Robinson | Una teoría sobre el capitalismo global | E-Book | sack.de
E-Book

E-Book, Spanisch, 246 Seiten

Reihe: Sociología y política

Robinson Una teoría sobre el capitalismo global

Producción, clase y Estado en un mundo transnacional
1. Auflage 2014
ISBN: 978-607-03-0559-7
Verlag: Siglo XXI Editores México
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark

Producción, clase y Estado en un mundo transnacional

E-Book, Spanisch, 246 Seiten

Reihe: Sociología y política

ISBN: 978-607-03-0559-7
Verlag: Siglo XXI Editores México
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark



Presenta una teoría de la globalización fundamentada en el surgimiento de una clase capitalista transnacional y un estado transnacional. Robinson demuestra cómo la movilidad de capital le ha permitido a éste reorganizar los procesos productivos a lo ancho del mundo de acuerdo con una amplia gama de consideraciones que permiten la maximización de las oportunidades para la ganancia. Como resultado, los sistemas productivos anteriormente nacionales han sido fragmentados e integrados externamente en nuevos circuitos globalizados de acumulación. Al mismo tiempo esta descentralización y fragmentación de la producción da lugar a la concentración y la centralización del mando y control de la economía global en manos de capital transnacional. Esta nueva organización de la economía mundial encuentra su contraparte en el surgimiento de redes de un estado transnacional que permite a la élite transnacional coordinar y extender su radio de acción e imponer nuevas relaciones de dominación sobre las clases populares. La hegemonía en el siglo XXI no será ejercida por un Estado-nación determinado sino por esta nueva clase dominante global por medio de la maquinaria del estado transnacional. Pero el nuevo sistema de capitalismo global está impregnado de contradicciones explosivas entre ellas, la creciente brecha entre los ricos y los pobres y el deterioro ecológico. El futuro será testigo de continuos conflictos y disputas por el control entre el nuevo grupo dominante transnacional y las filas cada vez más numerosas de los desposeídos y marginados.

Doctor en filosofía, es catedrático de sociología, estudios globales e internacionales, y estudios latinoamericanos, en la Universidad de California, recinto Santa Bárbara. Es autor de 8 libros, entre los más recientes Latin America and Global Capitalism (America Latina y el Capitalismo Global, 2008) y The Crisis of Global Capitalism and the Transnational State (La Crisis del Capitalismo Global y el Estado Transnacional, 2014). Su página web es < www.soc.ucsb. edu/faculty/robinson>.

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PREFACIO PARA LA EDICIÓN EN ESPAÑOL
Han transcurrido diez años desde que publiqué la primera edición de Una teoría sobre el capitalismo global. En la versión original en inglés, concluí que el capitalismo mundial se veía azotado por contradicciones que venían siendo agravadas por la globalización y que estas contradicciones empujaban el sistema hacia una crisis orgánica. Esa crisis explotó con gran furia en 2008. La crisis actual del capitalismo global no tiene precedentes por su magnitud, su alcance global, la extensión de la degradación ecológica y el deterioro social, y la magnitud de los medios de violencia. Enfrentamos verdaderamente una crisis de la humanidad. Nunca han sido mayores los riesgos; nuestra propia supervivencia está en peligro. Hemos entrado en un periodo de grandes convulsiones e incertidumbres, de cambios trascendentales, llenos de riesgos —aunque también de oportunidades. No podemos enfrentar, ni menos cambiar, lo que no entendemos. Tal como entendemos esta crisis, más que un ejercicio académico, se transforma en urgente cuestión política, pues el desenlace dependerá de las respuestas que le den las distintas fuerzas sociales en lucha y esas respuestas, a su vez, dependerán de cómo ellas comprendan la naturaleza de la crisis y las perspectivas de su resolución. La perspectiva de la teoría del capitalismo global que anticipo en este libro nos ofrece un marco explicativo poderoso para comprender esta crisis global. Siguiendo a, debemos entender la crisis en relación con las dinámicas internas del capitalismo. Y siguiendo la teoría del capitalismo global, queremos comprender las formas en que el capitalismo ha evolucionado cualitativamente en las décadas recientes. Esta crisis global no será una repetición de la de los años treinta ni de los años setenta, ya que el capitalismo mundial es fundamentalmente distinto en estas primeras décadas del siglo XXI. Como muestro en estas páginas, la globalización constituye una nueva época en la evolución continua del capitalismo mundial, caracterizada por el surgimiento del capital verdaderamente transnacional y un sistema globalmente integrado de producción y de finanzas, así como por la emergencia de una clase capitalista transnacional que intenta ejercer su conducción (su dominación) mediante densas redes de instituciones en expansión, que pueden concebirse como el aparato emergente de un estado transnacional. Enfrentamos un sistema que está ahora mucho más integrado, y a grupos dominantes que han acumulado una cantidad extraordinaria de poder y control transnacional sobre recursos e instituciones globales. El capital transnacional emergente vivió una gran expansión en los años ochenta y noventa, una verdadera híper acumulación mediante el uso de nuevas tecnologías, como los ordenadores y la informática, la aplicación de políticas neoliberales y nuevas modalidades de movilización y explotación de la fuerza laboral global —incluyendo un retorno masivo a la acumulación primitiva, el desplazamiento y desarraigo de cientos de millones de personas, especialmente del Tercer Mundo, que se han convertido en emigrantes internos y transnacionales. A finales de los años noventa, el sistema entró en una crisis crónica. La fuerte polarización social y el aumento de la desigualdad ayudaron a generar una grave crisis de acumulación excesiva de capital. La extrema concentración de la riqueza del planeta en manos de unos pocos y el acelerado empobrecimiento y desposeimiento de las mayorías, incluso, obligó a los participantes en la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, en enero de 2011, a reconocer que la brecha entre ricos y pobres en todo el mundo es “el desafío más serio en el mundo” y “plantea el espectro de una inestabilidad mundial y de guerras civiles”. Las desigualdades globales y el empobrecimiento de amplias mayorías indican que los capitales transnacionales no pueden encontrar salidas productivas para descargar las enormes cantidades de excedentes que han acumulado. En el siglo XXI, la clase capitalista transnacional ha recurrido a varios mecanismos para sustentar la acumulación global, o la obtención de beneficios, ante esta crisis. Uno de esos mecanismos es la acumulación militarizada: lanzar guerras e intervenciones que producen ciclos de destrucción y reconstrucción y generan inmensos beneficios para un complejo militarcarcelario-industrial-de seguridad-financiero, en continua expansión. Actualmente vivimos en una economía global de guerra que va mucho más allá de las “guerras verdaderas” en Iraq o Afganistán. Por ejemplo, la guerra contra los inmigrantes en Estados Unidos y otros sitios, y de modo más general, la represión de movimientos sociales y de poblaciones vulnerables, es una estrategia de acumulación, independiente de todo objetivo político. Esta guerra contra los inmigrantes es extremadamente lucrativa para las corporaciones transnacionales. En Estados Unidos, el complejo privado inmigrante-carcelario-industrial es una industria en pleno auge. Los inmigrantes indocumentados constituyen el sector de más rápido crecimiento en la población carcelaria de Estados Unidos, donde son detenidos en centros privados de detención y deportados por compañías privadas subcontratadas por el Estado. El estado norteamericano militarizó la acumulación global. La mal llamada “guerra contra el terrorismo” ha costado ya unos 5 billones de dólares en gastos militares, que fluyen por las “venas abiertas” de la economía global —es decir, por las estructuras integradas de la red de la economía global que yo describo con bastante detalle en este libro. De esta forma, el estado norteamericano ha movilizado vastos recursos y ha impuesto numerosas presiones para sostener la acumulación global mediante la militarización de esa acumulación y la creación de una economía global de guerra. Un segundo mecanismo es el asalto y saqueo de los presupuestos públicos. El capital transnacional utiliza su poder financiero para tomar el control de las finanzas del Estado y para imponer más austeridad a la mayoría trabajadora, lo que provoca todavía más desigualdad social y más penurias. La clase capitalista transnacional ha utilizado su poder estructural para acelerar el desmantelamiento de los beneficios laborales referidos a las condiciones salariales y a las prestaciones sociales. Y el tercer mecanismo es la frenética especulación financiera a escala mundial –convertir la economía mundial en un gigantesco casino. Mientras la especulación en el casino global financiero alcanzaba niveles febriles nunca vistos a raíz de la recuperación de la recesión del 2001, iba creciendo cada vez más la brecha entre el capital ficticio en este casino y la llamada “economía real”. Se mantuvo a flote a esta economía real momentáneamente por medio de un disparo de la deuda de los consumidores (en su mayor parte, tarjetas de crédito e hipotecas) y por el gasto deficitario federal en Estados Unidos, el cual convirtió a ese país en el “mercado de última instancia” a nivel mundial. Pero las masivas concentraciones de capital financiero transnacional comenzaron a desestabilizar al sistema. La clase capitalista transnacional invirtió miles de millones de dólares en la especulación en el mercado de la vivienda, en los mercados de alimentos, energías y otros recursos básicos del mundo, en mercados globales bursátil y de bonos (es decir, presupuestos públicos y finanzas estatales) y en cualquier “derivado” imaginable, desde fondos de alto riesgo a swaps, mercados de futuros, obligaciones de deuda colaterales, pirámides de activos y esquemas Ponzi. El colapso del mercado hipotecario norteamericano “sub-prima” en julio de 2007 (mercado en el cual los capitalistas y los inversionistas institucionales habían invertido decenas de billones de dólares), fue el detonante y abrió paso en el 2008 al colapso del sistema financiero global con sede en Wall Street. No se trata de una crisis cíclica sino estructural —una crisis de reestructuración—, como la que tuvimos en los años setenta, y antes de ésta en los años treinta, que tiene el potencial de convertirse en una crisis sistémica, dependiendo de cómo respondan los agentes sociales y de una multitud de contingencias desconocidas. Una crisis de reestructuración refleja las profundas contradicciones dentro del sistema y revela que la única manera de salir de ella es reestructurar el sistema. La crisis estructural de los anos setenta fue resuelta (de manera temporal) mediante la globalización capitalista. Y anterior a ella, la crisis estructural de los años treinta fue resuelta por la creación de un nuevo modelo de capitalismo Fordista-Keynesiano, tal como describo en este libro. Una crisis sistémica es aquélla en la que sólo un cambio en el propio sistema la resuelve, y si no es así, el sistema enfrenta la perspectiva de un pleno colapso. Los tiempos de crisis son tiempos de rápido cambio social, cuando la acción colectiva y la contingencia entran más en juego en un sistema, que en tiempos de equilibrio. No puede determinarse de antemano si una crisis estructural abre paso a una crisis sistémica —es decir, en el caso actual, si abre paso, o a la superación del capitalismo, o al colapso de la civilización global—; eso depende plenamente de las respuestas de las fuerzas sociales y políticas a la crisis. Ante este gris panorama, las élites globales que se reúnen anualmente en el Foro Económico Mundial en Davos,...



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