Forcada Miranda | Pink Floyd | E-Book | sack.de
E-Book

E-Book, Spanisch, 298 Seiten

Reihe: eMilenio

Forcada Miranda Pink Floyd

Más allá del muro
1. Auflage 2023
ISBN: 978-84-19884-41-1
Verlag: Milenio Publicaciones
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark

Más allá del muro

E-Book, Spanisch, 298 Seiten

Reihe: eMilenio

ISBN: 978-84-19884-41-1
Verlag: Milenio Publicaciones
Format: EPUB
Kopierschutz: 6 - ePub Watermark



Pink Floyd. Más allá del muro, aproxima al lector a la trayectoria vital y a la obra de esta banda británica irrepetible, tanto en relación al significado de sus composiciones como al modo en que éstas eran creadas e interpretadas en el escenario. Incorpora, también, los conciertos como herramienta de trabajo para ayudar a comprender su historia y una carrera artística que en los inicios del siglo XXI sigue captando la atención preferente tanto del público como de los medios de comunicación.

Fernando Forcada Miranda (Zaragoza, 1959) es Doctor en Veterinaria y Profesor de Zootecnia en la Universidad de Zaragoza. Posee una amplia colección de grabaciones en directo de conciertos de Pink Floyd, la cual, junto con su biblioteca de libros y revistas relativos a esta banda y al rock progresivo anglosajón y europeo, muchas conversaciones con otros fans de diferentes países y encuentros con prestigiosos críticos musicales españoles, le han permitido sacar adelante el presente libro sobre la banda que compuso álbumes legendarios como Dark Side of The Moon, Wish You Were Here o The Wall.
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2. La música de Pink Floyd

No es fácil definir la música de Pink Floyd. Quizás sea la opinión de aquéllos que escuchan por primera vez su música la que puede ayudarnos a aproximarnos al universo de una de las mejores bandas de rock que ha dado el Reino Unido. Seguro que les llamará la atención el uso frecuente que hace de sonidos previamente grabados, lo que lleva a declarar a algunos de sus detractores que Pink Floyd no hace música sino ruidos. Sin embargo y lejos de constituir un defecto, es precisamente ésta una de las virtudes de la música de Pink Floyd. La gran mayoría de críticos musicales coinciden en destacar la capacidad que siempre ha tenido la banda para producir música de calidad partiendo de sonidos muy diversos. De hecho, Pink Floyd grabó cientos de ellos, incluso obtenidos a partir de sus propios instrumentos, y todos ellos han servido para enriquecer su música. En general, la banda británica ha trabajado con dos tipos de sonidos. Los primeros eran recogidos de la vida diaria, tales como voces, campanas, sonidos de instrumentos mecánicos, ruidos de pasos, latidos de corazón, cajas registradoras, relojes, etc., siendo incorporados directamente a las melodías o ritmos. Los segundos se generaban tras la alteración del sonido de un instrumento o de una voz mediante sintetizadores, dando lugar a registros muy diferentes del original.

En particular, los sonidos ambientales han permitido a Pink Floyd desarrollar otra de las identidades de su música, la conceptualización, que incluso las grandes bandas del rock llamado progresivo como Genesis, Jethro Tull o incluso Yes, han desarrollado sólo esporádicamente y únicamente en sus momentos de mayor fecundidad creativa. Tanto las óperas rock de The Who como por ejemplo The Lamb Lies Down On Brodway de Genesis, son semejantes, estructuralmente, a lo que representa The Wall. No obstante, no existe equivalente en la música rock al nivel conceptual alcanzado por álbumes como Dark Side of the Moon, Wish You Were Here o Animals, en los que se desarrolla una idea común (que no necesariamente ha de ser una historia determinada) a través de una serie de cortes que no se individualizan unos de otros, sino que en conjunto transmiten al oyente la sensación de recorrer un camino desde el principio del disco hasta su final. Los sonidos de ambiente ayudan a anticipar el concepto del disco. El resultado es una exigencia musical y una implicación del espectador que la mayoría de los músicos y bandas de rock & roll no pueden alcanzar. Otros temas de Pink Floyd como “Echoes”, “Atom Heart Mother” o incluso “A Saucerful of Secrets” son piezas conceptuales de duración inferior a la estándar de un álbum completo, pero representan asimismo la idea de conceptualización que la música de la banda encierra.

Otro aspecto destacado de la música de Pink Floyd son los interludios que tienen lugar dentro de los temas largos. Se trata de momentos en los que se pierde la melodía original y en los que la audiencia es transportada a lugares donde las reglas habituales de la composición están ausentes. Estos momentos son profundamente odiados por los detractores de la banda. Tras ellos y de una forma tan imaginativa como lógica, se retorna a un punto familiar de la melodía original. Estos interludios derivan del carácter experimental que siempre tuvo Pink Floyd. Ya en sus inicios hacía continuamente propuestas nuevas, particularmente en los propios conciertos donde además analizaba las reacciones de la audiencia. También se ha hablado mucho de la calidad de los miembros de la banda como músicos. Evidentemente, no se puede decir que hayan sido unos virtuosos de sus respectivos instrumentos. De todos ellos, únicamente Wright tenía una cierta formación musical. El resto fueron autodidactas, como buena parte de los músicos en el ámbito del rock & roll. No resulta fácil analizar detenidamente las cualidades musicales de los miembros de una banda relativamente atípica como Pink Floyd. Por ejemplo, en los primeros años de su historia, especialmente tras la marcha de Barrett, algunos críticos destacaron a Nick Mason como uno de los mejores percusionistas del momento. Sin embargo, muchos han sido los que han cuestionado posteriormente su calidad. Él mismo ha declarado que nunca dedicó demasiado tiempo a mejorar su técnica. Por su parte, la participación de Waters en la banda no se ha centrado exclusivamente en tocar el bajo. De hecho, comenzó tocando la guitarra, y en algunos temas en directo incluso retomaba dicho instrumento. Pero Waters destaca sobre todo por ser el alma de los aspectos conceptuales de la banda, el responsable de la mayoría de las letras tras la marcha de Barrett. El complemento perfecto para David Gilmour.

Mención aparte merece David Gilmour, cuya impronta está siempre presente en los temas preferidos por los fans de la banda. Sin embargo, algunos críticos han manifestado que Gilmour no era “técnicamente” un buen guitarrista. Es evidente que si la capacidad técnica se define como el número de notas que se pueden ejecutar por unidad de tiempo, guitarristas como Jeff Beck o Ritchie Blackmore son muy buenos, si bien es posible que su nivel de improvisación pueda confundir a la audiencia, que perdería el hilo de la melodía central del tema que se interpreta, lo que por otra parte no tiene por qué ser en absoluto censurable. Otros guitarristas tienen cualidades particulares. Por ejemplo, Jimmy Page también tiene una excelente técnica, pero además su aportación en la creación de melodías dentro de las canciones parece ser mayor. Sin embargo, Eric Clapton es definido por muchos como uno de los mejores guitarristas desde el punto de vista lírico, pues la mayor parte del tiempo se esfuerza en seguir la melodía, con lo que su forma de tocar permite llevar al espectador por los caminos desarrollados a lo largo del tema que interpreta. Finalmente, David Gilmour tiene un buen nivel técnico, pero es sin duda en los aspectos líricos donde desarrolla todo su potencial, pues su forma de tocar está mucho más centrada en desarrollar y sentir la música que en demostrar sus capacidades. Se le critica el hecho de que su música es demasiado lenta y que casi invita a dormir, pero la simplicidad y sutileza de la misma resultan asombrosas. Cada sonido que Gilmour extrae de su guitarra significa algo. Otra característica poco valorada de David Gilmour es que es un maestro en un instrumento que poca gente conoce a fondo, la slide guitar. Es una guitarra que tiene sus raíces en el blues y que tiene un sonido más próximo a la voz que el que generalmente podemos escuchar procedente de los instrumentos eléctricos. El músico utiliza un tubo o barra de metal o vidrio que desliza a lo largo de las cuerdas creando una gran variedad de sonidos y variaciones imposibles de obtener con las guitarras normales. Se puede ver a Gilmour tocándola, por ejemplo, en Pink Floyd Live At Pompeii en el tema “A Saucerful of Secrets” o en la famosa “The Great Gig In The Sky” en los documentos visuales publicados de las giras de 1988-89 y de 1994.

Algunos artistas son bien conocidos por sus letras poéticas, profundas o incluso comprometidas, mientras que en otros se ha valorado siempre la calidad de su música. Evidentemente, cada uno de los aspectos anteriores puede ser llevado a los extremos, y todo el mundo podría citar ejemplos al respecto. En cuanto a las letras, se podría decir de Pink Floyd que en un momento en que la mayoría de las bandas no tenían nada importante que decir (salvo conocidas excepciones), sobre todo hasta finales de los 70, la banda siempre intentaba tocar temas de interés apenas abordados por la música rock y que serán desarrollados más detalladamente en el presente libro. Respecto a la música, es claro que Pink Floyd siempre ha necesitado una audiencia “activa” (eso sí, siempre sentada), lo que suponía un gran escalón respecto a la forma de escuchar la música de los 60 y principios de los 70, que en su mayoría iba destinada a ser acompañada mediante golpes con el pie en el suelo para seguir el ritmo.

La experimentación es otro de los aspectos más característicos de la música de Pink Floyd, que siempre buscaba sonidos nuevos en los diferentes instrumentos y su conjunción a través de largas sesiones de improvisación que a veces se trasladaban a sus apariciones en vivo, sobre todo en los primeros años. Es éste otro de los argumentos en los que se apoyan los detractores de la banda, indicando que la excesiva improvisación hacía que el espectador no pudiera contactar con el grupo. Puede ser. No obstante, la pregunta debería quizás plantearse al revés. ¿Hubiéramos preferido una ausencia de experimentación en la música de Pink Floyd?. Definitivamente no. Los propios miembros de la banda han declarado repetidamente que preferían una audiencia activa, atenta al desarrollo de la propuesta que se le ofrecía desde el escenario.

Finalmente, no hay que pasar por alto el carácter cíclico de una buena parte de los álbumes de Pink Floyd, que empiezan y terminan con un determinado sonido. Quizás el ejemplo más característico sea el latido del corazón en Dark Side Of The Moon, pero no es muy conocido el hecho de que álbumes como The Wall o The Final Cut desarrollan también el mismo esquema. La tendencia a repetir varias veces un pasaje determinado es otra característica de la banda que sus detractores encuentran tediosa y cuyo objetivo en Pink Floyd es fijar una idea fundamental para entender el mensaje global....



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