Kadono | NIcky, la aprendiz de bruja | E-Book | sack.de
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E-Book, Spanisch, 208 Seiten

Kadono NIcky, la aprendiz de bruja

E-Book, Spanisch, 208 Seiten

ISBN: 978-84-17834-65-4
Verlag: NOCTURNA
Format: EPUB
Kopierschutz: Adobe DRM (»Systemvoraussetzungen)



La novela en la que se basa una de las peli?culas ma?s aclamadas de Hayao Miyazaki (Studio Ghibli). Como dicta la tradición, todas las brujas adolescentes deben pasar un año fuera de casa para aprender a valerse por sí mismas. Nicky, de madre bruja y padre humano, tiene una única habilidad destacable: la de volar. Cuando llega el momento de marcharse por su cuenta, ella y su sarcástico gato parlante parten en su escoba para buscar alguna ciudad sin bruja propia donde puedan ofrecer sus servicios mágicos. 'Nicky, la aprendiz de bruja' es la preciosa novela de Eiko Kadono (premio Hans Christian Andersen) que Studio Ghibli popularizó en todo el mundo con su adaptación cinematográfica, dirigida por Hayao Miyazaki y una de las más emblemáticas de la productora. El libro, inédito hasta ahora en español, se ha convertido en un clásico contemporáneo de la literatura infantil y fantástica japonesa. Esta edición, traducida directamente del japonés, incluye las ilustraciones originales de Akiko Hayashi.

Eiko Kadono (Tokio, 1935) paso? su infancia en el norte de Japo?n, adonde la evacuaron durante la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente se licencio? en Literatura Inglesa por la Universidad de Waseda, Tokio, y se traslado? a Brasil, donde vivio? dos an?os. En 1981 publico? su primera novela infantil, aunque fue en 1985 cuando se consagro? definitivamente con la publicacio?n de Nicky, la aprendiz de bruja (Nocturna, 2019), sobre una joven con habilidades ma?gicas que emprende un servicio de entregas a domicilio en una ciudad costera. La novela recibio? varios galardones, entre ellos el Premio Noma de Literatura Infantil y el Premio Sho?gakukan de Libros Infantiles, y fue incluida en la Lista de Honor IBBY. En 1989, Hayao Miyazaki dirigio? su adaptacio?n cinematogra?fica, producida por Studio Ghibli, y en 2014 volvio? a rodarse otra peli?cula basada en la novela, esta vez con actores. En 2018, Eiko Kadono gano? el premio Hans Christian Andersen en reconocimiento a toda su trayectoria literaria.
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Capítulo 2 Nicky se independiza Después de la merienda, cuando Kokiri y Okino salieron a hacer un recado, Nicky estaba sentada absorta con su gato Jiji en el soleado jardín. —Será mejor irme cuanto antes —dijo Nicky como para sí misma. —Pues claro. Tanta prisa por que nos fuéramos, ¿y ahora qué te pasa? No me digas que no quieres ser bruja. —Jiji levantó la cabeza y clavó una mirada penetrante en Nicky. —Ni de broma. Se trata de una decisión que he tomado yo solita —afirmó Nicky con tono rotundo mientras recordaba la emoción que había sentido cuando voló montada en la escoba por primera vez. Hasta que cumplió los diez años, Nicky creció como una niña normal. Pese a que sabía que su madre era bruja y que ella misma tendría que decidir si también se haría bruja o no al cumplir los diez años, nunca se lo había planteado en serio. Poco después de cumplir los diez años, cuando una amiga dijo: «Seré peluquera para suceder a mi madre», Nicky comenzó de repente a pensar en la sucesión. De alguna manera suponía que Kokiri deseaba que su hija la sucediera. Pero a ella no le convencía la idea fácil de hacerse bruja por el simple motivo de que su madre lo era. «Seré lo que realmente me guste. Lo decidiré yo misma», pensaba. Un día de esos, Kokiri preparó una pequeña escoba para Nicky y le preguntó: —¿Te apetece probar a volar? —¿Yo? ¿Podré? —Eres hija de una bruja, deberías poder hacerlo. La forma algo insistente de hablar de su madre le molestó un poco, pero como era una niña curiosa, enseguida se puso a aprender el modo básico de despegue y aterrizaje. Y tras seguir a Kokiri, con algo de miedo montó en la escoba y pateó el suelo. De pronto, sintió todo el cuerpo ligero ¡y Nicky flotó en el aire! —¡Estoy volando! —gritó exultante. Se elevó a tan sólo tres metros sobre el tejado de su casa, pero experimentó una sensación verdaderamente placentera. Le pareció incluso que el cielo tenía un tono algo más azul. Como si elevara su cuerpo y su alma, una voluntad indescriptible brotó en ella: «¡Quiero volar más y más alto! Pero, en ese caso, ¿qué veré y con qué me encontraré?». Le fascinaba ser capaz de volar. Y, por supuesto, se decidió a convertirse en bruja. —Después de todo, lo lleva en la sangre —comentó Kokiri encantada. Sin embargo, Nicky trató de convencerse a sí misma de que no era sólo por eso, sino porque ella misma había elegido ser bruja. Tan pronto como Nicky se puso en pie de un salto, dijo: —Jiji, ¿quieres que echemos un vistazo por allí ahora que no está mi madre? —Y señaló con la barbilla hacia el cobertizo que se erigía en un rincón del jardín. —¿Por qué se lo ocultas a Kokiri? —preguntó Jiji con aire perezoso. —Porque ella monta un escándalo cada vez que se refiere a mi partida. Y se entromete por cualquier cosa al respecto, y complica el tema. —Bueno, en parte te entiendo…, pero hay que dejarla secar por completo al sol; lo sabes, ¿verdad? —Sí, por eso quiero echarle un vistazo rápido y nada más. —No te creo. Si duermes abrazada a ella como la otra vez, se llenará de moho. —Ya lo sé. Pero si no colaboras conmigo, me veré en problemas, porque dentro de nada nos las tendremos que apañar nosotros solos. —Mientras decía eso, Nicky se abrió camino hábilmente a través de las hierbas medicinales, tan altas que le llegaban a la cintura, e introdujo medio cuerpo entre la fachada del cobertizo y la tapia. Y al mismo tiempo levantó la voz con júbilo—: ¡Mira, Jiji! —Bajo los aleros del cobertizo colgaba una escoba larga y delgada. Brillaba blanquecina a la luz del sol que había comenzado a declinar hacia el oeste—. Ha quedado tan bonita… ¡Ya está lista! —exclamó con la voz algo ronca por la emoción. —Parece que has tenido éxito esta vez. —Jiji, a los pies de Nicky, miró la escoba asombrado—. Nicky, ¿por qué no vamos a volar un poco para probarla? Hace buen tiempo hoy. —Nooo. —Nicky sacudió la cabeza—. No la usaré hasta el día de mi partida. Será pronto. Quiero irme con todo nuevo: la ropa, los zapatos y la escoba también, como si fuera un bebé recién nacido. Mi madre no para de decirme: «Hay que respetar la tradición, puesto que somos brujas de antiguo linaje». Pero yo soy yo, soy una bruja nueva. —En ese caso, ¿cómo quieres que me renueve yo? —Jiji se enfurruñó un poco y agitó el bigote. —No te preocupes. Te acicalaré hasta que tu pelaje reluzca y te dejaré tan impecable como si estuvieras recién hecho. —¡Puf! —bufó Jiji—. ¿Qué es eso de un gato recién hecho, como si fuera una comida? Pues que sepas que tú no eres la única que se independiza. —Tienes razón, Jiji. Perdóname. —Conteniendo la risa, Nicky miró al felino a los ojos y le preguntó—: ¿Qué sentiremos cuando nos vayamos? —Tú tal vez llores. —Oh, no. No lo haré. —Por cierto, ¿cuándo te parece que partamos? —Jiji miró de nuevo a Nicky. —Creo que ya podemos irnos en cualquier momento. ¿Nos atrevemos a hacerlo en la próxima luna llena? —¡¿Cómo?! ¿La próxima luna llena? —Sí, faltan cinco días. Una vez decidido, llevémoslo a la práctica de inmediato. Estupendo, ¿no? —Menudo escándalo montará de nuevo tu madre. —Esta noche se lo diré a mis padres como es debido. Jiji, ¿a qué tipo de ciudad crees que llegaremos? —Nicky miró al cielo con la sensación de ser un poco más mayor. —¿Qué será de nosotros? Tu impaciencia me preocupa. —¿Ah, sí? Pues yo no estoy preocupada en absoluto. Ya nos preocuparemos cuando nos pase algo. Ahora estoy tan ilusionada como cuando abro la caja de un regalo —dijo Nicky alegremente, y extendió la mano para, con un dedo, empujar un poco la escoba, que osciló de un lado a otro como asintiendo. Tras la cena de ese día, Nicky, acompañada de Jiji, se puso en pie delante de sus padres. —Ya os podéis quedar tranquilos: he fijado la fecha de mi partida —anunció. Kokiri se levantó de la silla al instante y preguntó: —¿De veras? ¿Y para cuándo? —La noche de la próxima luna llena. Aturdida, Kokiri dirigió la mirada al calendario y exclamó: —¡¿Cómooo?! ¡Si sólo faltan cinco días! ¡Venga ya! Espera hasta la siguiente luna llena. Nicky frunció los labios, se encogió de hombros y dijo: —¿Ves? Ya empiezas con tus peros, mamá. Te enfadabas conmigo cuando estaba indecisa y protestas cuando lo tengo decidido. —Así es. Kokiri, no llevas la razón —intervino Okino. —Pero hay un montón de cosas que preparar. Es mucho trabajo para una madre —trató de excusarse Kokiri, ruborizada. Nicky acercó el rostro al suyo, sacudió las caderas y dijo como cantando: —Confía en tu hija, soy hija tuya. Ya estoy lista. ¿Verdad, Jiji? —se dirigió al gato, que asintió moviendo el rabo de un lado a otro en lugar de responder. —Vaya. —Kokiri se quedó boquiabierta y luego bajó la vista—. Pero ¿qué es lo que has preparado? —Una escoba; la he hecho con Jiji para la ocasión. Espera un momento, ahora la traigo. —Nicky salió disparada por la puerta. Acto seguido, volvió y mostró la escoba a sus padres—: ¡¿A que es bonita?! —¡Hala! ¡Buen trabajo! —exclamó con admiración Okino, entrecerrando los ojos. —Lavé las ramitas de sauce en la corriente del río y las sequé al sol. Me ha quedado perfecta, ¿verdad, mamá? —Nicky blandió la escoba. Kokiri negó con la cabeza despacio y dijo: —Es muy bonita, pero no pensarás irte en ella… —Pero ¿por qué no? No pretenderás que vaya con la pequeña que he usado siempre. Como no sé hacer otra cosa que volar, quiero irme con esta nueva que me encanta. Kokiri negó con la cabeza de nuevo e intentó disuadir a su hija: —Por eso precisamente debes llevarte una apropiada. Vas a volar en una escoba a la que no estás acostumbrada, ¿y qué pasa si te falla? Lo más importante es el comienzo de tu nueva vida, ya que vivir sola no es nada fácil. Además, no puedes llevar mucho dinero; apenas lo suficiente para un año y a costa de recortar los gastos. Cuando ese dinero se agote, una bruja debe vivir ingeniándoselas con sus poderes mágicos. Así que tienes que buscar un medio de vida ya el primer año, igual que tuve que hacer yo, y esto lo conseguí preparando un remedio que le sirviera a la gente del pueblo. Viaja con mi escoba, que está muy usada y sabe perfectamente cómo volar. Haz lo que te digo. —¡No la quierooo! Se ha vuelto tan negra como el carbón y parece que sea para limpiar la chimenea. Y el palo gordo es muy basto, ¿verdad, Jiji? —Nicky se dirigió a su mascota para que la apoyara y este respondió con un ronroneo exagerado—. Mira, Jiji también ha dicho que un gato negro montado en esa escoba parece una nube de hollín, pero que en la nueva de sauce puede pasar por un novio que se dirige a la boda en una carroza de cristal. —Menudos cómplices… —Kokiri prorrumpió en...


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