naciones o razas: ha sido un choque entre Este y Oeste, y el destino ha querido que esta lucha se desarrolle en nuestro territorio dividiendo nuestra identidad nacional como una pared ensangrentada», aseguraría en su tesis doctoral2. Para comprender y describir este destino transformándolo en narración literaria, Andric empleó documentos históricos de los archivos diplomáticos y correspondencia privada de los embajadores y cónsules, aunque, según una explicación más precisa de su estilo expuesta con motivo de la publicación de su novela Crónica de Travnik, « como toda obra de éste género, esta novela es fruto de amplias lecturas, durante muchos años, acerca de la época que más me ha interesado, pero, sobre todo, es fruto de la contemplación y del pensamiento». Los cuentos de La casa aislada pertenecen a dicha tradición literaria y son resultado del proceso creativo aludido. Fue publicada por primera vez como una recopilación de once cuentos, en 1976, un año después de la muerte de Andric. La edición de 1986 que ahora nos ofrece en español Ediciones Encuentro, apareció ampliada con cuentos hasta entonces publicados en revistas o periódicos. Como todas las obras de Andric, esta colección no sólo ofrece al lector relatos sobre personajes inventados o históricos como Ali-Pasha (Rizvanbegovic Stocevic), del que escribió ya en su tesis doctoral, sino algo mucho más difícil de contar. La belleza de la narrativa del premio Nobel yugoslavo destaca por su capacidad de convertir los documentos históricos en ficción, por inspirarse en la épica serbia pero, sobre todo, por recrear una atmósfera y un contexto donde la vulnerabilidad humana, la tragedia o la infelicidad de los personajes parecen consecuencia «lógica y natural» de su ambiente. Sus personajes aparecen así abrumados por una Historia que siempre domina y dibuja sus destinos. Tanto en los cuentos como en las novelas, el proceso narrativo sigue las pautas del género, en una línea verista muy cercana a la gran narrativa histórica eslava, desde León Tolstoi a Milos Crnjanski, que fue contemporáneo de Andric. Así y todo, La casa aislada se distingue de otras obras de Andric por ser la única que apela a un narrador en primera persona: un hombre que vive él mismo aislado y a quien visitan diferentes personajes (¿o fantasmas?) y le cuentan su vida o la vida de otros. En tal sentido, este libro póstumo podría considerarse como un epítome de toda la obra de Andric, tanto por contar historias de diferentes periodos históricos y de personajes de diversa condición social, como por la tesis, expresada mediante el recurso a la metáfora de la casa aislada, de que la tarea del escritor es solitaria y consiste en escuchar a nuestros fantasmas, como ya lo había insinuado en varios aforismos de su libro Znakovi pored puta [«Señales en el camino»]. Nada respecto a esta casa es casual: ni su arquitectura, ni su ubicación, ni su aislamiento. La arquitectura de la casa es una mezcla de dos culturas: en su interior, la estructura arquitectónica es otomana; en su exterior, shvabska (término peyorativo para «alemán» o «austriaco»). Así, la casa refleja la historia de Bosnia que, desde 1463, fue dominada por los turcos, y desde 1878 por el Imperio austro-húngaro, al que fue cedida en el Congreso de Berlín «para su ocupación y administración». Entre el siglo XV y el XVII, Bosnia sufrió un intenso proceso de islamización, a través del cual la mayoría de los terratenientes eslavos se convirtieron para conservar sus propiedades y disfrutar de los privilegios fiscales de los musulmanes. Pese a que el gobierno austriaco abordó la modernización política, económica y cultural, en 1910, cuando Andric publicó su primer poema, después de más de treinta años de gobierno habsbúrgico, un 91,1% de los agas y beyes (terratenientes) bosnios seguía siendo musulmanes que respetaban la sharia islámica, mientras los raya (campesinos) eran cristianos ortodoxos o católicos en un 95,4%, lo que delataba la vigencia del sistema feudal, con la división religiosa y los privilegios que implicaba. La servidumbre no desaparecería de Bosnia hasta 1919. La casa aislada está situada en Alifakovac y es muy agradable vivir en ella. El narrador no nos dice más sobre la casa. Pero sabemos que Alifakovac es un barrio del casco antiguo de Sarajevo, en la orilla del río Miljacka, un barrio conocido sobre todo por su cementerio, que data del siglo XV y en el que están enterrados muchos bosnios, pero también extranjeros a quienes la muerte sorprendió en Sarajevo. Alifakovac es un barrio cosmopolita, no por los que viven en él, sino por los que están enterrados en su cementerio. De ahí la variedad de los protagonistas de los cuentos: un turco, dos franceses, un austriaco, varios conversos al Islam, judíos, cristianos. La soledad del habitante de la casa se ve alterada por las visitas de diferentes personajes: Banvalpasha es un aristócrata francés convertido al Islam; Ali-pashá, un renegado serbio (Rizvanbegovic Stocevic), conocido históricamente por su empeño en modernizar Bosnia recurriendo a medidas despóticas. El narrador implícito introduce este personaje con ironía: «mientras era un famoso visir no me visitaba, pero ahora cuando es un esclavo y un condenado, se para ante mi ventana y me habla». El barón Dorn es un austriaco que miente compulsivamente. Otros son personajes anónimos que sufren por desgracias amorosas, como el Geómetra o el hombre del Circo, o consumidos por el alcohol, como Jacob, un amigo de juventud del narrador. Todos los cuentos del libro aluden de un modo u otro al destino balcánico. Acaso los más impresionantes sean los titulados Esclava, Amores y Zuja, de la primera edición, a mi juicio los más trágicos. Tratan de mujeres anónimas que representan los arquetipos femeninos de la Bosnia otomana: Amores narra la historia de una prostituta francesa maltratada por el hombre a quien ama; Zuja es una niña bosnia que sufre abusos sexuales y Jagoda de Esclava (su nombre significa «fresa»), aun siendo vendida en un mercado de esclavos de Herzeg Novi, es la única que elige su destino. Todos los de su pueblo fueron asesinados y todas las casas saqueadas. A ella no le mataron porque es una muchacha de 19 años con una belleza poco común. En el mercado comparece en una jaula a la vista de todos. Mientras su dueño regatea con un posible comprador que se niega pagar por ella 21 ducados, Jagoda se suicida usando su propia fuerza, apretando su cabeza entre dos rejas, sin que nadie se aperciba de ello. De la edición ampliada cabe destacar, en el centenario de la Gran Guerra, el cuento Éxtasis y caída de Toma Galus. El relato describe el ambiente de Trieste un día antes del estallido de la contienda. Toma Galus, un joven bosnio, llega en un barco llamado Helgoland desde el Mar Rojo. Se siente eufórico tras haber viajado lejos, a...